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Crimen en Apóstoles: “Se arrodillaban y disparaban como para pegarle”

sábado 07 de diciembre de 2019 | 6:00hs.
Dos uniformados implicados pertenecían a la Comisaría Primera.
 Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

Mientras los pesquisas continúan recabando elementos que permitan esclarecer lo sucedido en el barrio La Cantera, en la familia de Luciano Villalba (18), el joven asesinado el jueves a la madrugada durante un procedimiento policial, persiste el dolor.

Los allegados de la víctima señalaron que su cuerpo fue entregado ayer poco después del mediodía y desde la tarde sus restos eran velados en su casa. Se prevé que la ceremonia de inhumación se concrete esta mañana en el cementerio local.

Unas horas antes, el que habló con El Territorio fue Ángel (17), uno de los hermanos de la víctima, y quien había protagonizado la gresca que derivó en una denuncia por intento de hurto y posterior procedimiento.

En diálogo con el programa Acá te lo contamos por Radioactiva 100.7, el adolescente reconoció la gresca y negó el presunto intento de robo. “Yo había ido a la esquina de mi barrio y estaba parado en la esquina con unos amigos, todos de mi edad, hasta que vino uno en una moto y nos empezó a alumbrar en la cara”, dijo al comienzo, y de inmediato aclaró que “en ningún momento le quisimos robar la moto”.

Después, el joven aseguró que “como nos alumbraba en la cara y nos estaba molestando, yo fui y lo agarré, empezamos a pelear. Yo le tumbé nomás su moto y después me vine para mi casa. Ahí estuve con mis hermanos hasta que llegó la Policía y cuando salí ellos ya estaban con mis otros hermanos”.
Esos otros hermanos a los que hace referencia por último se trataban de Ramón ‘Chueco’ Piris y Luciano Villalba, uno detenido y otro asesinado durante el procedimiento.

Y Ángel continuó relatando lo que sucedió durante esos primeros minutos del jueves: “Ellos dos estaban en la calle. El que está detenido estaba tomando, el otro no. Luciano no tenía nada que ver en la pelea esa del comienzo. Cuando yo salí, nos quisieron agarrar a todos, pero yo me fui para el otro lado. A Chueco lo estaban ahorcando, sino yo no les iba a tirar piedras”, recordó.

Al tiempo que añadió que “cuando yo me voy corriendo para el otro lado ellos quedaron ahí y los policías empezaron a disparar. Disparaban para pegarle. Yo vi cómo se arrodillaban y disparaban. Después cuando le pegaron a mi hermano ellos siguieron disparando, a mi no me pegaron de casualidad nomás”.
Fue en esa instancia que apareció su madre, Aída Noemí Piris (49), quien intentó socorrer a Luciano, pero el muchacho ya estaba prácticamente sin vida. “Mi hermano muere acá. Mi mamá gritaba que lo habían matado, pero ellos -la Policía- agarraron la camioneta y se fueron nomás con mi otro hermano detenido”.

Pericias

Por su parte, en la jornada de ayer, tanto el personal de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) como el de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) avanzó hasta La Cantera para trabajar en la escena del hecho.

Las labores fueron supervisadas por el magistrado Miguel Ángel Faría, titular del Juzgado de Instrucción Cuatro, quien inmediatamente después de conocida las circunstancias del hecho solicitó la intervención de ambas dependencias para poder llevar adelante una investigación que no deje nada librado al azar.
Según indicaron fuentes consultadas, las labores efectuadas ayer fueron una revisión ocular de la escena, toma de fotografías y planimetrías, entre otras, que ahora deberán ser anexadas al expediente que se inició y serán clave para la continuidad de las pericias.

Es que a partir de ahora se inicia un complejo camino de distintas pericias, en el cual hay varias armas de fuego incautadas que deberán ser analizadas una por una, al igual que los al menos quince casquillos que se recolectaron en la escena.

Se estima que el trabajo pericial balístico se extienda por al menos una semana y, además de determinar distancias y trayectorias de los disparos, el objetivo clave es establecer de qué arma salió el proyectil que terminó impactando contra Villalba y le ocasionó la muerte.

A partir de ahí, se podrá individualizar al autor de ese disparo y se avanzará en la determinación de las responsabilidades que podrían caberle a cada uno de los cuatro uniformados que permanecen privados de su libertad. Se estima que las audiencias de declaración indagatoria podrían ser programadas para el lunes.
Tal como informó este matutino en la víspera, los uniformados implicados son un oficial subayudante de la Comisaría Primera, un sargento de la misma dependencia, un cabo de la Comisaría Tercera y un agente del Comando Radioléctrico.

Según expresó el propio jefe de la Policía, el comisario general José Mazur, los cuatro reconocieron haber efectuado disparos intimidatorios. “Nosotros estamos poniendo todo a disposición de la Justicia. Hay cuatro policías que reconocieron haber efectuado disparos intimidatorios. Se están realizando todas las pericias y todas las medidas necesarias en colaboración con la Justicia para esclarecer lo que sucedió”, dijo Mazur el jueves a la tarde en diálogo con este diario.

El caso

De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, todo comenzó el jueves, cerca de la medianoche, cuando la Policía fue requerida por un ciudadano que denunció a dos hermanos del barrio La Cantera por haber intentado robar su motocicleta, aunque la familia asegura que el inicio de todo fue la gresca.
Ante ello, un patrullero acudió al llamado y después solicitaron refuerzos para avanzar hasta La Cantera, un precario asentamiento ubicado a unos tres kilómetros del casco urbano de Apóstoles.

Según la versión aportada por los uniformados intervinientes, una vez llegado al lugar se encontraron con Chueco Piris, un sujeto con varios antecedentes por diversos delitos, y procedieron a detenerlo, aunque allí fueron apedreados y golpeados con palos por un grupo de vecinos que intentó entorpecer el procedimiento.
También aseguraron que se sintieron superados en número y que vieron a Villalba “presumiblemente armado”. Por ello, decidieron realizar disparos intimidatorios al suelo y se fueron del lugar, pero horas después supieron que Villaba había llegado sin vida al hospital local.

Sin embargo, en la escena no se encontró ningún arma de fuego que pudiera pertenecerle a Villalba.

En el lugar, en tanto, sí se incautaron al menos quince casquillos -además de un cargador casi entero- de una pistola 9 milímetros. Un informe preliminar de autopsia indica que Villalba sufrió un disparo que ingresó por su hombro derecho, le rozó el corazón y salió cerca de la axila contraria.
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