El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, observó la prueba exitosa de “una arma táctica ultramoderna de reciente desarrollo”, informó la prensa estatal ayer, pero sin describir de qué arma se había tratado. El anuncio podría ser un intento de Piongyang de presionar a Estados Unidos y Corea del Sur, en medio de los atascados esfuerzos diplomáticos por hacer que el régimen comunista reduzca su avance nuclear.
Al parecer no fue una prueba nuclear ni de misiles como las del año pasado, las cuales atizaron los temores de muchos de que pudiera estallar una guerra hasta que Piongyang recurrió a la diplomacia a principios de 2018.
Sin embargo, cualquier mención sobre el ensayo de un arma podría incidir en el rumbo de la diplomacia ahora estancada entre Washington y el gobierno norcoreano, que tiene como propósito eliminar las armas nucleares del país asiático.  
Piongyang no ha efectuado públicamente pruebas de armas desde noviembre del año pasado, pero en los últimos días, según despachos de prensa, el gobierno norcoreano manifestó su descontento por la reanudación de maniobras militares de pequeña escala entre Corea del Sur y Estados Unidos, el anuncio de ayer podría ser una reacción a esos ejercicios.
Incluso si la prueba fue un mensaje enviado a Washington y Seúl, el despacho de ayer procedente de Corea del Norte fue menos beligerante que anuncios anteriores sobre pruebas de armas.
Tampoco se enfocó en las acusaciones de Piongyang sobre la hostilidad de Washington y Seúl.
La nueva prueba de campo sería la primera conocida a la que acude Kim Jong-un desde la del lanzamiento del misil balístico intercontinental Hwasong-15 en noviembre del año pasado, según el Ministerio de la Unificación de Corea del Sur.
El gobierno norcoreano indicó que la prueba se efectuó en la Academia de Ciencia Nacional de Defensa y que Kim mostró se “alegría apasionada por la eficacia del ensayo”.

Intento de distensión de las autoridades surcoreanas

Corea del Sur levantó una espesa columna de humo negro al dinamitar una de sus garitas en la frontera con Corea del Norte, una de las escenas más espectaculares hasta la fecha de los esfuerzos de los rivales por reducir la animosidad que el año pasado desató temores de guerra.
Ambas Coreas completaron la semana pasada la retirada de tropas y armamento de alguno de sus puestos de guardia fronterizos, el paso previo a su desmantelamiento. Estas medidas forman parte del pacto que lograron en septiembre durante una reunión de sus mandatarios en Piongyang, capital de Corea del Norte.
El ejército surcoreano invitó a la prensa a ver cómo dinamitaban uno de los puestos de guardia en la localidad fronteriza de Cheorwon, en el centro del país.
A los periodistas se les pidió mantenerse a cientos de metros de distancia mientras un hongo de humo negro se formaba en la zona montañosa de la frontera.
Más tarde se les permitió ver cómo soldados y otros trabajadores allanaban con topadoras otro puesto fronterizo.