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La infancia en cuestión

jueves 15 de agosto de 2019 | 5:00hs.
La infancia  en cuestión
Silva, profesora de Educación Especial.
Silva, profesora de Educación Especial.
María Elena Hipólito

Por María Elena Hipólito sociedad@elterritorio.com.ar

“Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca. Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, con nuestros rencores y nuestro porvenir. Por eso nos parece que son de goma y que les bastan nuestros cuentos para dormir”, canta Joan Manuel Serrat en Esos locos bajitos.
Esta pieza musical de gran popularidad invita a los adultos a reflexionar sobre el papel y la responsabilidad que tienen en los niños desde el inicio de sus vidas. 
Teniendo como punto de partida a agosto como el mes del niño -pasando por alto toda la cuestión de lo comercial que lo aborda-, es un tiempo propicio para hablar sobre la niñez, reflexionar sobre las formas del hablar, del jugar de las actuales infancias, su relación con la tecnología, de lo que significa el tiempo que el adulto le dedica al niño, entre otras cuestiones.
“Lo que yo veo, que trabajo fundamentalmente con el lenguaje, es que los chicos tienen muchas dificultades para la adquisición de la escritura y de la lectura obviamente”, sostiene Laura Abián, responsable del Rincón Infantil y la Bebeteca de la Biblioteca Popular Posadas. 
Y el asunto de esta problemática no se limita al rol de las escuelas en la enseñanza sino que atañe más que nada a los adultos que tienen contacto con los niños en el hogar. “La adquisición del lenguaje, sobre todo en la primera infancia, pasa por la familia. El problema es que le damos un teléfono, la tablet y el chico interactúa con eso pero no es un ser humano, no hay instancia de comunicación diversa, no hay un adulto hablándole al niño, no les hablan, yo estoy llegando a pensar que no les hablan”, se lamenta Abián.
Y en ese punto de la relación adulto/niño y de cómo esto va constituyendo al menor como persona, coincide Fabiana Silva profesora de Educación Especial e investigadora de la Unam. “El niño solo no va a jugar, debemos darle esa herramienta de juego y esperar algo de él, pero para eso me tengo que sentar, dejar el celular, dejar de mirar la tele. Eso es lo que muchas veces no estamos haciendo como adultos”, señala Fabiana que además trabaja en atención a la Primera Infancia e Infancia en la Escuela Especial Nº 4.

Paciencia y acompañamiento
La escuela en la que Fabiana desempeña sus labores profesionales atiende a niños con patologías  de desarrollo como epilepsia, parálisis cerebral, síndrome de down, entre otros; trabajando integralmente con el niño y su familia, familias de muy escasos recursos y muchas carencias. 
El equipo interdisciplinario tiene al juego como eje conductor de todas las acciones que se realizan, desde los diferentes abordajes del área: atención temprana, atención individual y psicopedagogía inicial, con los niños y en talleres con los padres y la familia. “Cuando el niño cumple 3 o 4 años vamos evaluando con el equipo cuáles son las necesidades puntuales del niño y su familia y se empiezan a hacer las redes con las otras instituciones. Siempre se tiende a la inclusión de los niños en las escuelas comunes, desde el proyecto de inclusión que la escuela lleva adelante, y como dicen las normativas: siempre que el niño se vea beneficiado de esa inclusión”, explica la docente.
Por otra parte, Fabiana ve con mucha preocupación la gran cantidad de diagnósticos precoces de autismo en los niños  y la medicalización temprana.  
“Sucede cada vez más y eso nos preocupa mucho. Se diagnostica de manera cada vez más temprana a los niños de autismo, estamos hablando de antes del año, inclusive. Este diagnóstico muchas veces viene luego de tomarles pruebas estandarizadas, esquematizadas, evaluando al niño en una o dos entrevistas, donde sólo se observa el despliegue de ‘conductas esperables’ para tal o cual síndrome. Eso sí es muy grave porque estamos hablando de niños que están en proceso de constitución subjetiva, donde aun se están construyendo andamiajes internos psíquicos y afectivos. Es ponerle una etiqueta muy grande y difícil de soportar”, aclara.
Y siguiendo con la temática, explica las razones por la que esto podría suceder: “Se conjugan muchas cuestiones. Una es la cuestión del mercado, es conocido el looby y la presión de las grandes farmacéuticas mundiales al momento de redactar el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos (DSM5) en relación a las definiciones de estos trastornos y su posterior sugerencia de tratamiento y prescripción de los fármacos”.
“En este sentido pensamos que es necesario darle el tiempo al niño, el tiempo que él necesita, para ser escuchado, mirado, atendido y no acelerar estos tiempos. Darle el tiempo necesario para que pueda mirar, reconocerse y responder. No debemos estigmatizar las conductas del niño y buscar las etiquetas que nos tranquilicen como adulto”.

Un adulto crítico
Consultada sobre los nuevos paradigmas y de las preguntas que se hacen los niños y las niñas con respecto al género, Abián señala: “La escuela es un buen lugar para que esas cosas sucedan y que hayan docentes inteligentes que se hagan cargo de esto. Me parece que la escuela tiene que ser el lugar de la pregunta, que el buen docente es aquel que le enseña al niño a hacerse preguntas, no a encontrar respuestas y cerrar los interrogantes; la idea de formar ciudadanos críticos es esa, darle herramientas al chico para que a lo largo de la vida pueda encontrar un lugar en el mundo y ser feliz”.
En ese sentido, también sostiene que la infancia es la etapa donde se construyen los sueños y que las infancias felices generan sujetos felices que tienen la capacidad de soñar y un futuro delante.
“El problema de nuestras infancias contemporáneas, por distintas cuestiones como la miseria en la que viven, el futuro se les acorta o no tienen futuro. Y en los chicos de clase media pareciera que el futuro es sólo trabajar y ganar dinero para pagar las cuentas. Me parece que venimos para algo más, no sólo para eso”, cierra.

Opinión

Los derechos del niño

Licenciada Noelia Mariel Verdun
Psicóloga

Cuando pensamos en los derechos del niño probablemente lo primero que viene a nuestra mente es que tienen derecho a sus necesidades básicas ; derecho a la alimentación, la educación, la vivienda digna, a los cuidados en la salud, derecho a tener una familia.Sin embargo, teniendo en cuenta la Declaración de los Derechos del Niño, podemos ver con mayor frecuencia que los derechos van más allá de lo que nos enseñan estas normas jurídicas que protegen a las personas hasta cierta edad; y con esto hago hincapié que actualmente cada niño necesita más que sus necesidades básicas para ser feliz.Los niños necesitan valores, amor, respeto, necesitan límites cuando hay que establecerlos.También tienen derecho a conocer el ‘no’ como respuesta ante sus demandas materiales. Probablemente con la excusa de que los padres trabajan todo el día o han carecido de algunas cosas en su niñez terminamos cediendo más de lo que realmente el niño precisa.Necesitan más risas y menos frustración; no le facilites todo lo que desee con materiales porque siempre va querer más y probablemente nunca será suficiente.Tu tiempo es valioso para cada niño, tu atención, tu mirada, tus preguntas y repuestas.Jugar a la par de tu hijo, tu sobrino, tus nietos, suspender la rutina diaria para escucharlos, enseñarles a dar los primeros pasos en sus vidas les genera felicidad, alegría.También es importante estimados adultos, que no discutamos enfrente de los niños, no estemos con el celular, computadoras en la mano diariamente, menos aún brindarles libremente las tecnologías, no dejen para más tarde o mañana cuando necesitan tu atención porque el tiempo pasa y el tiempo no vuelve atrás. Si me preguntan… qué necesita un niño para ser feliz mi respuesta será extensa, sin embargo, me atrevo a resumir que cada niño necesita amor y con el amor como respuesta sabremos reconocer que el resultado es que vamos a cuidar a nuestros niños, los vamos a alimentar, los vamos a enviar a la escuela, vamos a enseñarles a discernir lo bueno de lo malo, les vamos a enseñar que el trabajo edifica pero cuando volvemos de nuestra jornada laboral nos tomaremos un tiempo con nuestros hijos para darles toda nuestra atención y paciencia. Sabremos reconocer que parte de ese amor también es sano establecer límites, al enseñarles a respetar, esperar, le enseñaremos valores que descubrirán la identidad como familia. Por sobre todas las cosas no nos cansemos de hacer el bien porque los niños nos observan y las primeras etapas evolutivas son importantes, van marcando sus vidas y en cada etapa tienen derecho a ser felices.

Para agendar

Rescoldos.
Abián y Silva serán las protagonistas de Devenir niñ@s’, un espacio de charla y de reflexión sobre la niñez a partir de sus experiencias. Mañana a las 20.30 en la Biblioteca Popular. Abierto y gratuito.

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