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Es ciego y necesita viajar a China para realizar un tratamiento

martes 05 de marzo de 2019 | 5:00hs.
Es ciego y necesita viajar a China  para realizar un tratamiento
Jonathan junto a parte de su familia.
Jonathan junto a parte de su familia.
Victoria Bergunker

Por Victoria Bergunker interior@elterritorio.com.ar

Jonathan Morel tiene 13 años, es oriundo de la localidad de Wanda y necesita un tratamiento de células madre para poder ver. El procedimiento sólo se realiza en China, en la clínica Wu Stem Cells Medical Center y para poder viajar su familia necesita recaudar 50.000 dólares. 
Es que el niño nació prematuro con 32 semanas de gestación y pesó dos kilos y medio. Por eso permaneció un mes en incubadora y con ayuda de oxígeno, lo que perjudicó su visión. Fue así que los médicos le diagnosticaron retinopatía del prematuro, que es el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos del ojo.
En ese entonces, año 2005, los profesionales de la salud no tenían una solución concreta y le dijeron a la familia que debían esperar, ya que en algunos casos con el correr del tiempo el problema disminuye y hasta pueden curarse. Pero el caso de Jonathan no fue así: hoy tiene 13 años y solamente puede ver luces y sombras. 
Su hermana Isidora dialogó con el programa Acá te lo contamos por Radioactiva: “Somos diez familias argentinas que queremos viajar a China a hacer este tratamiento. Yo me comuniqué con la familia de Aaron, un chico de Rosario que tiene el mismo problema, y me pasaron el contacto de la clínica donde se hace”.
Luego de intercambiar correos con personal del lugar, la secretaria del médico le pasó el contacto de Juan Bautista Godoy, el nexo en Argentina entre las familias y la clínica y quien además los ayuda a realizar campañas.
En cuanto al tratamiento, Isidora explicó: “Se trata de seis inyecciones con células madre, tres vía lumbar, que tarda cuatro horas para viajar al cerebro y después tres más por vía endovenosa. El tratamiento dura dos semanas, pero después ellos nos derivan a una clínica en Buenos Aires para la rehabilitación, que tarda seis meses más o menos”.
Jonathan es fanático de River y su sueño es poder ver un partido y conocer a los jugadores. 

La vida de Jonathan
El joven de 13 años lleva una vida totalmente normal, a pesar de su ceguera. El año pasado, El Territorio publicó la historia de los alumnos de la Epet 18 de Puerto Esperanza, quienes plantearon un proyecto de investigación escolar desde la solidaridad: identificaron la necesidad de Jonathan y crearon materiales didácticos en sistema braille para que él pudiera integrarse en una escuela común.
Todo comenzó cuando se desarrolló un programa articulado entre la Escuela Especial 37 y la Escuela 804 de Colonia Wanda, que consistía en integrar al chico no vidente en sus clases. Nadia Ramírez, maestra de la 804, a pesar de sus esfuerzos, encontró varias limitaciones que le impedían cubrir las expectativas para la integración de Jonathan. Fue entonces cuando pidió colaboración a través de sus redes sociales para responder a este desafío de la mejor manera posible.
En ese momento, además de obtener todo tipo de ayuda por parte de la gente del pueblo, recibió la llamada de una alumna de la Epet 18 de Puerto Esperanza ofreciendo la ayuda.
Los chicos no tardaron en ponerse a diseñar mapas, libros, carteles y hasta un globo terráqueo para que Jonathan pudiera integrarse a las clases rápidamente. Al poco tiempo, lo visitaron con los materiales para que pudiera tocarlos y probarlos, aunque hubo algunas cosas que modificar.
Poco a poco y con paciencia de ambas partes, el esfuerzo se convirtió en resultados tangibles. “A mi me gusta y voy muy bien, en esta escuela aprendo otras cosas y me integro bien con mis compañeros”, había expresado Jonathan en aquella entrevista con El Territorio.
“Aca en el pueblo él es superconocido, juega a la play todas las tardes con sus amiguitos, sale a andar en bici, todos los vecinos lo quieren, es sorprendente. La gente a veces me dice: ‘Cómo va a hacer tal o cual cosa’, pero él no tiene límites”, reveló su hermana.
La joven confesó además que siempre lo trataron de igual a igual, sin hacer ningún tipo de diferencias, “por eso él es feliz, nunca está deprimido y se arregla solo para todo”. 

En búsqueda del tesoro
La familia del niño no vidente está compuesta por siete hermanos que viven con su madre, quien es empleada doméstica. La situación económica es poco favorable y por eso necesitan la ayuda de todos para poder regalarle a Jonathan el tesoro más preciado: la vista.
El hecho es que, hoy por hoy, 50.000 dólares significan alrededor de 2 millones de pesos, una suma de dinero prácticamente inalcanzable para cualquiera.
“Nuestra idea es llegar al gobernador de la provincia, quiero preparar una buena carpeta con estudios, documentación y todo lo necesario porque nosotros no tenemos una fundación que nos apoye, por eso queremos presentar un proyecto con la información apropiada”, dijo la joven.
Finalmente, expresó: “Nosotros toda la vida nos habíamos quedado con la idea de esperar, con la esperanza de que se recupere solo, pero cuando supimos la historia de Aaron nos dimos cuenta que teníamos que luchar por Jonathan”.
Los Morel no van a bajar los brazos y su historia refleja un sentimiento de amor y unión pocas veces visto.

En qué consiste la terapia celular

La terapia celular con células madre está revolucionando el enfoque de tratamiento de muchas patologías graves. Sustituir las células de un tejido dañado por otras nuevas del mismo paciente es ya una realidad. Las células especializadas del ojo se encargan de enfocar la luz y convertir lo que las visiones en señales que son enviadas al cerebro. El ojo contiene diferentes tipos de células madre que constantemente sustituyen a las células especializadas desgastadas o dañadas. Este tratamiento recupera la visión de los pacientes con córneas dañadas (la parte clara más externa del ojo), mediante el trasplante de células madre limbares, generadas en el laboratorio, en las áreas del ojo que carecen de ellas. El tratamiento que se realiza en la clínica Wu Stem Cells Medical Center consiste en tres aplicaciones de células madres vía lumbar y tres por vía endovenosa. Luego se hace la rehabilitación intensiva a cargo de tres kinesiólogos por día. El paciente deberá estar internado por dos semanas.


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