El G7, entre bajas de la industria y una inminente crisis mundial

sábado 24 de agosto de 2019 | 6:00hs.
El férreo dispositivo de seguridad en Biarriz se inició hace una semana.
El férreo dispositivo de seguridad en Biarriz se inició hace una semana.
En vísperas de las reuniones de líderes de dos continentes para analizar una perspectiva económica cada vez más sombría, este es el cuadro que los espera este fin de semana: fábricas con baja producción, negocios paralizados, el crecimiento global que vacila y el debate sobre la creciente deforestación y el cambio climático.
Hace apenas un año todas las grandes economías gozaban de un período inusual de prosperidad compartida, pero ahora la economía global parece estar al borde de caer en la grieta a la cual la precipitó la crisis financiera de 2007. Para colmo de males, las soluciones distan de ser evidentes. Los bancos centrales no pueden simplemente bajar las tasas de interés. Ya están en un nivel más que bajo. Si lo hicieran, correrían el riesgo de despojarse de las municiones que necesitarían para combatir una pronta recesión.
El endeudamiento elevado de los gobiernos dificulta los recortes de impuestos o la inversión de grandes sumas en puentes, caminos y otras obras públicas. “Las herramientas para combatir la recesión son más limitadas que en el pasado”, dijo Karen Dynnan, de la Facultad Kennedy de Harvard.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial rebajaron la perspectiva de posible crecimiento mundial. El jueves, Moody’s Investors Service pronosticó un crecimiento de la economía mundial de 2,7% para este año y de 2 para el próximo, comparado con 3,8% de los dos años anteriores. Emitió una advertencia sombría: “La tendencia podrá ser negativa para los próximos tres a cuatro años”, dijo la agencia de evaluación de crédito. Crecen las preocupaciones al reunirse los presidentes de bancos centrales en Jackson Hole, Wyoming, y los jefes de gobierno del Grupo de los Siete en Biarritz, Francia.
“La incertidumbre comercial global llegó para quedarse”, dijo Madhavi Bokil, de Moodys.
Estrujado por el proteccionismo, el comercio global probablemente crecerá 2,5% este año, la tasa más baja de los últimos tres años, según el FMI. El comercio es crucial para la suerte de los fabricantes y el índice de manufactura global de J.P. Morgan cayó en julio al nivel más bajo desde 2012. El malestar global refleja la atracción gravitatoria: las economías de Europa y Japón, alimentadas por las políticas de dinero barato de los bancos centrales, se extralimitaron hace algunos años y ahora regresan a su estado más típico: el andar lento.
A pesar del bajo costo de los préstamos por el estímulo de los bancos centrales, las inversiones en plantas nuevas están rezagadas, una señal de que los jefes no prevén mejoras.
En Alemania, la usina económica de Europa, la economía se contrajo 0,1% en el segundo trimestre con respecto al primero. Si la producción cae por segundo trimestre consecutivo, Alemania estará en recesión. Algunos de los problemas se originan en el propio país. Las grandes automotrices se vieron obligadas a gastar miles de millones en tecnología para cumplir las nuevas normas más estrictas sobre emisiones. La división automotriz de BMW perdió dinero en el primer trimestre por primera vez en un decenio. Daimler registró su primera pérdida neta desde 2009 en el segundo.
El Brexit es otro peligro para Europa. El primer ministro Boris Johnson dice que el Reino Unido saldrá de la Unión Europea y su zona de libre comercio el 31 de octubre, haya o no acuerdo de divorcio. El Banco Central Europeo dijo que podría lanzar un nuevo estímulo monetario, posiblemente el mes próximo.


Los problemas que trascienden las fronteras

Por 45° año consecutivo, siete de las personas más poderosas del mundo se reunirán en una cumbre informal que ha sobrevivido a la Guerra Fría y la crisis financiera global.
A pesar de los altibajos, el Grupo de los Siete sigue siendo un foro crucial para abordar problemas que trascienden las fronteras: la economía, el comercio, las crisis financieras, el terrorismo, el lavado de dinero, el cambio climático y enfermedades como el sida y la tuberculosis.
Es un club de democracias ricas que buscan sincronizar sus puntos de vista. Los países presiden la cumbre anual
en forma rotativa y al final habitualmente emiten una declaración en la que expresan sus compromisos financieros y políticos. No tiene estatutos, reglas ni burocracia propia.
Sólo puede hacer cumplir sus decisiones mediante la presión de los pares y el deseo de los propios gobernantes de cumplir sus promesas.