Internos inimputables, del histórico olvido a la antesala de una nueva era

domingo 31 de mayo de 2020 | 5:00hs.
Por Jorge Posdeley
Internos inimputables, del histórico olvido  a la antesala  de una nueva era
Internos inimputables, del histórico olvido a la antesala de una nueva era

Más de 50 personas privadas de su libertad por un delito del cual nunca comprendieron su criminilidad tendrán ahora, después de muchos años de olvido y abandono, la posibilidad de un nuevo comienzo en la Unidad de Salud para Inimputables inaugurada dentro del predio del hospital Ramón Carrillo de Posadas, una obra con características únicas a nivel país. 
En total son 52, tienen entre 22 y 64 años, y actualmente están alojados en un pabellón especial de la Unidad Penal I de Loreto, dependiente del Servicio Penitenciario Provincial (SPP). 
Muchos de ellos cometieron crímenes aberrantes, mientras que algunos otros deambulaban por la vía pública ocasionando ilícitos pequeños o contravenciones en forma reiterada a pesar de las constantes detenciones policiales. Pero lo que todos tienen en común es que padecen alteraciones mentales que le impiden comprender la naturaleza delictiva de sus acciones, además de carecer de vinculos familiares con capacidad para afrontar sus tratamientos y cuidados especiales que requieren. Todos fueron declarados inimputales por la Justicia, aplicando el artículo 34 del Código Penal de la Nación. 
Hasta comienzos de los años 80 fueron alojados en el denominado sector judicial del hospital psiquiátrico que funcionaba junto al centro de salud Pedro Baliña, pero todo cambió a raíz de un incendio provocado por uno de los propios internos. 
Después de ello, fueron traslados hasta la UP I, donde en 2011 se acondicionó un sector especial para este tipo de internos psiquiátricos, aunque el lugar nunca cumplió con las disposiciones de la Ley de Salud Mental (2010) a pesar del esfuerzo y la dedicación de las autoridades penitenciarias a lo largo de los años. 

El camino
Desde entonces, la problemática fue abordada por diversos profesionales e integrantes de múltiples organismos, que trabajaron arduamente para visualizar la cuestión y hacer posible el proyecto que hoy se encuentra en pie y a la espera de sus nuevos huéspedes. 
Una de las impulsoras clave de la nueva unidad es Liliana Picazo, ex fiscal y actual ministra del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de la provincia, quien en 2018 ya había dialogado con El Territorio para un informe especial sobre la problemática junto a Nilda Correa, jefa del SPP por aquel entonces. 
En esta ocasión, Picazo volvió a ser contactada por este matutino y señaló que “en esto venimos trabajando desde hace mucho tiempo los que estamos comprometidos con el cumplimiento de los parámetros constitucionales en relación al sistema carcelario. No se puede tapar el sol con las manos, ni se puede decir que está todo bien. Y el tema de los inimputables en especial era, y es, una situación crítica que nadie que tenga una cuota de sensibilidad puede mirar hacia el costado”. 
Durante todo este tiempo, los inimputables eran contenidos como podían por el personal del SPP, pero al no estar capacitados para brindar los tratamientos específicos que cada uno de los internos requería, la situación se tornaba grave. 
Los escenarios que describían muchos eran alarmantes. Los internos rompían sus vestimentas, sus colchones y desparraban material fecal por las paredes. “Una vista dantesca del infierno o el purgatorio”, fue la expresión que utilizó un juez misionero en 1995 para poner en palabras lo que sus ojos vieron al visitar el pabellón de los inimputables en aquel entonces. 
Ese crudo testimonio fue reflejado por El Territorio y así como esas palabras nunca se borraron de los archivos de este diario, la problemática de los inimputables en Misiones tampoco. Hasta hoy, 25 años después, cuando el gobierno provincial anunció la inauguración del nuevo centro de salud. 
“Cuando comencé a plantear en una serie de oficinas este tema, la sensibilidad pudo más. Yo siempre digo que cuando el corazón habla más fuerte, queda de lado el razonamiento. Y el impacto de ver a los inimputables hizo que eso suceda, que el corazón hable más fuerte. Y el compromiso de cada uno de los actores y de los poderes me permitió unir las cuerdas de un mismo lazo y trabajar en comunidad funcional y económica  para que este lugar que hoy tiene Misiones sea destacado en la Argentina y en boca del presidente”, agregó Picazo. 
Y la mención de la ministra del STJ tiene que ver con que el nuevo espacio fue inaugurado el último jueves en el marco de la visita del presidente de la Nación, Alberto Fernández, quien en la conferencia de prensa posterior destacó la obra y expresó: “Vengo de un centro de atención de inimputables que yo quisiera que sea modelo para todas las provincias de la Argentina”. 
Para Picazo, esa frase significó “una palmada presidencial”  que “tiene un valor de reconocimiento para todos los que pusimos un gramo de arena para que esto sea una realidad”, al tiempo que destacó que “no lo hicimos para ser los primeros o los mejores, lo hicimos para poner en valor a personas; 52 personas que estaban siendo apartadas de cualquier tipo de mirada para mejorarlos. No porque no los veíamos, sino porque siempre había algo con más prioridad y hoy nosotros le dimos esa mirada de parte de los tres poderes del Estado. Esto es muy importante y, en este momento de tanta crisis económica, hay que redimensionar la voluntad de compartir labores y que nadie quiera tener el rédito de ser ‘yo el que lo hice’, eso tiene que quedar de lado”. 
Además de Picazo y las autoridades del SPP, quienes también trabajaron e impulsaron el proyecto que ahora es una reliadad son los miembros de la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura (CPPT), encabezada en su momento por Rita Núñez y actualmente a cargo de Eduardo Magno Scherer. 
El funcionario también valorizó el camino recorrido hasta hoy y destacó la magnitud de la obra. “Nosotros hemos hechos informes a finales de 2016 y 2017 que fueron presentados al presidente de la Cámara de Diputados y al gobernador. En primera instancia se iba a remodelar un pabellón ya existente pero íbamos a caer en la misma que todos los otros lugares, porque en otros lugares de la Argentina pasa exactamente lo mismo, o son hospitales o son lugares que se reacondicionan de alguna manera para personas declaradas inimputables. Por eso, nunca me imaginé y creo que no estaba en el ideario de nadie, la magnitud que tuvo esta obra”, agregó. 

El drama
Independientemente de los delitos que cometieron y sin minimizar la gravedad de los hechos que algunos perpetraron, este medio centenar de internos son personas con alteraciones mentales que siempre merecieron tratamientos acorde a sus necesidades. 
“Sé que la sociedad en general y en especial las personas que han sido víctimas o han tenido víctimas en la familia de algún proceso, se resisten a aceptar o critican, y los entiendo, que se invierta dinero en las personas que han delinquido, que han violado, que han matado. Pero la mirada institucional va por otro lado, porque si a esas personas los privamos de la libertad y no le damos nada más, el peligro lo tenemos todos”, reflexionó Picazo. 
La gran mayoría de estas personas declaradas inimputables provienen de sectores de escasos recursos económicos y que hoy en día registran nulos vínculos familiares, por lo cual es el Estado, por intermedio del sistema carcelario primero y ahora mediante esta la nueva estructura, su única contención. 
Algunos están en estas condiciones de encierro desde hace más de dos décadas y el único futuro que avizoran es aguardar la muerte, situación que, por más triste y duro que suene, es la realidad. 
Por ello, además de profundizar en sus tratamientos específicos, trabajar en las revinculaciones familiares es unas de las claves y uno de los objetivos primordiales de este nuevo proceso al cual serán incorporados. 
“Las personas que tienen estas patologías y forman parte de una familia de clase media/media-alta pueden ser contenidos en clínicas o mediante fármacos, pero el pobre, en cambio, no tiene recursos para afrontar este tipo de tratamientos, entonces las personas con alteraciones terminan cometiendo ilícitos y alojados en la UP. Lo que se va a pretender ahora es que se le pueda brindar tratamiendo médico a estas personas para que puedan ser insertados nuevamente en la sociedad o que puedan volver a ser visitados por sus familiares. Muchas de ellas pueden experimentar mejorías”, puntilizó Scherer. 
Y agregó: “Antes estaban, prácticamente, en un depósito, pero no por culpa del SPP, porque los guardiacárceles están preparados para brindar seguridad no asistencia psicológica ni de salud mental y a pesar de las buenas intenciones, todo lo que se hacía era muy por arriba. Con esto de ahora, se cumple un derecho humano básico y, por eso, esto es un gran gesto de humanidad política”. 

Seguridad y salud, la combinación que hace única a la unidad

El lugar tendrá capacidad para 100 camas individuales.
Las diversas fuentes consultadas coincidieron en destacar que la nueva Unidad de Salud para Inimputabes tiene características que la tornan en una obra única a nivel país y que ahora ubica a la provincia a la vanguardia en el tema. 
El lugar que empezó a construirse en 2016 a través del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha), mediante la gestión de la Cámara de Representantes y el Ministerio de Gobierno de la provincia, tendrá capacidad para 100 con camas individuales.
El edificio, emplazado dentro del predio del hospital Carrillo, cuenta con dos plantas y tiene una dimensión total de 3.000 metros cuadrados en los cuales se distribuirán las celdas, los pabellones, comedores, sanitarios y sectores de lavandería, talleres. También tendrá consultorios, oficinas y un patio para esparcimiento. 
Las características que tornan único al proyecto es que la obra combina dos conceptos en un sólo edificio: seguridad y salud. Es decir, es una cárcel pero también un hospital, donde el Servicio Penitenciario Provincial (SPP) se encargará de la custodia del lugar, mientras que el amplio gabinete interdiscplinario dependerá del Ministerio de Salud de la provincia. 
“Nosotros estamos capacitados para la readaptación social de internos comunes, no para internos psiquiátricos. Por eso esto ahora es algo que pone a Misiones a la vanguardia, porque será la única con un lugar este tipo. Nosotros nos vamos a encargar de todo lo que sea la seguridad y la parte judicial como cuando hay que trasladar internos a algún estrado, mientras que Salud Pública se va a encargar de la individualización psquiátrica del interno, de trabajar con ellos, de tratar de recuperarlos, de tratar de que se revinculen con sus familiares”, explicó Manuel Dutto, jefe del SPP, en diálogo con El Territorio. 
Dutto además explicó que serán al menos 50 los penitenciarios que comenzarán a trabajar en esta unidad. “Tenemos que tener un director, gente de cocina, personal de suministros, oficinistas, guardias internas y externas, gente en administración y servicio interno porque debemos hacer acompañamiento al personal de salud cuando ellos necesiten. El recuento de internos también estará a cargo nuestro”, enumeró. 
El presidente de la CPPT, Eduardo Scherer, también destacó las características edicilias del lugar y detalló que “hicimos una recorrida con Liliana Picazo y justo estaba el maestro mayor de obras que nos comentó los detalles. Es una obra maravillosa que además tiene características especiales que la transforman en algo único. Por ejemplo, cuenta con una serie de pasillos ténicos entre los muros del interior y el exterior desde donde se pueden abrir y cerrar canillas, o prender y cortar la luz sin la necesidad de entrar al complejo en sí. También cuenta con un sistema antimotines con pasillos en el techo y las luminarias tienen protección especial que impide tocar cables o focos”. 
Mediante un comunicado de prensa emitido hace unos días, en materia de salud el SPP anunció que el lugar contará con médicos generalistas, odontólogos, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y antropólogos. El equipo en total estará intregado por al menos una treintena de profesionales de diversos ámbitos.
Si bien la obra está terminada, restan finiquitar pequeños detalles administrativos para que las autoridades den el “ok” para el traslado de los 52 internos que, después de muchos años, saldrán de la Unidad Penal I de Loreto para ingresar a su nuevo especio. 
“Estamos esperando el ok para hacer el traslado de los 52 internos. Eso para nosotros va a ser histórico. Ellos me conocen cada vez que los visito en el pabellón y están felices de ser trasladados. Hay algunos que están bien y otros que sí, claramente, necesitan tratamiento psiquiátrico como corresponde y en este nuevo lugar se les puede dar. La gran mayoría perdió los vínculos familiares. Hay personas que están hace más de 20 años ahí y es triste. Por eso, con todo esto estamos contentos y va a quedar en la historia”, culminó Dutto.

Pabellón de trabajadores
Una vez que se realice el traslado de los internos, en el gran predio de la UP I de Loreto quedará un lugar vacío para el cual el jefe del SPP ya tiene diseñado un plan de reutilización que. Según indicó Dutto, la idea es crear un pabellón exclusivamente para internos “trabajadores” que ya se encuentran en “fase de confianza”, uno de los últimos períodos del tratamiento carcelario. “En ese espacio queremos desinfectar, pintar de nuevo y hacer una reutilización. Ahí quiero llevar a todos los internos que estén en fase de confianza y armar un pabellón sólo de trabajadores, de esos que salen a trabajar en la chacra, que están en la carpintería o en la huerta”, anunció el jefe del SPP.