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La UCA estima que la pobreza ya está en el 35% y la indigencia en el 7%

sábado 13 de julio de 2019 | 5:00hs.
La UCA estima que la pobreza ya está en el 35% y la indigencia en el 7%
Agústín Salvia, de la UCA.
Agústín Salvia, de la UCA.
Desde el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) estiman que la pobreza en el país ya ha llegado al 35 por ciento y la indigencia está por encima del 7 por ciento. 
Sobre la base de una población urbana de 40,5 millones, habría 14.175.000 de pobres, de los cuales casi 3 millones serían indigentes.
“En base a los datos de ingresos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, estimamos que en el primer trimestre de este año la pobreza alcanzó no menos del 35 por ciento y la indigencia poco más del 7 por ciento”, explicó al diario Clarín Agustín Salvia, director de la entidad que realiza la medición de gran peso por estos años. 
Esos porcentajes marcan un incremento de al menos 3 puntos –1.200.000 personas– con relación a la medición de pobreza que, según el Indec, fue del 32% en el segundo semestre de 2018.
Respecto del 27,3% del primer semestre de 2018, el aumento de la pobreza sería no menor a 7,7 puntos, equivalente a 3 millones de nuevos pobres.
El dato oficial de pobreza se conocerá en septiembre y abarcará al período enero-junio o primer semestre de este año.
Salvia dice que el primer trimestre de este año habría sido el momento más difícil y complicado porque los ingresos no tuvieron un ajuste nominal en relación a valores de 2018, la suba de los precios de las canastas básicas fueron superiores a la propia inflación, continuó la fuerte recesión y aumentaron tanto las changas como las ocupaciones informales, el subempleo y empleo no registrado.
Estos datos son los más elevados de la década. Los picos anteriores fueron en 2001/2002 y 2008/2009 en el contexto del impacto de la crisis internacional. Cuando se analiza por regiones, Salvia explica que el conurbano bonaerense –una zona de alta concentración de población, que depende de la industria, servicios y comercio– es la de mayor impacto. 
Es también donde aumentó el trabajo infantil, a la vez que creció la asistencia pública en los comedores públicos, en un contexto en el que la obra pública ayudó a mitigar en forma muy parcial la carencia de empleo e ingresos.

Jóvenes muy afectados
Según el Indec, en el conurbano bonaerense la pobreza en el segundo semestre de 2008 fue del 35,9 por ciento, sumando 4.356.189 pobres. Y la tasa de desempleo en el primer trimestre fue del 12,3 por ciento, por encima del 10,1 por ciento del promedio nacional, con fuerte predominio juvenil: entre los varones jóvenes del 21,4 por ciento y mujeres jóvenes del 27,4 por ciento.
En base a los estudios del Observatorio de la UCA, Salvia agregó que la incidencia de la pobreza por ingresos resulta más elevada entre los hogares que presentan privación en alimentación y salud, vivienda y trabajo.
A partir de 2016 tendió a incrementarse la correlación entre pobreza por ingresos y la dimensión empleo y seguridad social. Esto implicaría que si bien las condiciones desfavorables llevaron al incremento de la pobreza tanto para los que presentan déficit en esas dimensiones como para los que no, el impacto fue mucho más fuerte para los primeros que para los últimos. 

Muchas necesidades
También el incremento de la pobreza afectó en mayor medida a los que presentan déficit en vivienda. La correlación también se incrementa entre pobreza y servicios, probablemente porque las mejoras hayan sido mayores para hogares que no se encontraron en situación de pobreza por ingresos. 
El incremento de la pobreza estructural desde 2016 fue notoria particularmente en el Conurbano Bonaerense. 
En 2018 la pobreza estructural afectaba al 23% de los hogares y a 1 de cada 4 personas de esta región.

Religiosos piden atender las necesidades y la exclusión

Con motivo del proceso electoral los principales referentes de las más importantes comunidades religiosas del país emitieron ayer una declaración conjunta en la que sostienen que “es necesario revitalizar la democracia, no reduciéndola a un acto eleccionario” porque de lo contrario “la democracia se atrofia, pierde representatividad, se va desencarnando al dejar afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad y en la construcción de su destino”.
 En la ocasión reivindican la política diciendo que “colabora para que el pueblo se torne protagonista de su historia y así se evita que las llamadas clases dirigentes crean que pueden dirimirlo todo”.
El documento lleva la rúbrica del obispo Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal católica; del pastor Rubén Proietti, presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera); del pastor Néstor Miguez, presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (Faie); del doctor Jorge Knoblovits, presidente de la Delegación de Asociaciones Israelistas Argentinas (Daia); y de Sumer Noufouri, presidente del Instituto Islam para la Paz. 
Además de los nombrados sumaron su firma el sacerdote Guillermo Marcó, el profesor Omar Abboud y el rabino Daniel Goldman, en calidad de presidentes del Instituto del Diálogo Interreligioso.
El mensaje conjunto de los representantes de estas distintas comunidades, con trayectorias y posicionamientos sociales y culturales diferentes, representa un hecho poco común y por sí mismo significativo en el escenario nacional.
En el pronunciamiento los religiosos afirman que “elegir autoridades nos pone frente a la inmejorable ocasión de entablar un diálogo acerca de nuestro presente y nuestro futuro, que represente la esperanza que tenemos para nuestro país”, subrayando que cada proyecto debe atender como “criterio y método (...) a los que más sufren la pobreza y la exclusión” porque “no hay verdadera libertad sin fraternidad y esta no se da sin la concreta realización de los derechos sociales”. 
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