La mujer que se animó a desafiar al racismo en Estados Unidos

domingo 30 de octubre de 2005 | 2:00hs.

Un simple acto de justicia protagonizado por una humilde costurera de raza negra del estado de Alabama, en Estados Unidos, desataría el movimiento moderno de la lucha por los derechos civiles y cambiaría las leyes raciales vigentes por casi 100 años en ese país del Norte.
El 1 de diciembre de 1955, Rosa Lee Parks, de 42 años, oriunda de Montgomery, viajaba en un colectivo citadino, cómodamente sentada en la fila de asientos reservada para los blancos, luego de una larga jornada de trabajo.
Durante el viaje, el vehículo fue llenándose lentamente y, poco tiempo después, el chofer del colectivo se acercó a Rosa exigiéndole a ella y a otros tres negros, que dejaran sus asientos para los blancos que acababan de subir.
No había sitio libre donde sentarse, de manera que Rosa debía ceder su lugar a un joven blanco, pero la mujer, valientemente, se negó a hacerlo, pese a que las leyes vigentes la obligaban.
Esa simple negación provocó el inicio de la lucha por las igualdades de la raza negra y la eliminación del segregacionismo en Estados Unidos.

La ley
En esa época, los reglamentos fijados luego de la Guerra Civil (1865-1870) impusieron la separación de razas en los colectivos, restaurantes e instalaciones públicas en el Sur, mientras que la discriminación racial mantenía a muchos afroamericanos sin acceso a barrios y empleos en el Norte de la nación.
La costurera, que vivía en la ciudad de Montgomery, Alabama, en el sur de Estados Unidos, era miembro activo de la representación local de la Asociación Nacional para el Desarrollo de la Gente de Color.
Dos mujeres afroamericanas fueron detenidas por la misma acción previamente ese año, pero Rosa Parks terminó en prisión y se le impuso una multa de catorce dólares.
En declaraciones emitidas en 1992, Rosa Parks indicó que muchas veces la historia sostiene que “los pies me dolían y no sabía por qué me negué a ponerme de pie cuando me lo dijeron. Pero la verdadera razón por la cual decidí no hacerlo fue porque sentí que tenía el derecho a ser tratada como cualquier otro pasajero”.
“Habíamos soportado ese tipo de tratamiento demasiado tiempo”, agregó.
Boicot sureño
El arresto provocó la ira del sector negro en esa ciudad, y rápidamente decidió actuar ante semejante injusticia, en una época en que la raza de color ya no toleraba los abusos por parte de los hombres y mujeres blancos estadounidenses.
Liderado por un joven reverendo y ministro bautista llamado Martin Luther King, un gran número de personas se congregó en la ciudad sureña y protagonizó un boicot de 381 días de duración contra el sistema de colectivos.
“Cuando fui arrestada no tenía idea de que se convertiría en esto”, dijo la señora Parks 30 años después.
“Simplemente era un día como cualquier otro. La única cosa que lo hizo importante es que las masas se unieron'', aseveró.
La lucha consistió en repartir clandestinamente panfletos, exhortando a la comunidad negra a que no utilizase el servicio público de colectivos.
La respuesta fue total. Debido a que la mayoría de los viajantes eran de raza negra, los colectivos iban vacíos y las personas optaban por dirigirse a pie a sus trabajos, recorriendo distancias de más de ocho kilómetros, o se organizaban en grandes grupos para viajar en taxi o en autos particulares.
La marcha, que nació siendo un acto espontáneo, fue convirtiéndose en una acción prolongada.
Cientos de trabajadores negros fueron despedidos y muchos arrestados.
El boicot contra los colectivos de Montgomery se prolongó por once meses ininterrumpidos, hasta que el 13 de noviembre de 1956 la Corte Suprema declaró inconstitucionales las leyes segregacionistas y dispuso de inmediato que la separación en las escuelas entre blancos y negros era “inherentemente inequitativa”.
Este heroico suceso que jaqueó los cimientos racistas en el sur de Estados Unidos ineludiblemente señaló el inicio del movimiento de los derechos civiles.
Fue creada la Asociación por el Desarrollo de Montgomery, que eligió como portavoz al propio Martin Luther King, que luchó por la igualdad social y económica de los negros y de todo sector minoritario.

Una vida difícil
Luego de su papel en la lucha por los derechos de los negros, la señora Parks tuvo problemas para encontrar empleo en Alabama.
En medio de amenazas y hostigamiento, ella y su esposo Raymond se mudaron a Detroit en 1957.
Trabajó como ayudante en la oficina de Conyers en Detroit desde 1965 hasta su jubilación el 30 de septiembre de 1988. Raymond Parks murió en 1977.
En 1994, un hombre de 28 años entró a su casa y la golpeó para robarle 53 dólares. Recibió tratamiento en un hospital local y fue dada de alta.
El autor del delito, Joseph Skipper, se declaró culpable y achacó su vandalismo al consumo de drogas.
Rosa Lee Parks falleció en su casa por causas naturales el 25 de octubre pasado, a la edad de 92 años.

Reconocimiento
En una ceremonia conmemorativa en el año 2000, 45 años después de aquellos episodios, el gobernador de Alabama, Don Siegelman, reconoció públicamente que la lucha que inició Parks “cambió el estado y la Nación para siempre”.
En el día de su fallecimiento, en Montgomery, el alcalde Bobby Bright expresó que lamentaba que las ceremonias organizadas por la ciudad para el 1 de diciembre, al cumplirse el cincuentenario del acto de rebeldía de Parks, tengan que realizarse sin ella.
“Lo único que lamento es que (Parks) no viviese para ver la celebración del cincuentenario y la manera en que reconocemos su grandeza”, dijo Bright. “Es un día muy triste para Montgomery y para el mundo”.

El problema racial
El problema racial y la aberración hacia la raza negra pueden entenderse tomando como ejes tres factores determinantes: el histórico, el social y el psicológico.
El temor y el odio hacia los negros en Estados Unidos y en gran parte de Occidente tiene larga data y se acentuó inmensamente a partir de la profundización de un sistema social represivo y estratificado.
En la década del 60, el presidente Lyndon Johnson, continuando con la política social iniciada por Kennedy, impulsó algunas de las más importantes legislaciones a favor de las igualdades de los grupos minoritarios, y principalmente en el sector negro estadounidense.
Entre las más importantes se encontraba la Ley de los Derechos Civiles aprobada en 1964, que intentaba conceder a los negros el pleno derecho al voto.
Sin embargo, estas disposiciones del gobierno federal encontraron resistencia en gran parte del territorio estadounidense, sobre todo en los estados del Sur, que continuaban practicando diversas medidas discriminatorias contra los negros. De tal modo que lentamente se introdujo la abolición de la separación de negros y blancos en los edificios públicos.
La discriminación racial se practicaba a menudo en forma solapada, no abierta y declarada. En diversas circunstancias: al pedir un empleo, alquilar una vivienda o solicitar créditos.
Observando que la mayoría de Estados Unidos seguía aferrada a los prejuicios raciales arraigados, el movimiento a favor de los derechos sociales se convirtió paulatinamente en una lucha social.
Algunas pacíficas, otras violentas, la raza negra afroamericana tomó las riendas masivamente en la década de los 60.
El representante más elocuente del movimiento pacifista fue el reverendo Martin Luther King, quien adoptó la táctica gandhiana de la resistencia pasiva.
Actividades como el boicot a los transportes públicos segregacionistas y las marchas a favor de los derechos civiles, que buscaban la ayuda de los blancos entendiendo que la solución al racismo era concientizar y educar al blanco en la igualdad, eran  las armas del ministro bautista.
Por su parte, la violencia radical estuvo liderada por los movimientos de los Black Powers (Poder Negro) y representada por los denominados Panteras Negras, un grupo que alentaba a tomar la lucha revolucionaria, resultado lógico del resentimiento negro por causa de la discriminación social a que los sometía la sociedad blanca de Estados Unidos.
Se dedicaban a persuadir a los negros de que su color no debía avergonzarlos, sino que era algo de lo que debían sentirse orgullosos.
Para estos grupos, cualquier método era valedero, incendiando, robando y provocando desórdenes hacia todo aquello que representara a la raza blanca y su perpetuidad como sector dominante.
Hoy en día, el racismo dejó de existir en la legislación estadounidense, pero convive violentamente en el seno de la sociedad.

Diego Schroeder
Fuentes: Historia Mundial del Siglo XX
Agencias AFP y AP