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Fiorella Aghem y la crónica de un femicidio anunciado en San Vicente

domingo 10 de marzo de 2019 | 4:30hs.
Fiorella Aghem y la crónica de un femicidio anunciado en San Vicente
El viernes, alrededor de 300 personas marcharon por justicia.
El viernes, alrededor de 300 personas marcharon por justicia.
Carlos Cardozo

Por Carlos Manuel Cardozo fojacero@elterritorio.com.ar

La conmoción en San Vicente es generalizada. Hay dolor en sus habitantes. Sienten bronca e impotencia. Sed de justicia. El segundo femicidio de 2019 en Misiones dio muchas alertas que nadie vio o quiso ver. Fiorella Itatí Aghem (20) rompió el círculo de violencia y se animó a denunciar, pero no obtuvo la contención que evite su muerte.
Hace exactamente una semana, en las páginas de este diario, su madre expresaba su temor y desesperación. Apenas habían pasado unas horas de que no regresaba a su casa, pero se fue a denunciar la desaparición de la estudiante. “Las sospechas son directas a un ex novio de ella, con quien tuvo tres años de noviazgo hasta que empezaron las agresiones”, señaló.
Contó que en varias oportunidades el joven Leopoldo B. (21) le quitó su teléfono celular, que vio marcas de golpes y que incluso en ocasiones, con la excusa de hablar, ella se subió a su camioneta y terminó siendo llevada a la fuerza hacia las chacras de la familia de él, donde era agredida.
Ahora el caso se investiga como un femicidio; el joven podría ser condenado en un futuro a prisión perpetua y esta semana serán llamados a declaración testimonial varias personas, entre ellas el propio intendente de la localidad Waldemar Dos Santos. Todo, mientras el Ministerio de Gobierno investiga el accionar policial.
El Territorio tuvo acceso a las denuncias que hizo la joven estudiante. La primera vez que se acercó a una dependencia policial fue para denunciar el robo de su teléfono celular, ocurrido en el 2 de julio del 2018, después de las 23.30. La joven se había subido a la camioneta de Leopoldo, una Ford Ranger, donde discutieron.
Según relató ante los efectivos, el ahora imputado le reclamó por unas aplicaciones que había descargado en su móvil y terminó quitándoselo. Al otro día, según consta en el acta, Fiorella se acercó a pedir que se lo devuelva a la casa de él,  pero éste expresó que ya no lo tenía.
Desde allí, la violencia empezó a descubrirse como un macabro presagio. El 4 de julio se presentó nuevamente en la Comisaría de la Mujer, donde hizo una exposición -su madre asegura que no le dejaron hacer una denuncia- y relató que le había manifestado a Leopoldo sus intenciones de terminar la relación, pero que éste amenazaba con suicidarse si ocurría.
“Hace una semana atrás tuvimos una discusión donde le dije que quería terminar con él. Le pedí que me llevara a mi casa porque él tenía el auto de su padre; nos encontramos en la plaza San Martín, pero en vez de llevarme a mi casa me llevó a Picada Zulma, en un lugar muy oscuro y me dijo que me bajara porque se iba a ir a matar porque yo lo dejaba”, se lee en el documento.
Fiorella agregó que tuvo que caminar durante 15 minutos en la oscuridad hasta que el presunto femicida apareció otra vez. “Me dijo que se había arrepentido y entonces lo hice”, agregó.
El 2 de enero del 2019 la joven fue nuevamente ante las autoridades policiales y dijo: “Hace cuatro meses terminamos la relación en razones de que Leopoldo es muy celoso y se vuelve agresivo conmigo, en una oportunidad me dijo que me merecía una paliza y que me dejaría tirada en el medio en el monte”.
“En la fecha, siendo las 00.05 horas me encontré con Leopoldo y fuimos a la chacra de su padre ubicada en el el kilómetro ex 1.250 de la ruta nacional 14, donde empezó a cuestionarme de forma agresiva porque salí con mis amigos y no me quería dejar bajar de su camioneta. Por lo que le dije que quería ir al baño, le insistí hasta que me dejó bajar y salí corriendo y pedí ayuda a la División de Seguridad Vial”, consigna el documento.
Mediante esa presentación, la Secretaría Dos del Juzgado Civil, Comercial, Laboral y de Familia local ordenó al día siguiente “prohibir el acercamiento de manera mutua por un lapso de 180 días a partir de la notificación de ambos”. Los dos jóvenes fueron apercibidos de que podrían ser arrestados si no cumplían con esta medida e incluso se dejó en claro que no podían comunicarse mediante redes sociales. Pero nada de eso sucedió.
Según lo recolectado por los investigadores judiciales y policiales hasta el momento, Fiorella salió desde su casa el jueves 28 de febrero, cerca de las 21, cuando dijo que se iba a la casa de una compañera a llevarle unos apuntes. Caminó unas cuatro cuadras, hasta cerca de la ruta nacional 14, donde lo esperaba Leopoldo en una de las dos camionetas Ford Ranger que tiene su familia.
Ese recorrido se pudo establecer mediante canes entrenados de la Policía de Misiones, que marcaron el punto exacto donde presuntamente la joven se subió al coche pero también señalaron otros lugares donde se cree que podría haber estado en otras ocasiones, siempre para encontrarse con su ex pareja. Allí también hay una cámara de un comercio que registró el vehículo.
El joven le habría llevado nuevamente a la chacra de sus padres, a la que se ingresa por el kilómetro ex 1.250 de la ruta nacional 14 -zona conocida como La Ripiera-, para cumplir con lo que anticipó. La estudiante de Lengua y Literatura falleció por asfixia por ahorcamiento mediante un cable y las pruebas dan cuenta que el femicidio ocurrió fuera del vehículo, contrario a lo que se especuló en un principio.
Según la autopsia, Fiorella tenía cortes superficiales en el tórax y no se detectaron signos de un ataque sexual. En tanto, se reservaron las uñas de los dedos de las manos para la realización de estudios genéticos cuyos resultados se conocerán en los próximos días.
La víctima tenía el móvil entre sus partes íntimas, por lo que se supone que temía que Leopoldo se lo quite otra vez. En la camioneta incautada por los efectivos, los canes también detectaron vestigios de olor pero además se hallaron restos de pelo y sangre, aunque esto último en muy poca cantidad, la cual deberá confirmarse si se trata de la víctima.
La denuncia por la desaparición por parte de Mercedes Pereira, madre de Fiorella, se hizo a las 13 del viernes, aunque los efectivos policiales le dijeron que debía esperar 24 horas. La mujer volvió a su casa y allí recién se topó con la orden de restricción.
“Las autoridades no nos ayudaron mucho, nos dejaron buscar solos esa tarde y esa noche. La mañana siguiente también, a la tarde también. El domingo no dábamos más porque era una incertidumbre total, nos reunimos entre los familiares, fuimos a la comisaría y nos acompañaron tres policías nomás. Los bomberos fueron juntos y no encontramos nada tampoco. Tres policías en una búsqueda no son nada”, agregó.
Los recorridos, claro, se hicieron en las chacras del acusado. Todos sabían que podría estar allí.
La mujer destacó la labor del comisario mayor Aurelio Fernández, jefe de Unidad Regional, en quien vio “alguien que iba a buscar realmente, porque desde que le vi la cara se hizo el allanamiento en la casa de este señor -Leopoldo-, se hizo recorrido con la Brigada de Canes de Posadas. Recién vi que se activó la búsqueda de mi hija”.
El cuerpo de la joven fue hallado el lunes en medio de una plantación de yerba mate, por un trabajador de una secadero local que hacía labores de pulverización. Horas antes, Leopoldo, que había estado desde el viernes participando en un encontro de jeeps en la localidad brasileña de Horizontina, a unos 70 kilómetros de la frontera, fue detenido en El Soberbio cuando ingresó al país.
Ahora permanece alojado en la Comisaría Segunda, imputado por femicidio después de abstenerse de declarar el viernes. No se registraron mayores novedades sobre su comportamiento y, según contó su abogado, aún no pudo comunicarse con sus familiares. Allí también están resguardados los tres vehículos de su familia, un Peugeot 206 y las camionetas.

Investigación de la Justicia e internas en la Policía

Leopoldo B. (21) se abstuvo de declarar y seguirá detenido.
El femicidio de Fiorella Itatí Aghem (21) es investigado por  las autoridades del Juzgado de Instrucción Tres, a cargo del juez Gerardo Casco, quienes consideran que las pruebas contra su ex pareja son muchas, aunque la pesquisa prosigue.
Si bien el caso no se instruía en el fuero penal, el magistrado estaba al tanto de las posibilidades de que haya un delito detrás de la desaparición y arbitró las medidas que consideraron necesaria.
Paralelamente se convocó a la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (Saic), que será la encargada de  hacer una extracción forense de los celulares incautados en la causa.
Esto permitirá hacer un patrullaje digital para reconstruir comunicaciones, incluso si fueron robadas, o bien establecer los lugares y las antenas donde impactó. A partir de allí se podrán reconstruir las conversaciones que tuvieron la víctima y su presunto asesino.
Hay muchos indicios, pero esto más las pruebas de sangre constituirán pruebas clave y casi irrefutables. Es que los rastros de la joven en la camioneta podrían ser de otras ocasiones que estuvo allí y las filmaciones, según se pudo indagar, no son del todo claras.
Saic también buscará más cámaras de comercios o viviendas particulares para poder establecer el recorrido del acusado.  
Esta semana, por otro lado, se empezará a citar a declaraciones testimoniales a varias personas, entre los que se encuentra el intendente de San Vicente, Waldemar Dos Santos, y su esposa y diputada provincial, Cristina Novoa.
La información que tienen los investigadores, confirmada por El Territorio, es que los funcionarios también habrían asistido al encuentro de jeeps en Brasil al cual Leopoldo B. fue con al menos dos amigos, mientras en Misiones buscaban a la chica y temían que él haya escapado. Incluso compartieron un hotel. 

En silencio
Este medio se comunicó con uno de sus amigos, que expresó que quería esperar el avance de la causa para hablar. También dijo que hasta que la Justicia no diga que Leopoldo es culpable, no se puede asegurar nada. No quiso dar detalles sobre el semblante del ahora imputado durante su estadía en el extranjero.
Pese a las insistencias de este cronista, el jefe comunal no atendió el teléfono.
Paralelamente a esto, también se inició una investigación interna por orden del Ministerio de Gobierno de la Provincia de Misiones para determinar si hubo un accionar negligente por parte de los efectivos policiales que tomaron intervención con el caso.
Un grupo de efectivos estuvo en la localidad durante estos días y no se descarta la apertura de sumarios internos o incluso relevos desde la Jefatura de la Policía de Misiones.

“Saber qué es un femicidio ayudaría a poder combatirlo”

El viernes, alrededor de 300 personas marcharon por justicia.
El femicidio de Fiorella en San Vicente fue el segundo registrado en la provincia en lo que va del 2019, después del crimen de María Belén González (17) en un inquilinato de Posadas, ocurrido el 12 de febrero.
Durante esta semana se brindaron diversas estadísticas en cuanto a hechos de esta índole, que son asesinatos en medio de un contexto de violencia de género y en razón del género de la víctima.
Se dijo que habían ocurrido tres e incluso cinco, pero no. Son solamente los nombrados los que se enmarcan en este flagelo e incluso la Justicia los investiga como tal, como lo señalan las carátulas.
“Hay casos en que mujeres son muertas en ocasión de un robo y eso no se puede decir que sea un femicidio”, señaló la abogada Roxana Rivas al ser consultada por este medio. El femicidio, dijo, se cuenta como tal a partir de los motivos del hecho.  
“¿Por qué se matan a las mujeres? Cuando es femicidio se habla de que aquél que la mató, en su mayor número era su pareja o ex pareja o alguien con un vínculo de ese tipo que lo hace por la sola condición de ser mujer, por la posesividad que tiene, por el supuesto amor, por no poder controlar a su mujer”, agregó.
La letrada expresó que también se suman como femicidios los casos en que el homicida decide terminar con la vida de la actual pareja de su ex o un hijo de ella, lo que se denomina femicidio vinculado.
Rivas enmarcó en esta problemática a “otros casos en que la relación se da con la cuestión de género por el sólo hecho de que al femicida le parezca que la vida de la mujer no vale nada y decide matarla”. Es decir, sin que haya una relación previa o actual, sino por “la cuestión tan internalizada que tienen muchos hombres -no todos- de que la vida de una mujer no vale nada”.
La abogada analizó las muertes, en base a las publicaciones de este diario, de María Techeira, ultimada a machetazos en enero en su casa de El Soberbio por un vecino discapacitado; de una beba mbya guaraní de la aldea Pindoty de San Ignacio ocurrida en febrero; y de Elsa Díaz en Candelaria, en el mismo mes.
“El caso de la chiquita mbya, la madre es una defendida mía y del doctor Eduardo Paredes. Definitivamente no está dentro del contexto de violencia de género, no es un femicidio. Se están investigando los motivos de la muerte y nosotros ni siquiera consideramos que sea un homicidio”, aseguró sobre la muerte de la infante.
“El caso del discapacitado que mata a machetazos a la abuela, primero lo más probable que sea un inimputable y la inimputabilidad de por sí lo libera de cualquier tipo de posibilidad de que sea juzgado y/o condenado”, continuó.
El acusado por ese hecho, Mateo Martín (23) tiene trastornos psicológicos crónicos (hebefrenia desorganizada y esquizofrenia paranoide), diagnósticos que desde hace un par de años lo obligaron judicialmente a seguir tratamiento psiquiátrico.
Por último, sobre la muerte de Díaz en Candelaria, caso que tiene como detenido a su hijo, aseguró que la muerte “podría ser para robarle, para quedarse con sus cosas o cualquier otro motivo y no necesariamente con la cuestión vinculada al género”.
La letrada señaló la importancia de que los medios o las fuerzas policiales sepan diferenciar entre un femicidio o el homicidio de una mujer ya que de esa forma se podrá entender cómo funcionan los procesos, lo que facilitaría la prevención.
“En muchos de los femicidios que tenemos las mujeres previamente han denunciado o han obtenido medidas cautelares. Ninguna de esas medidas funcionan porque desde parte del Estado, de la Policía y del Poder Judicial que intervienen, no hay un estudio sobre el victimario”, opinó.
Y agregó: “Se despacha la medida cautelar, el Poder Judicial se retira y la Policía se limita a poner guardia o botón antipánico. Pero no se comprende el verdadero significado de esta nueva forma de relacionarse extrema que hay, ante las denuncias no se toman el trabajo de identificar una situación de violencia extrema que puede terminar mal”.
Rivas expresó que ante las denuncias de una mujer se debería hacer una pericia psicológica o un perfil sobre el denunciado, para determinar si realmente es peligroso y así dar garantías y medios a la denunciante para que no sea “otra víctima más de femicidio y ocuparse del victimario”.
“No todas las denuncias van a terminar en femicidio, pero sí podemos, si nos ocupamos y nos interesa, saber cuáles de esas denuncias que recibimos todos los días son más graves o más posibles de terminar en una catástrofe como sería la muerte de una mujer”, concluyó.
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