El tesón de sus padres y la solidaridad iluminaron los ojos de una pequeña

domingo 13 de enero de 2019 | 2:00hs.
Luz, rodeada de sus padres, recibe un beso de Jorge Rodríguez, el motor de la solución.
Luz, rodeada de sus padres, recibe un beso de Jorge Rodríguez, el motor de la solución.
Percibir con los ojos lo que el corazón intuye y comprobar que es mejor de lo que se creía. Eso experimenta Luz Cuadra, una niña de 7 años domiciliada en Candelaria que en la última semana pudo por fin observar el rostro de sus padres, su hogar y todo lo que el mundo tiene para mostrar luego de una vida de ver borroso.

Manos y voluntades solidarias se unieron para que la hija de Ramón Cuadra y Delia Pintos, después de un largo peregrinar, pudiera mejorar su calidad de vida.

“Nunca supe cómo eran mi mamá, mi papá, mi casa y las demás cosas, fue todo raro y ahora sí veo perfecto”, cuenta la pequeña entusiasmada.

Con un problema de nacimiento, la niña y su familia se cruzaron con Jorge Rodríguez, un efectivo de la Prefectura Naval Argentina que al enterarse de la situación, se comprometió a resolverla.

“A Luz la conocí gracias a mi madre, que vivía cerca de la casa de ella. Sus padres habían recorrido varios lugares en la provincia y en Buenos Aires buscando una solución sin encontrarla, tal vez por ser de bajos recursos”, señaló el hombre.

Consciente de que “todo niño merece una vida tal cual indica su nombre, llena de luz, no digo que no dormía, pero me pasaba largas hora pensando cómo ayudarla”, hasta que otro encuentro casi fortuito lo puso cara a cara con el remedio.

“En un encuentro de asado de esos que hacemos a veces en las instituciones, allí debía ir el padre del doctor Agustín Aranda Martínez,pero fue él en lugar de su padre que no pudo ir; era nomás como tenía que ser. Le comenté la situación de la niña y sin más palabras me dijo que la llevara a su clínica en Posadas”, relató.
 
Fueron a la clínica y después de los estudios de rigor, la cirugía se realizó sin costo alguno para los padres, que no tienen trabajo fijo y viven de changas.

“Como ser humano resalto esa vocación de servicio del doctor, ese honor al juramento hipocrático que realizan todos los médicos y que en este profesional se hizo notar desde el primer momento”, valoró Rodríguez.

La lucha y la satisfacción

“Era muy triste darme cuenta de que mi hija veía cada día menos, había que llevarla a la escuela de la mano, porque ella no veía más que unos pocos pasos y todo borroso, no distinguía las cosas”, recordó Ramón Cuadra.
Aunque apreció que otra gente también fue solidaria y comprensiva: “Así y todo, con la ayuda de las maestras de la Escuela 698, pasó de grado. Es una niña muy inteligente”.

Agradeció a Aranda Martínez, a su equipo y todos los que colaboraron sin cobrar para concretar la operación, “si Dios no pusiera a esas personas y a ese médico en nuestro camino, Luz aún no sabría como era su casa".

También Lidia se mostró agradecida, y acotó: ”Recuerdo que desesperada iba a pedir  junto a mi esposo pasajes para ir a Buenos Aires al intendente (Daniel Luna) y él nos daba como Daniel, no como intendente, nunca quiso que lo agradezcamos, y así pasó con Jorge y con el doctor Agustín, pero cómo no contar al mundo lo que han logrado estas personas con sus corazones solidarios”.
Ya quedó en el pasado el dolor por aquella médica que los maltrató, “seguramente porque no tenemos dinero”, y hoy Delia atesora el momento vivido el martes último.

“Cuando llegamos con nuestra hija a casa, ella dijo ‘mami, yo pensaba que mi casa era fea y había sido que tiene tan lindo piso y es muy linda’. En ese momento abracé a mi hija y di gracias a Dios por haber puesto a tan buenas personas en nuestra vida. Ruego que para cada niño con problemas haya un corazón solidario que lo ayude a superar sus dificultades, mucho más si no tienen recursos”, señaló.
Y la pequeña Luz, que sueña con ser abogada, también está contenta: “Yo veía cosas borrosas, a veces tenía que buscar la manera de ver algo, pero no podía, hoy veo perfecto. El doctor Agustín es mi héroe, yo lo quiero mucho como quiero a Jorge”.


“Todo niño merece una vida llena de luz, me pasaba horas pensando cómo ayudarla”
Jorge Rodríguez
Efectivo de Prefectura
“Cuando llegamos a casa, me dijo ‘mami, yo pensaba que mi casa era fea y había sido que tiene tan lindo piso’”
Delia Pintos
Mamá de Luz
“Yo veía cosas borrosas, hoy veo perfecto. El doctor Agustín (Aranda Martínez) es mi héroe, yo lo quiero mucho, como quiero a Jorge”
Luz Cuadra