El patrón de las fiestas. Jorge Bidegain, a rodar mi vida

viernes 07 de agosto de 2020 | 2:00hs.
El patrón de las fiestas. Jorge Bidegain, a rodar mi vida
El patrón de las fiestas. Jorge Bidegain, a rodar mi vida
Por Marcelo Rodríguez

Por Marcelo Rodríguez Fotoperiodista

Es siesta cuando de mano en mano pasa el vaso transpirado. A puro tereré en la vereda, bajo la sombra, los muchachos esquivan el calor mientras ríen e ignoran el presente. En un rato la curiosidad los abstraerá, sobre todo a Jorge.

En el edificio aguardan los equipos que concitan su atención. Es un estudio televisivo. Están las cámaras y además los equipos de edición que al adolescente lo tienen en estado de embelesamiento. Son los finales de los 90.

Jorge no duerme
Jorge Bidegain se presenta, quizás confesando el orden de sus prioridades en esta época, “antes que nada, padre de tres chicos, y actualmente fotógrafo”. Para él, siempre activo, como tantos, la cuarentena ha sido movilizadora.

“La primera semana fue muy compleja, me generó muchos miedos porque de un día para el otro no había eventos, que son una parte importante de mis ingresos. Pero también generó tiempo para reinventarme, para bajar un cambio, para poder priorizar el tiempo con mis hijos, que es algo que desde hace un año estoy aprendiendo. Cuando estoy con ellos, estoy con ellos y me desconecto del celular” cuenta.

Siete vidas
La luz del día que comienza a irse se cuela por la persiana, pega en la mesa e ilumina su rostro en el justo momento cuando habla de los niños. Los ojos quedan iluminados como cuando descubría los secretos de la edición y la filmación de eventos.

Entonces rememora: “La curiosidad adolescente me llevó a involucrarme con las cámaras”. Esa misma inquietud lo condujo a leer sobre tecnología, a foros, a canales de YouTube y descubrir la tendencia del momento. Se comenzaba a filmar con cámaras fotográficas, porque las prestaciones eran buenas, la luminosidad de las lentes permite trabajar en condiciones extremas de iluminación, eran más livianas y por sobre todo más baratas. “Imaginate lo que valían las cámaras de video, yo vendí un auto para poder comprarme una”.

Con el espíritu innovador característico, se animó a dejar de lado la de video y adquirió la fotográfica. “‘No va andar’. ‘No está preparada para filmar con calidad esa máquina’, me decían, pero yo me animé y cuando vieron los resultados se sorprendieron”.

En ese tiempo la fotografía de sociales incluía mucha iluminación, mucho flash. La decoración así lo exigía. Pero llegó el uso de iluminación como ambientador y creador de climas y eso que impactaba a los ojos al entrar a un salón se perdía al disparar flashes.

Jorge ya disponía de cámara fotográfica, pero para realizar filmaciones. Fue entonces que decidió regalar a un cliente que lo había contratado las fotos de su casamiento. “Pero yo no quiero fotos, sólo video, me había dicho. Yo le respondí que eran una atención, pero se las iba hacer a mi modo. Después de la boda compartí el álbum en Facebook y me llamó una mujer para contratarme como fotógrafo de su enlace”.

Frente a este nuevo desafío que le plantea la casamentera, Bidegain se excusa explicando que su metié es la filmación. Ante la insistencia de la potencial cliente, él le propone posponer la respuesta hasta después de una capacitación que tenía planeada realizar. “Si después  del curso me siento seguro, yo seré su fotógrafo de bodas”, dijo, y el trato quedó sellado.

La anécdota pinta otros aspecto de la personalidad del registrador de los momentos importantes. Es inquieto por el conocimiento y generador de sus propias oportunidades. El profesional se denomina autodidacta “con mayúscula” porque todos los oficios que desempeñó los aprendió satisfaciendo su motivadora curiosidad y los deseos de aprender y perfeccionarse.

Si volvieran los dragones
Fue así que comenzó con la fotografía de eventos a la que le da su impronta. “Siempre con la cámara cerca del ojo para no perder ningún instante. Disparo a lo que me genere curiosidad, intuitivamente, sin preguntarme sobre lo que saco, después veré si es pertinente y cómo ubico la foto en el contexto del discurso visual. Obturo mucho, no me puedo dar el lujo de perder una foto por no animarme a disparar”.

La fotografía de eventos suele ser denostada por quienes practican otros géneros. Quizás porque la cantidad de clisés la torna previsible. Rituales que a fuerza de repetirse resultan una obligación digna de penalización si llegaran a faltar. O por ahí el desprestigio viene de que al ser el género que más fácilmente permite obtener ganancias, suele ser el más buscado para ganarse la vida aun sin tener competencias técnicas ni artísticas. Por eso, para destacarse en ese rubro hay que disponer de formación, pero sobre todo de sensibilidad, oficio y estar atento.

“Hay quien en el momento de los fuegos artificiales se aleja para captar la panorámica. Yo puedo decidir quedarme y hacer la foto de cerca de la abuelita de 80 años y su cara de asombro y emoción al ver estallar por vez primera la pirotécnica. Estoy atento a las expresiones, los afectos, lo espontáneo y me emociono. No soy  religioso, pero las ceremonias me conmueven, las evangélicas más. Quizás porque en unas el pastor conoce a los novios y se dirige a ellos de manera más afectuosa y algunas celebraciones son más espontáneas que los otros rituales mecanizados”.

Es sólo una cuestión de actitud
Curioso, inquieto, apasionado busca estar siempre ocupado, estar en algo. El parate de la cuarentena lo involucró en la novísima asociación de fotógrafos misioneros, por ejemplo. Fiel a su estilo aprovechó, lo que era una crisis en su sector, para ver cómo generarse trabajo.

Todo pasa por lo visual, entonces los negocios, las empresas comenzaron a publicar por las redes ante la imposibilidad de abrir sus puertas. “Te dicen ‘yo saco con mi teléfono nomas’. Entonces le muestro cómo queda ese trabajo y cómo queda si lo hace un profesional. Ahí se dan cuenta  de que vale la pena invertir en buenas imágenes, se trata de una tarea de educación al cliente”, explica Jorge sobre una de las estrategias desarrolladas en la búsqueda de nuevas perspectivas y en lo que él llama “otra reinvención suya”.

La sed de conocimientos no se sacia nunca, por eso tiene como norma hacer una capacitación por año. Se trata de algo que le permite estar en contacto con lo novedoso y la evolución de las técnicas y modalidades en boga en la actividad, herramientas que usará cuando delante de sus ojos un abuelo levante a su nieto para abrazarlo y besarlo, Jorge estará atento con la cámara presta. El instante tierno quedará inmortalizado emocionando al hombre cada vez que la vea y lo sobrevivirá cuando ya no esté.

“Estoy con un proyecto de retratos, así que ando leyendo, investigando, mirando mucha fotografía, donde la luz dibuja en serio, mostrando lo que tiene que mostrar. Hace dos años que vengo con eso. Justamente en estos días me llegan elementos para comenzar y si me va bien, si logro lo que aspiro, iría comenzando el camino del arte”.

Perfil

Jorge Bidegain
Fotógrafo
Tiene 41 años, es autodidacta e inquieto. Forma parte de la recientemente creada Asociación de Fotógrafos Misioneros.

Lleva como norma de vida realizar al menos un curso de fotografía por año. En su vasta formación se encuentran el Congreso FDF (Foro de fotógrafos), WS Martín Sedacca, “da2vueltas” Horacio Carrano &  Maxi Oviedo, entre otros.

Actualmente trabaja en un proyecto de Retratos Misioneros.