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Dieron de baja a penitenciario denunciado por abusos a cinco nenas

lunes 28 de septiembre de 2020 | 1:00hs.
Las denuncias se realizaron en la Comisaría de la Mujer de Oberá.
Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

Atento a la gravedad de los hechos denunciados y la reincidencia en el delito, la cúpula del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) resolvió la baja definitiva del sargento ayudante Eduardo Iván C. (39), quien en consecuencia dejó de pertenecer a la fuerza provincial.

El sujeto fue denunciado por primera vez ante la Comisaría de la Mujer de Oberá el 2 de julio del 2010. En aquel entonces, un hombre de 30 años manifestó que su hija le contó que el padre de su compañerito la manoseó varias veces.

Días más tarde se sumó al expediente lo manifestado por la mamá de otras niñas de 10 y 11 años, también amigas del hijo del acusado. Las niñas le contaron a su progenitora que los abusos ocurrían cuando ellas asistían a la casa de su vecino.

El acusado estuvo detenido pocos días y tiempo después retomó sus tareas en la Unidad Penal II de Oberá.

Ya en octubre del 2011, la ex jueza de Instrucción Uno de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat, dispuso el sobreseimiento definitivo por los tres hechos de abuso sexual simple.

En tanto, el 30 de noviembre del año pasado Eduardo Iván C. fue denunciado por su propia esposa, con la que tiene un hijo pequeño. Asimismo, la mujer es madre de dos niñas de 11 y 9 años que acusaron al penitenciario por abuso sexual.

Consciente del tenor de la acusación, el ahora ex funcionario logró burlar la orden de captura y permaneció 52 días en condición de prófugo.

Finalmente, por recomendación de su defensa, el 22 enero del corriente año se presentó ante el Juzgado de Instrucción Uno para notificarse de la acusación en su contra y, al mismo tiempo, recibió la eximición de prisión.

Tal beneficio generó el reclamo de la madre de las víctimas, quien días más tarde denunció que el sujeto se presentó en su domicilio para intimidarla, por lo que desde entonces dispone de custodia policial permanente.

Demora judicial

Recién a fines de mayo, a seis meses de la denuncia, las menores fueron indagadas en Cámara Gesell.

Según fuentes del caso, las víctimas se mostraron muy angustiadas por revivir los sucesos, al punto que una de ellas rompió varias veces en llantos y la otra habló poco y nada, avergonzada porque el entrevistador era un hombre.

En consecuencia, por el momento el expediente se tramita como abuso sexual simple, carátula con la que sería elevaba a juicio oral.

Al respecto, la madre de las niñas -quien es casada con el sargento ayudante del SPP- lamentó la demora judicial y aseguró que sus hijas están muy afectadas por lo sucedido.

“Mis nenas están muy traumatizadas, tienen pesadillas y mucho miedo porque saben que el degenerado sigue libre”, comentó angustiada en diálogo con El Territorio.

Incluso mencionó que su hija de 9 años “empezó a contar más cosas y dice que no fueron sólo toqueteos, hubo cosas más graves y había sido que por eso están tan traumatizadas. Para colmo, no las pude llevar más a la psicóloga porque no tengo recursos para pagar las consultas. Por eso la impotencia y la bronca que siento”.

Grave denuncia

Los abusos hacia las hijastras del penitenciario habrían comenzado hace alrededor de tres años, cuando la madre trabajaba y dejaba a las menores al cuidado del sujeto.

Los hechos salieron a la luz el pasado 30 de noviembre pasado, cuando la menor de 11 años se acercó a su mamá y le preguntó “cómo una nena puede saber si fue abusada”, lo que inmediatamente alertó a la progenitora.

Así comenzó a indagar, la pequeña rompió en llanto y le confesó el secreto que venía guardando desde que tenía 8 años, tal como indicó. Incluso, aseguró que ese mismo día su padrastro la manoseó en dos oportunidades y la obligó a tocar sus partes íntimas.

Tal como declaró ante la Comisaría de la Mujer, luego de que su hija mayor le contará los sucesos, la mujer también indagó a la niña de 9 años, la que relató que atravesó por situaciones calcadas a las que relató su hermana.

Ambas habrían coincidido en que los abusos se iniciaron en circunstancias en que la mujer salía a trabajar y quedaban al cuidado del penitenciario cuando éste se hallaba de franco.

Pero tiempo después la progenitora dejó de trabajar afuera y los abusos cesaron por un tiempo, aunque luego se habrían intensificado.

Evidentemente, la situación se tornó insoportable para la nena más grande y esa noche se acercó a su mamá que miraba televisión y le contó su calvario. Comenzó a llorar y aseguró: “Mi papi me abusa”, tal como le decía la menor al sujeto.

Desesperada por la situación, la mujer -que tiene una hija de un año con el sujeto- se dirigió al dormitorio donde su marido ya descansaba y reprochó por su accionar, aunque él negó todo y se retiró del domicilio. Luego se emitió una orden de captura, pero se mantuvo prófugo durante 52 días.

Reincidente
Tras la denuncia del 30 de noviembre, el sargento ayudante no se presentó a su trabajo en la Unidad Penal II, por lo que el SPP ordenó su pase a situación de disponibilidad mientras la Justicia se expida al respecto.

El caso cobró relevancia por los antecedentes del sujeto, quien hace una década fue denunciado de abuso sexual simple en perjuicio de tres nenas que eran amigas de su hijo, fruto de una relación anterior.

Por ello las acusaciones de noviembre pasado no hizo más que poner en tela de juicio el accionar de la ex magistrada y la fiscalía en aquella primera intervención de hace diez años.


La decepción de los primeros denunciantes

“A nuestras hijas no les creyeron y el depravado siguió violando criaturas”, lamentó el padre de la primera víctima que lo denunció en julio del 2010.

Por su parte, la madre dijo: “Primero, cuando me enteré de que lo volvieron a denunciar, lloré mucho. Fue como una descarga de tantos sentimientos acumulados. Y después les reenvié la noticia a varios vecinos que en estos años dudaron de las nenas”.

Ambos charlaron con El Territorio y revivieron el calvario que atravesaron desde el momento en que su hija les contó lo que le hacía su vecino, el papá de su amiguito, pasando por el hostigamiento de la familia del acusado, la inacción judicial y el hasta el hecho de que el sujeto volvió a vivir en el mismo barrio.

Incluso, aseguraron que en 2010 habrían sido por lo menos cuatro las víctimas, una de las cuales padece una discapacidad, por lo que en su momento su madre no habría querido exponerla.

“Entonces confiábamos, pero la Justicia nos defraudó. Es una vergüenza lo que hicieron. Lo dejaron libre para que siga lastimando criaturas”, lamentaron.
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