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Hallan droga en cofre del personal en allanamiento de la Seccional Segunda

jueves 23 de enero de 2020 | 5:00hs.
Hallan droga en cofre del personal en allanamiento de la Seccional Segunda
El caso está siendo llevado adelante por el juez de San Vicente, Gerardo Casco.
El caso está siendo llevado adelante por el juez de San Vicente, Gerardo Casco.
Por Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

El allanamiento de la Seccional Segunda de Oberá no hizo más que complicar la situación de los dos policías acusados por el presunto cobro de coimas, extorsión, incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso sexual en perjuicio de detenidas, al tiempo que puso un manto de sospecha sobre el resto del personal de la dependencia. 
Según confirmó El Territorio con fuentes del caso, dentro de uno de los cofres donde los uniformados guardan sus pertenencias hallaron varios gramos de picadura de marihuana, prendas íntimas masculinas y femeninas y profilácticos. 
Dicho cofre sería el que habitualmente utilizaba uno de los policías implicados y detenidos desde el último domingo por orden del juez de Instrucción Tres de San Vicente, Gerardo Casco, subrogante del Juzgado de Instrucción Uno de Oberá por licencia de la magistrada Alba Kunzmann de Gauchat. 
Precisamente, tal como informó este matutino en exclusiva en su edición de la víspera, el juez Casco encabezó el allanamiento del martes, operativo que incluyó la requisa de las celdas y el secuestro de los celulares del personal, elementos que serán peritados en busca de elementos importantes para la causa. 
De todas formas, el hallazgo de marihuana y los demás elementos citados en el interior de un cofre del personal le otorgó entidad a la denuncia que disparó la investigación del caso. La presentación fue realizada por una detenida ante la jefa y subjefa de la Seccional Segunda y detalla una serie de presuntas irregularidades cometidas por personal policial. 
En consecuencia, el domingo fueron aprehendidos el sargento ayudante Juan M. y una agente femenina. Por el momento, las principales sospechas recaen sobre el policía, mientras que la subalterna habría tenido un papel secundario. 
Tampoco se descarta que el avance de la investigación derive en mayores implicancias. 

Desmadre
El hallazgo de varios gramos drogas de picadura de marihuana en un sector exclusivo del personal policial, puso en evidencia el desmadre que se vivía en la dependencia y ratifica las graves acusaciones contra los uniformados. 
En diálogo con este diario, una fuente con acceso al expediente señaló que “según los testimonios y elementos de prueba recabados hasta el momento, se realizaba todo tipo de transacciones ilegales y hasta había droga. Realmente sorprende el grado de impunidad con que se movían y todo hace presumir que es algo que venía de hace tiempo”. 
Incluso, mencionó “estamos sorprendidos por los alcances del caso, ya que si bien había muchos rumores, nos encontramos con una situación absolutamente anormal para una dependencia policial. Hablamos de coimas, extorsión, favores a cambio de sexo con las detenidas. No hay antecedentes de un hecho tan grave”. 
Con relación a la cantidad de marihuana decomisada, personal de la División Toxicomanía de la Unidad Regional II estuvo a cargo del pesaje y de las posteriores diligencias, aunque hasta el momento no se informó sobre el total de lo hallado. 
Respecto a los detenidos, tal lo previsto en la víspera ambos fueron trasladados al Juzgado de Instrucción Uno y se abstuvieron de declarar, tras lo cual regresaron a sus lugares de detención.
El sargento ayudante está alojado en la Seccional Quinta de Oberá y la agente permanece en custodia de la Comisaría de San Martín.
Por otra parte, el sumario incluye el testimonio de seis detenidas que habrían avalado el relato de la denunciante, según indicó una fuente judicial. 

Mal concepto 
La Seccional Segunda es la única dependencia de Oberá que alberga mujeres, desde contraventoras hasta acusadas de homicidio y delitos federales, como infracción a la ley de drogas. 
En tal sentido, tras la denuncia fue citado el oficial que ostentó la jefatura hasta finales de diciembre, cuando asumieron las nuevas jefa y subjefa. 
Al respecto, desde la propia Unidad Regional II reconocieron que desde hace varios meses existían sospechas sobre el mal desempeño de ciertos funcionarios.
Tampoco se puede soslayar que los hechos se registraron en una dependencia donde son alojadas mujeres, lo que despertaba innumerables suspicacias al haber personal masculino al frente.
Una fuente de la investigación mencionó que el modus operandi se extendió por mucho tiempo y era habitual que los efectivos de la Segunda fueran catalogados como “coimeros”.
Incluso, reconocieron que en más de una ocasión abogados del medio se quejaron por la inconducta de ciertos uniformados. 
La misma situación habría sido padecida por familiares de detenidas, quienes en la mayoría de los casos optaron por el silencio en temor a posibles represalias. 
“Se movían con tanta impunidad que mandaban mensajes por WhatsApp pidiendo plata o cosas para arreglar algún beneficio por las internas. Es más, cuentan que pedían cierto monto para entregarles la comida, porque si no les comían la mitad o directamente no les daban”, indicaron. 
En este punto radica la importancia del peritaje de los teléfonos celulares de los implicados, como también del resto del personal de la dependencia. 
Tampoco se puede soslayar que el uniformado implicado posee antecedentes por coimas en Seguridad Vial, donde se desempeñó hasta el 2015, tras lo cual fue trasladado a la Segunda.

Componente sexual en la denuncia

La denuncia que derivó en la intervención judicial fue radicada por una detenida de 43 años que está presa desde septiembre del año pasado en el marco la investigación de un presunto homicidio perpetrado en una localidad vecina. “Ya estamos cansadas de los aprietes de los policías para poner guita”, disparó el último viernes ante la comisario Sandra Mabel Zarza Díaz y la subcomisario Paola Antonia Barrios, jefe y subjefa de la Seccional Segunda, respectivamente. En primera instancia identificó al sargento ayudante Juan M. como el principal responsable del cobro de coimas para obtener diferentes beneficios, aunque su accionar habría sido imposible sin la colaboración o negligencia de otros funcionarios. En ese contexto fue implicada una agente que cumplía la función de “llavero” y está sospechada de facilitadora. La trama de presunta corrupción tiene un alto componente sexual, puesto que la testigo aseguró que era habitual que algunos policías mantuvieran relaciones con ciertas internas a cambio de favores y hasta por atados de cigarrillos. Aseguró que se negociaban celulares y psicofármacos, como también visitas por fuera del horario habitual. Asimismo, se “ofertaban” encuentros íntimos entre las detenidas y sus parejas, para lo que se acondicionaba un lugar privado.

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