Hallazgo histórico: encontraron un Cristo jesuítico en Candelaria

domingo 13 de septiembre de 2020 | 3:00hs.
Hallazgo histórico: encontraron un Cristo jesuítico en Candelaria
Hallazgo histórico: encontraron un Cristo jesuítico en Candelaria
 

La localidad de Candelaria está revolucionada. Ayer trascendió públicamente el hallazgo de un Cristo de madera tallada que fue encontrado en una calle lateral al predio de la reducción jesuítica.

La pieza apareció de manera fortuita a finales del mes pasado, cuando una máquina municipal realizaba mejoras en la arteria terrada, algo la trabó y salió a la luz el elemento litúrgico.

“El Cristo fue encontrado el viernes 27 de agosto por un empleado municipal, este señor informó de lo que encontró y desde la municipalidad se pusieron en contacto con la arqueóloga de la Subsecretaría de Gestión Estratégica, que son quienes están a cargo de las ruinas jesuíticas de la provincia”, contó a El Territorio Zulma Pittau, directora General de Patrimonio Cultural y Museos.

Ante la aparición, la funcionaria fue rápidamente notificada ya que “somos el organismo encargado de aplicación de la Ley de Protección al Patrimonio, entonces cualquier objeto de esa naturaleza no puede ser trasladado o movido sin autorización nuestra y con los recaudos necesario previstos”.

“Afortunadamente la máquina no la dañó y este señor tuvo la conciencia suficiente para darse cuenta de que se trataba de una obra arqueológica, porque en este caso estamos hablando de un objeto que dataría de finales del 1700 o principios del 1800”, comentó.

El Cristo está en excelente estado de conservación, mide 79 centímetros y por los signos que presenta se cree que sobrevivió a las invasiones portuguesas en la zona. “La pieza es preciosa, está muy bien conservada y es increíble que haya estado bajo tierra y tenga ese estado de conservación. Tiene rastros de que sufrió en algún aspecto quemaduras”, en la zona de los pies.

Ahora la pieza que habría servido para ceremonias o rituales cristianos de la Semana Santa en el pueblo de Candelaria está a resguardo en el edificio municipal. Pero se espera que los arqueólogos puedan comenzar con su trabajo de investigación y así datarla con más precisión. “Aparentemente es una obra jesuítica que se salvó del incendio de las reducciones”, anticipó Pittau.

Sobre el uso y a quién pudo haberle pertenecido, dijo: “En esa época muchas familias tenían altares familiares, por eso las tallas más pequeñas que se encuentran solían pertenecer a familias. Pero en este caso la pieza tiene un tamaño importante y el hecho de que tenga los brazos reticulados hace considerar que podría haberse tratado de una obra de la iglesia. Porque las familias por lo general tenían objetos de menor tamaño o más simples”.

Mañana la obra podría ser trasladada a los Laboratorios de Restauración dentro del predio reduccional de San Ignacio. “Allí hay que elaborar otra planilla con las características del objeto que va a ingresar y el especialista en restauración la tiene que ver. La pieza todavía está en Candelaria, pero posiblemente el lunes la traslademos”, indicó.

“Hermosa escultura”

En marzo de 2018 el artista local Edgar López encontró urnas funerarias de la reducción en la misma zona donde ahora apareció el Cristo. Y esta vez volvió a participar del descubrimiento.  “La máquina estaba arreglando la calle que pasa frente a mi casa y de pronto veo algo fuera de lo común, me acerco y me encuentro con tan valiosa pieza de nuestros hermanos guaraníes”, relató a este medio López que calificó a la talla como “una hermosa escultura”.

Estar alerta

Para la directora de Patrimonio Cultural y Museos de la provincia, Zulma Pittau, en localidades donde se sabe del pasado jesuítico los vecinos y autoridades locales deben estar alerta ya que la aparición de este tipo de obras puede darse en cualquier momento y si no se toman los recaudos necesarios el daño puede ser irreparable.

“Hay que insistir en el tema de los cuidados en estos lugares que tienen mucha historia previa y que sabemos que cada tanto hay hallazgos fortuitos. Hay que tomar los recaudos necesarios cuando hay movimiento de tierra. A veces por desconocimiento, que creo que fue este caso, la máquina no debería haber pasado por ese lugar, pero, bueno, el hecho ya ocurrió”, sostuvo Pittau. “Por eso en lugares así hay que trabajar con mucho cuidado y siempre tiene que haber un arqueólogo presente”, agregó.

Y finalizó: “Le pido a la gente que sea consciente que todo lo que encuentre de esta naturaleza debe ser denunciado. Ninguna persona puede ser propietaria de este tipo de piezas. Sino que esto es propiedad de la Provincia. Siempre se pone en las exposiciones el nombre de quien lo encontró o entregó y se le hace un reconocimiento simbólico, no monetario porque todo lo que es patrimonio no es comercializable en dinero”.

Opinión

Por Esteban Snihur - Historiador

Un tesoro del arte guaraní
 

La tierra roja misionera guarda tesoros invaluables de aquella Misiones que construyeron guaraníes y jesuitas.

El pasado 27 de agosto un operario municipal realizaba su trabajo de maquinista en el mantenimiento y arreglo de una calle terrada del pueblo de Candelaria. Una de las tantas calles modernas que atraviesan el sitio de lo que fuera la antigua reducción guaraní-jesuítica de Nuestra Señora de la Candelaria.

Imprevistamente la máquina vial arranca del suelo y arrastra envuelto en la tierra removida un objeto.

El operario detiene la máquina al advertir que algo no común había allí.

Y allí estaba, una magnífica talla en madera de un Cristo. Luego de siglos de historia, emergió como un mensajero del pasado en el siglo XXI.

Un Cristo que logró salvarse del saqueo de las invasiones paraguayas y portuguesas que asolaron la región.

Un Cristo que logró salvarse del incendio del pueblo en 1817.

Un Cristo testigo de siglos de historia, tallado seguramente por algún anónimo escultor guaraní en los talleres de la reducción de Candelaria.

Por sus características, entre ellas el hecho de que sus brazos eran articulados, se trataría de un Cristo yacente, especialmente venerado el Viernes Santo, luego del descendimiento de la Cruz.

Ello nos permite ubicarlo en las multitudinarias celebraciones que se realizaban durante la Semana Santa en las reducciones, en este caso en la reducción de Candelaria.

Un Cristo cuyos brazos articulados permitían elevarlo a la crucifixión, para luego descenderlo y ya con los brazos plegados sobre el cuerpo convertirse en el Cristo yacente que espera la Resurrección.

¡Cuánta riqueza, cuánta historia, cuánta vivencia de un pueblo encierra ese Cristo tallado! Es un verdadero tesoro del arte guaraní jesuítico. Una pieza única que a partir de ahora debería pasar a ser patrimonio de la provincia de Misiones, patrimonio de los misioneros y parte de nuestra identidad histórica.

La imagen, todavía con un poco de tierra, conserva detalles que plasmó el escultor.
Tiene quemaduras en las piernas.