Embajadoras de una cultura

martes 04 de septiembre de 2018 | 15:00hs.
Embajadoras de una cultura
Embajadoras de una cultura
Por María Elena Hipólito

Reinas, princesas. Sobre la figura de sus majestades gira cierto aire de misterio, de encanto, magia y poderío. Un poco incitadas por los cientos de cuentos que fueron llevados a la pantalla de la mano de Disney, lo cierto es que muchas niñas quieren ser como ellas.

Sin embargo aquella chica que esperaba, en la cima de una torre custodiada, a  que la rescate el príncipe encantado ya no es la misma. Toma la rienda de su futuro y escapa ella misma de la torre y es capaz de dirigir un país sola si así lo desea porque tiene la fortaleza.

A las elecciones de reinas también le rondan algunos prejuicios. Y con razón hablan los que la critican por el estereotipo de mujer que imponen, los complejos que provocan en otras muchachas, entre otras cuestiones. Sin embargo, hay una elección que barre con todo esto: la elección de la Reina Nacional del Inmigrante.

La celebración que el año que viene cumple cuatro décadas pondera otro perfil de mujer. Los atributos de quien se ponga la corona y sostenga el cetro tienen que ver con el orgullo de sus raíces, los conocimientos de su cultura y de la historia de Misiones, porque no es una representante de la belleza, sino de una herencia de sus antepasados.  

Esta edición de la revista de la Fiesta Nacional del Inmigrante las tiene como protagonistas a ellas, las primeras, las del medio y a las de no hace tantos años. Generaciones de reinas se reunieron para nosotros y removieron recuerdos, compartieron experiencias. La mayoría de ellas ya profesionales y aún en un papel bien activo dentro de sus colectividades.

Bienvenidas al reinado
“Cuando te invitan desde la colectividad para ser reina no es el todo ser linda porque una está expuesta a muchas cosas, no se rige solo por la apariencia. También esto resulta un crecimiento personal, demanda socializar, aprender muchas cosas y en cierta forma te prepara para poder desenvolverte en un futuro laboral”, sostuvo Natalia Marisa Burger (28), que fue Reina Nacional en 2013 y actualmente está casada, tiene una hija y trabaja como esteticista.

Hasta 1989 la fiesta era provincial y a partir de 1990 se convirtió en nacional. Con los años los cánones de la elección mutaron y las exigencias son más elevadas. De ahí a que en las elecciones dentro de las colectividades para elegir a sus representantes ven la concurrencia reducida. Las chicas temen la exposición, pero las ex reinas que ya tienen experiencia en esto las animan a participar.

“A medida que fue creciendo la fiesta con ella fueron cambiando los status. Ya no se prestaba atención a la belleza sino que se evaluaba la parte intelectual. Hay más exigencia y ahora se presta atención a los conocimientos sobre la fiesta, su propia familia y colectividad, sobre la actualidad, inquietudes adolescentes y modales”, comparó Paola Daura Erasmie (45) que fue reina de su colectividad en 1995 y se consagró primera princesa de la fiesta de ese año. Paola es profesora de educación especial y tiene un hijo.

A lo dicho por sus compañeras, la reina polaca de 2009, Virginia Forster Sowinski (31), agregó: “La reina pasó a ser embajadora de la provincia y de Oberá, no sólo una cara bonita”.

Las ex soberanas, ahora profesionales destacadas, coinciden y rescatan que esta fiesta se destaca por sobre las otras que se desarrollan en el resto del país. Sostienen que no vende un producto, sino que pondera la cultura de los ancestros. Manifestaron que el reinado, que las llevó por diferentes provincias y festividades, les hizo darse cuenta de la magnitud de lo que sucede hace tantos años en Oberá y que “todas las reinas del país quieren venir a formar parte de esta fiesta”.

Reunidas por primera vez
En el rostro de todas estas mujeres se dejaba ver una misma afirmación que luego dejaría de ser una impresión y fue puesta en palabras: volverían a ser reinas de su colectividad y revivir la experiencia.

Esta revista reunió por primera vez a distintas generaciones de reinas. Sentadas en ronda en el salón del pabellón argentino del Parque de las Naciones, no pararon de hablar, de reír, de recordar y coincidir en los sentimientos.

“Yo soy muy reservada pero lo había hecho por mis abuelos que vinieron de Japón. No dejo de decir que fue una experiencia muy linda”, indicó Midori Romero Ogawa (22), que fue electa reina de su colectividad en 2016 y elegida primera princesa de la fiesta. Midori sigue activa en las tareas de su colectividad y además de ser coordinadora del ballet infantil, enseña el idioma.

Al final hay recompensa
Aceptar representar a la colectividad en un primer momento y a una gran fiesta, en una segunda parte en caso de ser elegida reina nacional, supone sacrificios, dejar cosas de lado, postergar otras.

“Esto es un sentimiento de pertenencia. Yo ya bailaba cuando la fiesta se hacía en el complejo, mi abuelo fue uno de los que construyó la casa típica en el Parque de las Naciones. En 2009 festejamos los 50 años de casados de mis abuelos y ese año me ofrecieron ser reina y fue el regreso de mi familia a la colectividad después de estar un poco alejados. Viajé un montón, dejé de lado muchas cosas pero sinceramente no me arrepiento”, afirmó Virginia, la ex reina polaca.

Para Daiana, elegida reina nacional en 2014, fue una etapa sobrecargada. El 2015 la encontró con la agenda llena de actividades, las que tenía antes y las que se le agregaron por el reinado.

“Me hizo madurar mucho como persona, como mujer. Yo estaba cursando el último año de mi carrera, tenía que viajar, había empezado a trabajar justo ahí. Fue todo un tema con mi mamá que me decía que no abandone la carrera, que no me iba a apoyar y sin embargo fue la que más estuvo”, comentó riendo y agregó: “Creo que se puede, es un esfuerzo grande pero pero es válida la experiencia, es una elección de vida. Mi jefe me había dicho ‘acá problemas personales no, quiero sangre trabajadora. Entonces le tuve que enfrentar y decirle que era reina y que iba a necesitar viajar. Así que ese año me enfrenté a mi jefe, viajé y hasta ahora conservo mi trabajo”.

En tanto, Natalia, reina nacional de 2013, tuvo que postergar uno de los momentos más importantes de su vida. “Ese año mi novio me propone matrimonio y para ser reina tenemos que ser solteras así que pospusimos el casamiento para cuando terminara la fiesta. ¿Qué pasó? salgo reina nacional, había que esperar todo un año para casarnos (se ríe). Pero bueno, esperamos y eso nos sirvió a los dos para crecer y madurar como pareja antes de dar el gran paso”.

Alicia Victoria Semañuk (46), fue reina de la colectividad rusa en 1988, año en el que la eligieron como miss elegancia. Actualmente tiene un hijo y hace 13 años que es delegada de reinas, es decir, además de ser consejera de las jóvenes tiene que estar en todo: maquillaje, elección de los atuendos, peinado, etcétera. “Esta no es una tarea fácil, no se tiene dimensión de lo que esto significa, de todo lo que hay que hacer y no es remunerado”. 

“Lo hacemos por amor a la colectividad, por amor al arte. Tratamos de transmitirle nuestra experiencia a las más jóvenes. Me hace revivir un montón de cosas y les vas contando lo que una vez te enseñaron a vos”, compartió Viviana Lourdes Mereles (49), reina de la colectividad española en 1990. Viviana también es delegada de reinas, así como docente y mamá de tres hijos y abuela de una niña.

Vínculos que se conservan para siempre
El Parque de las Naciones es una gran familia. Las distintas colectividades y sus integrantes conviven armoniosamente entre ellas, comparten tradiciones, intercambian recetas.

“Se trata de ser familia, todas las colectividades juntas”, recalcó Natalia. “La fiesta es una gran familia, somos amigos. Creo que todos esperamos con ansias que arranque la fiesta para reencontrarnos”, acotó Virginia.

Al ser elegidas reinas de sus colectividades las chicas comparten varias actividades y reuniones juntas. Y de eso, más allá de lo que se diga de las enemistades o picas por la competencia de podio, se entablan grandes amistades, relaciones que perduran hasta el día de hoy. “Trabajando, estudiando, preparando un casamiento. Todas volveríamos a repetirlo porque se abren muchas puertas, nos ayudó a realizarnos como personas”, indicó Natalia.

Paola, ex soberana nórdica, guarda dos álbumes con recortes de diarios y fotografías suyas y de sus compañeras del tiempo en que fue reina. El álbum fue motivo de asombro entre las ex reinas que se mostraron curiosas con el material.

Lo que permanece
La experiencia las marcó y es una huella que permanece para siempre. La fiesta atraviesa las fibras más íntimas y las chicas hablaron de eso.

Ana Haddad (26) es ingeniera industrial y reina de la colectividad árabe en 2012 en la que fue elegida como primera princesa y miss amistad. “Mi colectividad no tiene muchos descendientes. Fue todo nuevo para mí y fue con esto que me di cuenta de los valores que hay acá, nunca vi gente trabajando con tanta pasión y gratis. Ahí empecé a valorar mucho más todo”, consideró.

“Crecí escuchando las historias de mis abuelos. Para ellos fue muy duro, fueron excluidos, pasaron hambre. Entonces esta fiesta lo que consigue es sanar un poco esa herida que tenemos todos”, rescató Mónica Marin Ávalos (51), médica y mamá de dos hijos, reina de la colectividad paraguaya en 1984.

“Esta fiesta es valorar y darnos cuenta de que somos parte de esta historia, de la construcción de la historia de Misiones y de la Argentina misma”, destacó Alicia.

Para Viviana: “Significa que queremos que nuestros padres y abuelos sientan que apreciamos lo que nos dejaron, el sacrificio que hicieron por llegar”.

La representante de la colectividad brasileña en 2015 fue Carla Alexandra Berent (23), quien además es profesora de portugués y del ballet de la colectividad. Para ella la fiesta es: “el legado de nuestros antepasados, queremos honrarlos. No hay una fiesta igual a ésta,  con casas construidas”.

Yanina Soledad Dartuqui Antúnez (24) está a punto de recibirse de contadora pública y fue reina de la colectividad portuguesa en 2012. Ella destacó: “Formar parte de la colectividad y de la fiesta implica estar en contacto con la realidad del país. Volvemos a aprender a tener contacto con la cultura. Es la importancia del pasado pero también del presente”.
En esta celebración de las raíces culturales, las reinas tienen un papel importantítisimo. Como ellas mismas resaltaron -con el orgullo de representar a sus padres y abuelos-, ser representantes de una cultura que viven y practican con la cabeza bien en alto.


Edición 2018, recordá que continúa la votación
Los cibernautas ya pueden votar a quien ocupará el lugar de Florencia Niewiarowicz Dieminger, representante de la colectividad rusa, que se consagró el año pasado como Reina Virtual de los Inmigrantes.
Es así que los sufragistas pueden empezar a emitir su voto hasta las 18 del jueves 13 de septiembre. También podrán emitirse los votos en el stand de El Territorio, cuando se inicie la fiesta en el Parque de las Naciones de Oberá. Esta corona que entrega el decano de la provincia cumple en esta edición sus 20 años.

Cómo votar
La 39° Fiesta Nacional del Inmigrante se desarrollará del 6 al 16 de septiembre en el Parque de las Naciones de la ciudad de Oberá. Para conocer a las candidatas, se puede ingresar a:http://inmigrante.elterritorio.com.ar/RI2018/index.aspx Ingresando allí se podrá conocer a cada una de las candidatas al cetro virtual. En tanto, para elegir a una de ellas, se debe hacer un click en el botón correspondiente que posee la leyenda ‘votar’. No se podrá emitir más de un voto por computadora conectada a internet.

La electa Reina Virtual será coronada en la misma ceremonia que la Reina Nacional del Inmigrante 2018 y se le entregarán los atributos de mando que le corresponden. Cabe destacar que el resultado de la elección de la Reina Virtual no influye sobre la elección de la Reina Nacional del Inmigrante.