La familia de Lucas cree que lo atacaron con premeditación
sábado 23 de marzo de 2019 | 3:00hs.
La familia de Lucas cree que lo atacaron con premeditación
El lavador de autos Lucas Saúl Zarza, de 31 años, desapareció del radar de su familia durante poco más de dos días. Lo buscaron intensamente desde el sábado 16 a la madrugada, cuando supuestamente salió de su trabajo a bordo de una moto para ir a su casa, hasta media mañana del lunes 18, cuando se enteraron casi de casualidad que estaba internado en terapia intensiva del Hospital Madariaga con un fuerte golpe en la parte posterior de la cabeza.
Supieron también que lo encontraron tirado en una calle interna del barrio Wipplinger -donde ni siquiera tiene conocidos- en la tarde del sábado (doce horas después de que haya salido del lavadero) y que antes de eso una patrulla policial acudió tres veces ante la alerta de los vecinos, pero lo habrían dejado sin asistencia en el lugar suponiendo que estaba borracho.
No solamente lo habían golpeado brutalmente desde atrás sino que le robaron la moto, el teléfono celular y hasta el cinto. Eso conduce las hipótesis por dos caminos, el más lógico apunta a un robo fortuito y el que asoma con más fuerza entre sus allegados es el de un ajuste de cuentas por alguna posible deuda que -creen- tenía Lucas con algunas personas a quienes por estas horas tratan de identificar.
Sostienen esa teoría porque, según su hermano, Cristian Ávalos, “cuando estaba en el lavadero, antes de ir hacia su casa el sábado a la madrugada, se estuvo escribiendo con alguien que suponemos lo citó en ese barrio para hablar o algo, porque no tiene ningún conocido en esa zona. Creemos que le hicieron una cama para que vaya, cuando llegó se encontró con una persona y en ese momento alguien lo golpeó de atrás en la cabeza. Se escaparon con sus cosas suponiendo que estaba muerto”.
Búsqueda desesperada
La secuencia que pudieron reconstruir en base a una pesquisa propia, confirmada por Investigaciones Complejas de la Policía de Misiones, coloca a Lucas comiendo un asado en el lavadero de avenida Lavalle y López y Planes, hasta el sábado 16 entre las 3 y 4 de la madrugada. “Le mandó mensajes a su señora diciendo que se iba para su casa y salió manejando su moto, pero no se sabe qué pasó en ese lapso”, dijo el hermano.
Como no dio señales de vida, en la mañana de ese mismo sábado comenzaron a buscarlo después de hacer la denuncia en la comisaría Decimoquinta. “Le buscaron hasta la noche, el domingo a la mañana mi mamá y mi cuñada se fueron al hospital para ver si estaba ahí, pero le dijeron que no, que no había nadie con esas características. Hasta que el lunes a la mañana un conocido de mi familia averiguó que estaba en terapia intensiva, por lo que regresamos para ver qué pasó y mi hermano no le pudo reconocer por la hinchazón de la cara. Finalmente le reconocí por los brazos y alguna señas particulares en las piernas”.
En terapia intensiva
En retrospectiva comenzaron a buscar indicios que lleven a armar el rompecabezas que aclare qué pasó durante esas horas en que salió del lavadero y fue atacado.
“En la zona donde lo encontraron estuvo tirado como 12 horas, desde las 3 o 4 de la mañana hasta las 16 de ese sábado, cuando una ambulancia lo llevo al Hospital Madariaga. Si le hubieran asistido antes, posiblemente su cuadro actual no iba a ser tan grave como lo es”, explicó su hermano.
Sostiene eso porque al dialogar con los vecinos de la calle Mosconi, cercana a la avenida Alicia Moreau de Justo (ex 213), supo que “llamaron a la Comisaría Decimoctava, los policías fueron a verlo, pero lo dejaron tirado porque dijeron que estaba borracho, que después de dormir un rato se iba a levantar. Es decir que la Policía fue tres veces y no le dio bolilla, teniendo una grave lesión en la cabeza y estando desorientado, con la cara ensangrentada”.
“Los vecinos me dijeron que dos chicos lo dejaron tirado, le robaron todo. Incluso trató de buscar ayuda e ingreso a una casa, pidió un Actrón y agua porque estaba perdido, con dolor de cabeza”.
Lo que más le indigna al hombre es que fue a la Comisaría “ese mismo sábado y me dijeron que no había nadie perdido, que no sabían nada, pero después cuando los cuestioné, me respondieron que lo habían visto bien, que pensaron que estaba borracho nomás”.
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