Con el chofer como acusado se inicia el juicio por la tragedia del Águila

martes 18 de diciembre de 2018 | 5:00hs.
Con el chofer como acusado se inicia el juicio por la tragedia del Águila
Con el chofer como acusado se inicia el juicio por la tragedia del Águila
Cristian Valdez

Por Cristian Valdez fojacero@elterritorio.com.ar

Hoy, a las 9, en la sala de audiencias del Palacio de Justicia, comenzará el debate oral por el siniestro vial que se cobró la vida de cuatro personas, el miércoles 7 de noviembre de 2012, cuando se produjo el vuelco de un colectivo de media distancia de la empresa Águila Viajes en un tramo de curvas y contra curvas de la ruta provincial 10, entre Concepción de la Sierra y Apóstoles.
Pese a las contundentes irregularidades mencionadas en el expediente, el único que llega a esta instancia como acusado por el delito de "homicidio culposo, cuatro hechos y lesiones culposas varios hechos, en concurso real" -como consta en el expediente-, es Víctor Alejandro Zarski (41). Era el chofer de la unidad y si bien llega en libertad, podría ser condenado a una pena de prisión de cumplimiento efectivo de hasta cinco años. Será defendido por el abogado particular Pablo Luján.
Para la primera jornada está previsto que declaren siete testigos, entre los que estarán algunos de los pasajeros de ese fatídico viaje, como también pasajeros de otro colectivo que colaboraron en el rescate de los sobrevivientes; en tanto que para mañana aparecen en la lista los peritos científicos de la Policía de Misiones, que trabajaron en la escena y un testigo considerado clave como lo es el asistente de a bordo Víctor Ghiglioni.
Como presidente del tribunal unipersonal estará el titular del Juzgado Correccional y de Menores Dos de Posadas, César Raúl Jiménez, mientras que el Ministerio Público estará representado por la fiscal María Laura Álvarez.

Velocidad excesiva
El episodio fatal ocurrió alrededor de las 6.30 de esa mañana, a poco menos de siete kilómetros de la terminal de Apóstoles. El interno 09 con Zarski al mando y Ghiglioni de copiloto, estando aún fuera de servicio acudió al rescate de los pasajeros de otro colectivo de la misma empresa que había quedado varado en el acceso de la localidad de Concepción.
De acuerdo al auto de elevación a juicio firmado por la fiscal de Instrucción 4 de Apóstoles, Silvia Barronis, después de subir a los ocupantes del otro ómnibus, Zarski comenzó a recorrer la ruta 10 hacia Apóstoles excedido de velocidad al punto de que -según informes accidentológicos- encaró la  curva conocida como “del tacuaral” (que esta señalizada con varios carteles de advertencia) a 140 kilómetros por hora cuando el límite de circulación es de 40 por hora.
Consideró la fiscal que producto de la alta velocidad realizó una maniobra inadecuada, perdió el control y eso produjo el vuelco sobre uno de sus laterales, matando en el acto a Mario Osvaldo Barroso (78), Armando Gómez (65), Marcia Davina Ríos (22) y Viviana Yamila Dlutowski (21).
José Mirlhen, Virginia Silva Viera, Rosa Báez, Marcelo Techeira, Sara Acosta, Juan Ramón Silva Viera, Alba Claudino y Rosana Creklevich, sufrieron lesiones de variada gravedad en tanto que Zarski solamente terminó con una herida contuso cortante en la región frontal derecha y algunas excoriaciones.

Temeraria y excesiva
Para Barronis ha quedado demostrado con la pericia accidentológica y testimonios de pasajeros que la conducción de Zarski al momento del hecho “fue temeraria y excesiva, resultando imprudente e inobservante de los reglamentos que rigen la materia” y opinó que “eso es aún mas reprochable por ejercer habitualmente la función de chofer de pasajeros, constituyendo el exceso de velocidad el nexo de causalidad determinante, toda vez que de acuerdo a las pericias la causa principal del siniestro fue la falta de dominio del ómnibus por la velocidad en que circulaba”.
Teniendo en cuenta eso, sostuvo que “la conducta del incriminado ha sido imprudente por exceso de acción e impericia en su arte o profesión en función de la actividad laboral que realizaba, por lo que pudo y debió adoptar una conducta distinta para evitar el resultado”. 

“Que la empresa tenga una sanción”

Oscar Dlutowski, papá de Yamila, la estudiante de la UNaM que murió en el siniestro dialogó con el programa Acá te lo Contamos (por Radioactiva 100.7) y contó cuáles son sus impresiones antes del inicio del debate oral. “Estamos muy angustiados porque esta pérdida fue muy grande para nosotros”, dijo y contó que su hija “estaba en Concepción y de ahí se dirigía a la ciudad de Posadas donde estudiaba el profesorado de Portugués. Dos días antes me llamó para contarme que estaba contenta porque había aprobado todos los exámenes, e incluso iba a volver a casa para las fiestas. Pero mirá cómo terminó su vida por culpa de una cadena de irresponsabilidades e irregularidades”. Dlutowski explicó que el colectivo en el que viajaba Yamila “era del año 1996 pero seguía circulando pese a sus falencias. Ni salidas de emergencia tenía, ni matafuegos, ni funcionaba el tacógrafo. No sé si hay leyes para eso pero es algo que no se puede creer, nadie controla y sigue pasando. Esa misma unidad había chocado las barreras del peaje porque se había quedado sin frenos, apenas un par de semanas antes, y nadie controló nada”. “Mañana (por hoy) estaremos presenciando el juicio porque espero que, aunque la Justicia es demasiado lenta, se aclare el caso porque siempre quedan impunes y sigue pasando. Lo único que pido es que se haga justicia, que pague quien tenga que pagar y que otro padre no pase por lo que yo pasé, porque es muy triste y doloroso”. Sobre el final de la charla agregó: “Esperamos que sea condenado (el chofer) y que la empresa tenga una sanción, pero vamos a ver qué es lo que declaran. Este fin de semana fue el más largo de la historia esperando que llegue el día. Justicia para Yamila”.


Irregularidades

La investigación sobre las causales del siniestro sirvió también para detectar varias irregularidades en la unidad de transporte. Los peritos de la Policía Científica de la Unidad Regional VII que inspeccionaron la unidad detectaron que tenía el tacógrafo adulterado, es decir, sin disco de registro y sin cerradura de seguridad. Más allá de eso, las unidades de rescate debieron utilizar herramientas de corte debido a que ambas salidas de emergencias situadas sobre el techo estaban clausuradas. Una sellada de forma hermética y la otra con una placa de fibra de vidrio adherida con pasta de pegar. Tampoco tenía matafuegos y martillos destinados a la rotura de cristales de las ventanillas de emergencia. El propietario de la empresa, Jorge Yachecen, aseguró que la máquina expendedora de boletos no había sido habilitada para ese servicio.