Estudia, hace changas y con el IFE montó un invernadero

jueves 06 de agosto de 2020 | 7:38hs.
Estudia, hace changas y con el IFE montó un invernadero
Estudia, hace changas y con el IFE montó un invernadero
Griselda Acuña

Por Griselda Acuña Editora de Actualidad

“Antes de comprarme una buena zapatilla pensé en cómo ayudar a mi familia”. La frase le corresponde a Anselmo, quien por su historia podría ser abanderado de los valores más loables de ser humano: responsablidad, perseverancia, humildad.

Anselmo Joel Preste tiene 23 años, nació en Pueblo Illia, municipio de Dos de Mayo, donde actualmente viven su mamá y seis de sus once hermanos. Él, desde otra localidad, San Vicente, da pelea buscando calidad de vida para sí mismo y para sus seres queridos. Estudia y hace changas en las chacras de los profesores, que cada vez que mencionan su nombre lo enaltecen por todo lo que representa.

El muchacho resultó beneficiario del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y antepuso la necesidad de su hogar. Cobró el IFE y montó un invernáculo de tomates para ayudar a su madre y sus hermanos. “No lo percibí como un beneficio sino como una oportunidad”, contó en diálogo con El Territorio quien ostenta el título de egresado de la Escuela de Familia Agrícola (EFA), Jesús de Galilea, y persigue otro sueño buscando formación superior en la Unión de escuelas de la Familia Agraria de Misiones (Unefam).

“Soy un afortunado por haber tenido la oportunidad brindada por el rector de la institución, de la EFA, Da Silva, que me acompañó en toda mi etapa de secundaria siempre con consejos y charlas motivadoras”, comenta el joven que no responde el teléfono durante el día porque está haciendo trabajos rurales. Por la tarde, en cambio, es más fácil contactarlo porque deja cargando el celular mientras se prepara su mate para empezar a estudiar.

¿Como surge la idea de armar el invernáculo? consultó este medio. “Mi proyecto surge cuando empecé a ver la situación económica de mi familia desde otra perspectiva y me propuse hacer un invernadero para producir tomates pero no tenía la madera y tampoco el plástico. Charlando con un vecino me comentó que tenía una actividad en su chacra pero no tenía peón, entonces le propuse intercambiar trabajo por la estructura de mi invernadero y aceptó. Yo ya tenía la estructura, me faltaba el plástico y entonces ahí surge lo del IFE, una gran oportunidad para terminar mi invernadero”, detalló.

“(Con) el primer IFE le bajé wifi en la casa de mi mamá para que mis hermanitos y yo podamos recibir los trabajos de la escuela y la facultad. Con el tercer IFE compré los plásticos y todas las instalaciones para el invernadero", relató.

“El invernadero tiene siete metros  de ancho por doce de largo con una capacidad de 500 a 600 kilos  de tomates”, dijo con orgullo.

“No hay que esperar tener todo; es cuestión de poner el  hombro y salir a trabajar todos los días con la mentalidad de mejorar la calidad de vida y ser un mejor ciudadano”, reflexionó Anselmo, el abanderado de los valores.