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Denunció que perdió el embarazo por brutal paliza a manos de su pareja

jueves 17 de enero de 2019 | 7:00hs.
La mujer contó que convivió cuatro meses con De Lima, lapso que describió como una pesadilla.
Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

El sol del mediodía castigaba implacable y la humedad tornaba todo más pesado. Mabel Torres (42) hizo un gran esfuerzo por llegar hasta el frente de su humilde vivienda, la mueca de dolor era evidente, como también los rastros de la violencia que padeció a manos de su concubino.

Invitó a pasar al fondo del patio en busca de un poco de sombra, ofreció la mejor silla y se sentó en un sillón remendado. Contó que está muy dolorida por la paliza que le propinó Ariel De Lima (32), con quien convivió por apenas cuatro meses, lapso que graficó como “una pesadilla para mí y mis nenas”.

Ayer, en diálogo con El Territorio, la mujer aseguró que a consecuencia de la golpiza perdió el embarazo que estaba cursando, al tiempo que reconoció que los profesionales que la atendieron en el hospital Samic habrían desestimado que estuviera gestando.

“Tengo ya ocho hijos y estoy segura de que estaba embarazada. Hasta él (por el agresor) sabía, porque hacía más de un mes que no menstruaba y después de los golpes en la panza perdí varios coágulos de sangre, pero en el hospital no quisieron certificar mi embarazo. No sé no si me revisaron bien o qué pasó”, comentó apenada.

De todas formas, fuentes del caso no descartaron que Torres haya padecido un “aborto inducido” por los golpes y anticiparon que en la jornada de hoy sería sometida a estudios médicos para confirmar o descartar que haya estado cursando un embarazo.

El expediente penal está en manos de la jueza de Instrucción Uno de Oberá, Alba Kunzmann de Gauchat, quien de manera preventiva y hasta obtener mayores precisiones caratuló la causa como “violencia de género agravada por el vínculo”.

Brutal paliza

El hecho que se investiga se registró el último sábado, alrededor de las 18.30, en la denominada Villa Emsa del barrio Tres Esquinas.
Según la denuncia de Torres, radicada esa misma noche ante la Seccional Segunda, esa tarde el acusado estuvo consumiendo alcohol con otras personas y reaccionó de manera violenta cuando su concubina le recriminó por su accionar.

Al respecto, comentó que “él es ayudante de albañil, pero desde hacía más de un mes que no trabajaba y yo tenía que mantener la casa con mi pensión de madre de siete hijos. Él sólo andaba tomando con sus compinches y traía mujeres a la casa. No me respetaba para nada”.

En tanto, aseguró que habría sido la primera vez que la golpeó, pero “continuamente me agredía de palabra, me rebajaba y me decía barbaridades delante de mis nenas”.

Explicó que hasta septiembre del año pasado residía con sus cuatro hijas menores en Villa Cristen, fue entonces que conoció a De Lima y decidió mudarse con él. Pero la buena convivencia duró pocas semanas, hasta el que el sujeto exhibió su lado más oscuro.
“El sábado estaba tomando con sus compinches y fui a decirle que venga a casa, que pare porque estaban molestando a la gente que pasaba. Ahí nomás empezó a pegarme piñas y patadas, y decía que me iba a matar. Yo caí al suelo y trataba de cubrirme la panza. Mucha gente vio, pero nadie se metió”, lamentó.

En primera instancia la víctima se incorporó con ayuda de sus hijas y buscó refugio en su casa. Para colmo, un par de horas más tarde el agresor llegó al domicilio y se acostó, como si nada.

“Le pedí que me lleve al hospital y me gritaba que no, que me muera. Me corría, me echaba. Ahí fui a hacer la denuncia. Ni siquiera le importó que mató a su propio hijo”, subrayó.

Carencias y temor

Tras la correspondiente denuncia, en horas de la madrugada efectivos de la Seccional Segunda y del Comando Radioeléctrico fueron tras los pasos del agresor, quien al notar la presencia de los uniformados escapó por los fondos de la propiedad.

“Él capaz pensó que yo no lo iba a denunciar y se quedó tranquilo acá, pero no puedo permitir lo que me hizo. Cuando llegó la Policía se escapó por atrás y fue a la casa de una hermana, que vive cerca, pero ella no le quiso ayudar. Le dijo que se arregle, que pagué lo que hizo”, manifestó.

Además de la presunta pérdida del embarazo, Torres sufrió golpes y excoriaciones en diferentes partes del cuerpo, sobre todo en brazos y piernas.

En el lugar las carencias saltan a la vista, la vivienda padece un serio daño estructural y habría estado varios años abandonada, según comentó la mujer.

En ese sentido, indicó que “mi ex vivía con la mamá, que vive acá pegado. Esta casa estaba abandonada y mis hijas y yo limpiamos y arreglamos para venir acá. Ahora estamos sin electricidad porque el mismo sábado que le denuncié a mi ex, la mamá me cortó la conexión”.

“Pero no sólo eso, me dijo que nos tenemos que ir, porque si no vamos a terminar muy mal. La verdad que tengo mucho miedo, más que nada por mis hijas, pero tampoco tengo otro lugar a donde ir. Es muy difícil la situación que estamos pasando”, remarcó temerosa.
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