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La fe se mueve sobre dos ruedas

jueves 07 de diciembre de 2017 | 5:00hs.
La fe se mueve sobre dos ruedas

265 kilómetros en bici. No es una competencia deportiva de alto rendimiento, sino una que requiere otro tipo de fortaleza además de la física. La fe supera todo diagnóstico médico o entrenamiento profesional. Así queda demostrado en la postal que miles de fieles dejan a su paso, mientras se aventuran en la peregrinación de bicicletas más larga del mundo, que nace en Misiones y concluye a los pies de la Vir­gen Mo­re­na, en la Basílica de Nuestra Señora de Itatí.
“Uno puede tener una buena bici, entrenarse y quizás hacer una parada para refrescarse y ver cómo eso que uno veía supercargado de cosas, pasa y se adelanta como si nada. Es una fuerza espiritual”, explicó Mario Alvarado, uno de los primeros peregrinos posadeños.
Ayer, pasadas las 4 de la madrugada, el grupo más grande de devotos se apostaba en las inmediaciones de la clásica rotonda de ingreso a la capital misionera, con remeras distintivas, algunos trailers con imágenes de María y toda la energía y la entereza que dan la fe y el apoyo de los seres queridos para pedalear dos días enteros hacia Itatí. Año a año se suman más ciclistas a esta hazaña que todos coinciden en postular como un hecho de fe.
“Es la peregrinación del Mercosur y la más larga del mundo”, aseguró Marcelo Prochaska en diálogo con Radioactiva 100.7. “Es la fe las que nos mueve a todos y  nos hace sortear tormenta y frío. Somos peregrinos de alma y de fe por sobre todas las cosas”, agregó el pionero.
Entre los motivos de emprender el viaje se enuncian tanto agradecer como pedir por trabajo y salud. Paulina Barboza, por ejemplo, manifestó en diálogo con El Territorio que desde hace quince años, “siempre voy a agradecer por la salud, por la familia. Siempre le pido salud, trabajo y unión de la familia”. Como parte de esa unión familiar por la que brega, Paulina va este año apoyada por su ahijada, Milagro Itatí; su sobrina Micaela, de Puerto Esperanza; y su sobrinito Tiago.
En tanto, a metros de Paulina y con la casaca colorada de La fe sobre ruedas, Carlos Chamorro (65) relató que pasó la mitad de su vida peregrinando. Hace 30 años que,  a pesar de haber sufrido un ACV, una embolia cerebral y un fortísimo accidente en moto, siempre llega pedaleando a Itatí a agradecer el milagro de la vida y la posibilidad de trabajar y progresar. “Lo único que pido es salud, año a año”, contó, al tiempo que recordó que la primera vez que viajó lo hizo en una bici prestada y  tuvo que dormir en la plaza. Al año siguiente ya consiguió el móvil que hasta hoy sigue usando para el recorrido, y en esta ocasión su mujer lo acompaña en una camioneta. Este año se animó a más y arrancó el periplo con el peso extra de un trailercito que armó para la imagen propia que tiene de María. “La Virgen me da fuerza” expresó Chamorro, que también señaló algunos milagros como muestra de que la fe da resultados concretos.
Divertidos y activos, algunos integrantes de La murga de la Virgen, grupo que se originó en Villa Cabello en el 2000, arrancaron la travesía con todo el vigor, mientras esperaban que el resto de sus compañeros se les unieran.
Como parte del espíritu general, también van a agradecer y a pedir por la salud y el trabajo, y en lo que a la mística del evento refiere, José Báez (40) recordó que una vez se lastimó la mano y llegó maniobrando con sólo uno de sus brazos.
En sintonía, su camarada Omar Rodríguez (47) entendió que la Virgen es quien les da el envión para, muchas veces, superar el mal tiempo y las tormentas. “Llegamos siempre gracias al empuje y fuerza de ella. Siempre estamos acá, presentes, y hasta que nos dé el cuerpo vamos a seguir”, sostuvo.
La caravana más multitudinaria de ciclistas llegará hoy al mediodía a Itatí, donde se unirán a otros miles de fieles para adorar a la Virgen.
Una de ellas es Marianella Marchak, que pese a sus jóvenes 21 años, suma diez de experiencia en la procesión ciclera. “Empecé cuando a los 11 años  me invitaron mi papá y mi abuelo”, narró. La particularidad de esta muchacha es que además de agradecer, suma los pedidos de gente allegada y lleva en su bici las calcomanías con esas intenciones. “Este año mi mejor amigo Gonza y su familia no la están pasando bien, así que vengo a pedir por ellos y a agradecer”, dijo, mientras alzó la vista y percibió que María Itatí cubría con su manto el cielo para alivianar el camino de los cansados penitentes y aislar el calor del sol abrasador. 

Para agendar

Misas y procesión.
Pa­ra la jor­na­da del viernes 8 hay dis­tin­tos ho­ra­rios de mi­sas: a la 6:30, a las 8 y a las 11.
En tanto, a las 20 se­rá la pro­ce­sión de an­tor­chas por las ca­lles del pue­blo.
A me­dia­no­che, la Vir­gen de Ita­tí sal­drá a sa­lu­dar a los fie­les congregados en la pla­za cen­tral.

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