Suena el timbre del recreo y lo que debería ser un momento de juegos y distracción, para Thiago se convierte en un tormento. “Corré más rápido, gordo”, “enano pavo”, “tonto” son algunos de los calificativos que debe escuchar cada día en la escuela y que desde hace unos años le están formando la personalidad. Con baja autoestima y casi sin ganas de ir a clases, su rendimiento escolar comenzó a decaer. La historia es ficcionalizada, pero no se aleja de lo que vivencian estudiantes de toda la provincia. Un niño elegido como objeto de la burla y otros que lo martirizan y adultos que no ven o no tienen las herramientas adecuadas para detectar y trabajar sobre esos focos de violencia intraescolar.
Y lo que más preocupa es que los que agreden y son agredidos son niños en etapa de escolaridad primaria. Algo que seguro marcará su forma de ser en la adolescencia y adultez.
Los datos son preocupantes y se desprenden del apartado número 4, “La voz de los actores sobre bienestar escolar” de las últimas Pruebas Aprender, que se conocieron hace pocos días. Allí habían sido evaluados niños de 11 años en Lengua y Matemática, pero además, los pequeños debieron responder distintas consignas sobre el sistema educativo y una de ellas fue el “clima escolar”. En ese sentido, cuando se le preguntó “la frecuencia con la que los estudiantes discriminan por aspectos físicos”, un 49% estableció que este tipo de agresión es una de las más comunes. De ese total, el 11% dijo que pasa “siempre”, otro 11% señaló que pasa “muchas veces” y un 27% “pocas veces”. El mismo documento afirma que un 47% “molestan a los que les va mal o repitieron”, de ese total el 11% dijo que pasa siempre, el 10% que muchas veces y el 26% que sucede pocas veces.
Cuando fueron preguntados sobre la frecuencia con la que “insultan, amenazan o agreden a otros compañeros por redes sociales”, el 7% dijo que pasa siempre, el 6% que acontece muchas veces y el 16% pocas veces. Y en el ítem sobre la frecuencia con la que los estudiantes “dañan las cosas de la escuela” el 8% sostuvo que ocurre siempre, el 10% muchas veces y el 33% pocas veces.
Consultado al respecto, Ricardo Martín, coordinador del Gabinete Provincial Interdisciplinario (GPI), señaló: “Las problemáticas de las instituciones que nos llegan a nosotros están referidas específicamente a temáticas de cómo atender la diversidad, es uno de los puntos que nos llega muy a menudo. El docente nos consulta, por ejemplo, sobre cómo trabajar con un niño con discapacidad, un estudiante de secundaria que llega con un diagnóstico determinado y entonces consultan y como equipo brindamos asesoramiento no sólo al docente sino también a toda la institución. Generalmente en situaciones así trabajamos con profesores de un determinado curso y con los que vienen a continuación para que estén preparados sobre como abordar las diferencias y lograr una inclusión educativa plena”.
Por otra parte, aclaró que “no toda situación de discriminación tiene que ver con bullying, no todas las situaciones de maltrato y acoso inmediatamente entrarían en esa categoría, porque el bullying es una situación de maltrato o acoso de un victimario a una víctima que se da por un tiempo determinado. Generalmente requiere de varias semanas mínimamente para ser catalogado como bullying”.
“Nosotros como equipo interdisciplinario tuvimos demandas o consultas para asesorar sobre esta situación, pero no son muchas, cada año hemos tenido tres o cuatro situaciones. Y estoy hablando de un gabinete que está funcionando hace trece años, todos los años hacemos un relevamiento de cuáles son las problemáticas puntuales, pero de bullying específicamente con los dedos de la mano fueron las consultas que tuvimos. Eso no quita que hayan situaciones que no hayan llegado a nosotros, que tranquilamente puede estar sucediendo, porque las escuelas, generalmente, situaciones de esta naturaleza las resuelven intrainstitucionalmente”, enfatizó el funcionario del Consejo General de Educación.
Sobre cómo se abordan estas temáticas en las comunidades educativas, el especialista refirió: “Hoy por hoy el docente misionero está capacitado y comprometido y constantemente trata de ponerse a tono con las nuevas problemáticas y actualizarse, así que creo que sí se está atendiendo a estas situaciones especificas sobre bullying. Un docente que ve un sujeto que está liderando negativamente presta atención y lo mismo cuando hay un sujeto que está en situación tan pasiva o vulnerable, inmediatamente trata de tomar cartas en el asunto. El docente generalmente para estas situaciones convoca a las familias o tutores tanto del agresor como del agredido”.
El Gabinete Provincial Interdisciplinario (GPI) tiene su base en la capital provincial, pero cuenta con siete subsedes en toda la provincia. Entra en acción ante demandas puntuales de las escuelas o casos resonantes o mediatizados. “Año a año se trata de dar respuesta a las demandas de las instituciones, en otra oportunidad dije que hoy por hoy sería interesante contar con un equipo interdisciplinario en todas las escuelas, pero tenemos que tener en cuenta la realidad que estamos transitando. En 2014 hicimos una proyección de cuántas horas necesitaríamos para poder cubrir las necesidades de un equipo interdisciplinario y se hace realmente insostenible. No están dadas las condiciones todavía para que eso pueda ser así. Por eso se fortalece al equipo del gabinete con más zonas, más localidades donde el equipo puede estar asistiendo y acompañando a las escuelas no sólo para atender casos consumados sino también para prevenir conflictos”, sostuvo Martín.
A pesar de lo antedicho, en el Aprender 2018 un 80% de los estudiantes consideró que “se lleva bien con todos o la mayoría de sus compañeros”.  Este porcentaje es similar a Aprender 2017 y similar en relación a Aprender 2016. Y un 91% de los estudiantes participantes de Aprender 2018 manifiesta que “le gusta ir a la escuela”.

“La escuela es un reflejo de lo que sucede afuera”

Las cifras revelan la realidad en el aula. Justamente, el relevamiento se realiza con la intención de identificar las problemáticas y así para poner en acción estrategias, canales o vías de solución a corto, mediano y largo plazo.
La discriminación está más latente que nunca en las escuelas. El último operativo Aprender, realizado en octubre de 2018, arrojó que en Misiones los estudiantes de primaria señala que la principal discriminación es por el aspecto físico. Si bien el dato representa un recorte, dado que los encuestados son alumnos de sexto grado de establecimientos públicos y privados, enciende una alerta.
Marielle Mazo, licenciada en Psicopedagogía, reflexionó con El Territorio sobre este fenómeno tan marcado en el ámbito educativo. “Se habla en estos días mucho de las pruebas Aprender; hay preguntas en el cuestionario que refieren a la socialización. En líneas generales la discriminación se da hacia lo que es más evidente, en lo superficial, si la discriminación se da en el aspecto físico es por lo que primero se ve de otra persona. El otro nos percibe a partir del cuerpo, que es donde primero se marca la diferencia. O sos más alto o sos más flaco, o sos más gordo o la piel de color más oscura. Es el instinto nato de la diferenciación a partir del cuerpo”, explicó.
“El Aprender se aplica a sexto grado de primaria y quinto de secundaria y son justamente etapas álgidas en el desarrollo de las personas. En sexto grado, entre 11 o 12 años, están con el cambio corporal, devenido en cambio de voz, y ante la necesidad de pertenecer a un grupo aparece la discriminación del cuerpo. Y a veces los preadolescentes suelen ser crueles, desde el ‘sos esto’, ‘sos aquello’, ‘no te juntes con él’. Eso está muy influenciado por el discurso social, familiar y mediático. Los chicos escuchan eso”, indicó.
“Con el adolescente de 16 o 17 años, está terminando una etapa, en la cual lo importante es pertenecer a un grupo que se caracteriza por tener las mismas características. La discriminación se da en la elección sexual, en la elección de la escuela, etcétera”, comentó.
“Para prevenir estas conductas, los docentes de las escuelas deberían saber manejar protocolos de intervención que no se trata de lo ya ocurrido, sino de tratar de evitar que pase. Esa documentación llegó a las escuelas, pero me parece que el docente no se apropió de ese contenido. El protocolo te explica qué hacer ante determinadas situaciones y cómo detectar señales de alarma para prevenir. También se podría trabajar de manera transversal, no como una materia distinta, sino desde cada institución que se tome la decisión de enseñar a respetar al otro en su diferencia”, deslizó la psicopedagoga.