El escritor en su luna
sábado 20 de octubre de 2018 | 6:30hs.
A los 63 años se fue Javier Arguindegui, habilidoso de las letras, minucioso investigador y, sobre todo, una gran persona y amigo
Apenas se hizo la medianoche del viernes, el corazón de Javier
Arguindegui (63) dijo adiós. El querido Aguara-í de las calles
posadeñas, el creador de más de 5 mil columnas en la página 2 de El
Territorio, emprendió su viaje definitivo.
Quizás aterrizó en su luna,
esa esfera que en la última entrevista concedida a su amigo Richar Vera
en mayo pasado, dijo, era una plataforma para desplegar palabras y
misteriosas historias.
Bromeó en esa oportunidad “con las letras de las columnas Osununu, una
al lado de la otra, se puede subir a la luna, escribí un Aguara-í desde
allí”.
En el cielo de los artistas lo esperaban -seguro- con abrazos y mil
anécdotas; olvidaron dormir en ruidoso agasajo al recién llegado.
Pero de este lado dejó una gran tristeza, una ausencia honda,
irremediable. Su partida sorprendió a todos en Misiones, en la redacción
del decano ayer no se hablaba de otras cosa o no se hablaba.
En Villa Gesell, Buenos Aires, donde se había establecido hace algunos
años para estar cerca de su familia y del mar, todo es desconsuelo. Sus
restos serán cremados y parte de sus cenizas podrían ser esparcidas en
Misiones, que era uno de sus amores.
Su ex esposa Claudia Ruiz, madre de sus cuatro hijos, estuvo junto a él
hasta el final. Pasó internado una semana en el hospital Illia, antes de
su muerte a causa de una enfermedad que lo fue debilitando. A su lado,
relató Claudia, estaba su hijo Rodrigo: “Él le leía los correos, pienso
que había muchos del diario”.
Y explicó: “Primero tenía un virus en el esófago, así comenzó y con más
estudios le diagnosticaron linfoma Hodgkin, en las últimas semanas le
habían hecho una tomogragía y una biopsia, estábamos esperanzados en un
tratamiento con quimioterapia, estaba internado porque los médicos
querían estabilizarlo antes del tratamiento, pero no llegó. No hizo
metástasis, tuvo un paro cardíaco y se fue, se fue un 19, su número
favorito”.
Fue una de las plumas más admiradas y queridas de la tierra colorada.
Sus artículos publicados en las páginas de este medio eran faros de
echar luz a enigmas de la historia reciente de nuestra provincia. Por su
labor investigativa y su oficio de escribir fue incorporado en 2014 a
la Junta de Estudios Históricos de Misiones.
En mayo de este año fue invitado a presentar La vida en Misiones con
textos de Horacio Quiroga en la Feria Internacional del Libro en la
Rural en Buenos Aires. También trabajó en una investigación que se
publicó en el marco del 93° aniversario de El Territorio titulado
Horacio Quiroga y El Territorio.