El fenómeno social: nuevos hábitos y discursos en crisis

domingo 27 de septiembre de 2020 | 5:00hs.
El fenómeno social: nuevos hábitos y discursos en crisis
El fenómeno social: nuevos hábitos y discursos en crisis
Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

La libertad, la diferencia, la educación, política y hasta la democracia misma, entre otros, son algunos de los conceptos que entraron en juego a la hora de analizar los impactos de las redes en la sociedad durante la entrevista con el semiólogo Froilán Fernández.

Fernández es doctor en Semiótica, pero además es investigador, docente y secretario de investigación en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam).

Durante una extensa entrevista con El Territorio, reflexionó sobre el avance, el uso y fundamentalmente los impactos de las redes en la sociedad. “Una mirada semiótica va a permitir entender que este fenómeno no es un fenómeno meramente técnico o tecnológico, sino que es un fenómeno social y que, sobre todo, tiene que ver que con el sentido que le damos a la experiencia humana”, expresó, casi como carta de presentación.

Para Fernández está claro. Las redes sociales y la inteligencia artificial son el gran transformador de la última década, pero en ese proceso se observa una infinidad de fenómenos y se plantean varias paradojas.

Por ejemplo, el profesional indicó que “hay una mirada que está inscripta en lo que el sujeto desea, muy hedónica, ahí la inteligencia artificial aparece como esa herramienta tecnológica que permite ordenar los contenidos que cada uno de nosotros ve, cómo y de qué manera interactuamos. Pero, por otro lado, también la paradoja de que esos contenidos no están mediados solamente por el sujeto, sino por lo que quiere todo un sistema global que, básicamente, tiene como gran mercancía la imagen. La imagen de nosotros mismos. Es decir, nosotros somos la mercancía”. 

Para Fernández, todo eso también termina trastocando el debate de cuán libre en realidad somos navegando en internet y añadió que “ahí está otra paradoja de las redes sociales. La de hacernos creer que tenemos un margen de libertad absoluto para decir qué nos gusta, pero paradójicamente al darnos esa libertad nos estamos convirtiendo en una imagen de nosotros mismos y vendemos esa imagen. Además, esa libertad en realidad está restringido a la dinámica de los algoritmos, pero sobre todo sobre qué quiere tener el capitalismo como sistema”.

La cancelación del otro
El docente profundizó en su idea y en otro tramo de la entrevista explicó de qué forma esas inducciones casi hedónicas de los contenidos que experimentamos en las redes terminan incidiendo en otras cuestiones sociales, como por ejemplo, con el sentido de las representaciones y de la democracia.

“Hay algo muy relevante para pensar y es cómo eso incide en el debate como sociedad democrática. Eso me parece lo más preocupante. Una sociedad democrática generalmente se construye en base al conflicto, al diálogo y al consenso. Hoy lo que vemos con las fake news o la cultura de la cancelación es que es cada es vez más difícil construir consenso. Eso pone en crisis la sociedad democrática”, agregó.

Es en este punto donde radica una cuestión fundamental y es que si los algoritmos solamente nos conducen hacia un solo efecto de sentido, nuestra subjetividad no es interpelada. Ahí se profundizan las diferencias, se exacerba la intolerancia y se niega al otro.

Para el semiólogo entrevistado, la grieta, como forma de llamar al binarismo y no sólo en términos de ideologías políticas, sino en todos los sentidos de las relaciones sociales, siempre existió, pero consideró que “lo que tenemos en las redes, me parece a mí, es un fenómeno que va más allá del binarismo, de la grieta o de la diferencia, sino que las redes constituyeron espacios donde cada uno de nosotros le hablamos a los que piensan igual que nosotros, entonces ahí no hay debate posible. Creo que las redes exacerbaron esa mirada de ‘yo sigo lo que me gusta, yo sigo al que opina parecido a mí, al que me asegura una verdad o al que acentúa mi forma de pensar’. Y ahí, el que piensa diferente es el otro, el inexistente”.

Discursos en crisis
Y todo esto, a su vez, está relacionado con el invaluable poder que tuvo internet para democratizar la palabra y globalizar los conocimientos, aunque de allí también surgen varias paradojas a tener en cuenta.

“Todo se pone en crisis con estas dinámicas. Ahí está la gran paradoja, se democratiza la palabra porque uno tiene acceso a una plataforma, se crea sus cuentas, sus blogs y puede decir lo que piensa, que es muy importante porque ya no hay hegemonía de la palabra, pero por otro lado esa palabra democratizada pone en crisis discursos que eran los grandes relatos que articularon la vida. Primero, la política, básicamente. El discurso y la credibilidad política está en crisis total, política que además se aprovecha de esas dinámicas de las redes con las fake news, el tráfico de datos y las cuentas falsas”, ahondó Fernández.

Y así como los conceptos de libertad, tolerancia y democracia están siendo atravesados por completo en el nuevo marco digital que regula la interacción social, también lo está la educación.

 Y Fernández se explaya: “El modelo de la red también pone en crisis el modelo educativo clásico basado en la escuela moderna y eso ahora (en pandemia y aislamiento) lo vimos de una manera tangible. Tenemos la primera generación modelada por una forma de pensamiento digital, que tiene que ver con la fragmentariedad, la aceleración, la simultaneidad, lo efímero. ¿Cómo podemos creer que un niño que está en ese ambiente, después se concentre y lea un texto de principio a fin, que lo interprete, que es un modo de trabajo analógico? Ahí hay un hábito de pensamiento que estructura la vida y eso va a tener consecuencias cuando vaya a la escuela, porque la escuela sigue siendo como hace 100 años atrás”.

Ante este complejo panorama, Fernández considera que “el desarrollo tecnológico ha crecido exponencialmente en el campo de la informática y las redes. Eso nos avasalla y ahí hay algo que no podemos negar. Existe y se va a quedar. Lo que tendríamos que pensar como sociedad es cuáles son las injerencias de eso en la construcción del imaginario social, de las opiniones de la audiencia y cuáles son los límites entre verdad y ficción, por ejemplo. Es un debate que se está dando y que se va a profundizar cada vez más porque la propia dinámica de la vida va a exigir que pensemos en cómo convivir”.

Radiografía de los usuarios de redes sociales en Misiones

Entre Facebook e Instagram, hay más de 800 mil cuentas cuyos titulares están situados en la provincia de Misiones. De esas, unas 59 mil pertenecen a menores de entre 13 y 17 años, según datos obtenidos a partir de un análisis de ambas plataformas realizado por el equipo de una consultora experta en Big Data.

Según el relevamiento, “si se toma en cuenta las analíticas de Facebook, nos indica que la audiencia de Misiones se compone por un 52 por ciento de mujeres y un 48 por ciento hombres”.

El rango de edad de mayor participación en las plataformas es el que abarca de los 25 a los 34 años. Allí se encuentra el 31% del total de las mujeres y el 33% del total de los hombres. Luego siguen los más jóvenes, de entre 18 y 24 años, dónde se ubica el 24% de las mujeres y el 26% de los hombres. Los menores de entre 13 y 17 años representan, en este total, algo más de un 7%.

En cuanto a los niveles de instrucción, el 61% de los misioneros conectados dice ser universitario en curso o con carrera terminada, mientras que el 38% alega tener la educación media concluida o en proceso.

En cuanto a la situación sentimental, el 43% dice estar soltero, el 28% y el 24% “en una relación”. El restante 5% asegura estar comprometido.

En lo que respecta a los dispositivos, el celular es el preferido por el 77% de los misioneros que se conectan a estas plataformas de redes sociales, que son las de mayor penetración en la provincia.

Los misioneros, en ambas redes sociales, son más propensos al click que a los comentarios. Es que en promedio, en los últimos 30 días, cada uno de ellos “le dio me gusta” a catorce publicaciones, clickeó en trece anuncios, hizo seis comentarios y compartió dos publicaciones.