El día después de la cuarentena

martes 31 de marzo de 2020 | 6:00hs.
Eduardo Saldivia

Por Eduardo SaldiviaArquitecto. Admitido en P4CA de ONU-Hábitat. Planificadores por la Acción Climática

La pandemia nos ha llevado a replantearnos nuestro estilo de vida actual, y revisar la conformación de nuestras ciudades. Nuestro hábitat urbano -tal como lo conocemos hoy- no está preparado para evitar el contagio masivo de un virus como el que estamos padeciendo.
Los tiempos de cuarentena han puesto sobre la mesa muchas realidades de las que muy pocos se ocupan. Hay casas donde viven hacinadas dos o más familias, hogares sin acceso a condiciones de higiene y agua potable, hay un aumento de los episodios de violencia familiar. Y en ese contexto, las autoridades nos pidieron que permanezcamos sin salir a la calle por tres semanas.
Es por esto que, por ejemplo, la ONG Habitar Argentina propuso una agenda de siete puntos que necesitan una atención apremiante. Esta organización busca generar un marco normativo de equidad que garantice el derecho a la vivienda, a la tierra y un hábitat digno para todos.
Esta organización pide desde cartelería que informe sobre cómo enfrentar la pandemia, hasta que se le dé un lugar para pasar la cuarentena a todos los ciudadanos en condición de calle. Consideran muy importante apoyar desde el Estado a entidades de caridad que ya están trabajando activamente en zonas periurbanas, como merenderos, asociaciones civiles o iglesias. Y solicitan poner en marcha redes de vecinos que puedan acompañar a discapacitados, personas mayores o asistir a mujeres en caso de violencia durante el aislamiento obligatorio.
Claramente, no podemos permanecer encerrados en nuestras casas, esto fue una solución imprevista, ante la emergencia. Y aunque superáramos al coronavirus y encontráramos una vacuna, tenemos que empezar a pensar ciudades que no necesiten dejar de funcionar cuando aparezca otra peste.
Es por esto que la Sociedad Argentina de Planificadores Territoriales, entidad que nuclea a todos los urbanistas y gestores urbanos, ha puesto en marcha el foro para el día después. Un espacio de debate donde se empezó a discutir cómo deberían ser las ciudades a partir de esta experiencia, buscando la manera de convertir la crisis en una oportunidad de cambio, en un aprendizaje.
El primer artículo que el foro propone para abrir el debate es del español Nacho Temiño donde plantea sus “diez claves del mundo que nos espera después del coronavirus”. Allí el profesor confirma el surgimiento de un nuevo modelo económico, atravesado por la conectividad y el teletrabajo, que deberá tener en cuenta tres factores esenciales: la salud, el bienestar y nuestra relación con el planeta.
El segundo artículo disparador es un extenso y profundo trabajo del filósofo surcoreano Byung-Chul Han. En su texto “la emergencia viral y el mundo de mañana” se plantea sin disimulos que la situación mundial actual es el momento indicado para superar la veta indiferente con él prójimo que tiene el capitalismo. “Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta”.
Y por último, abre el foro, un trabajo del colombiano Carlos Moreno, planificador que reside en Francia y trabaja junto a la gestión comunal de París. En su escrito “una visión urbana sobre la crisis del coronavirus” propone trabajar la resiliencia de las ciudades ajustando sus distancias, y continuar esto que propone la cuarentena de manejarnos en un entorno a unas pocas cuadras de nuestros hogares. “Reencontrar las calles tranquilas, verdes, la movilidad ciclista o peatonal, hacer compras de proximidad, acceder a múltiples servicios, tener a mano multitud de posibilidades para hacer frente a lo cotidiano, reencontrar la manera de trabajar cerca de casa de forma presencial o gracias a lo digital, hacer que un mismo lugar tenga muchos usos y que cada uso sea un nuevo campo de posibilidades, son respuestas que van al fondo de las cosas.”
Nadie quiere que la ciudad se detenga, pero ¿cómo vamos a caminar por nuestras calles manteniendo un metro y medio de distancia social si las veredas tienen un metro de ancho? “Las calles sin automóviles pueden desbloquear el espacio para que los residentes de la ciudad mantengan su cordura y mantengan una distancia segura entre sí durante esta crisis”, dice la asesora en movilidad urbana Janette Sadik-Khan y ojalá nuestras autoridades locales tomen nota.
En definitiva, todos los expertos y los intelectuales referentes nos están hablando del comienzo de una nueva forma de vivir en sociedad. Empezando por cambiar el lugar donde nos relacionamos, el espacio público. Pero sobre todo, buscando urgente un mundo más inclusivo y sustentable.