Calvario de cuatro hermanas que padecieron abusos durante años

lunes 14 de septiembre de 2020 | 3:00hs.
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Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

Hermanas unidas en el dolor, valientes y decidas a hacer justicia. Tras años de abuso sexual, violencia física y amenazas que marcaron sus vidas, finalmente el pasado 18 de agosto denunciaron a P. V. (59) y al otro día el hombre fue detenido por orden del Juzgado de Instrucción de Jardín América, donde sucedieron los hechos.

En diálogo con El Territorio, las hermanas mencionaron detalles que ya constan en el expediente penal caratulado como abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo.

En 1999, el sujeto inició una relación con la madre de las cuatro víctimas. Fruto de ese vínculo nació una quinta nena, la única hija biológica del acusado y a la que nunca violó.

De todas formas, de pequeña conoció el calvario que padecían sus hermanas, un secreto que siempre la atormentó hasta que la verdad salió a la luz.

“En 2007, cuando tenía 7 años, mi hermana me contó que mi papá la manoseaba. Le dije a otra hermana, pero todo quedó ahí por el temor que le teníamos”, reconoció ahora.

Tal como consta en la denuncia, el depravado abusó de sus cuatro hijastras a partir de los 7 y 8 años, y en algunos casos el martirio se prolongó por más de una década.

“Siempre aprovechó situaciones en las que estábamos solas con él, sobre todo cuando nuestra mamá se iba a trabajar. Todo comenzó conmigo, que soy la mayor, cuando tenía 8 años. Me violó hasta los 13. Se metía en la pieza y me manoseaba las partes íntimas”, comentó una de las víctimas, hoy de 30 años.

Aseguró que su padrastro la maltrataba físicamente y amenazaba para que no cuente lo que le hacía, al tiempo que “en una oportunidad entré a la pieza de ellos y vi que estaba abusando de mi mamá, porque ella lloraba y le pedía que pare”.

Detalles aberrantes

Otra de las víctimas, actualmente de 24 años, precisó que los abusos en su contra comenzaron a los 8 años, una situación que naturalizó en su mente infantil.

“Se ganó nuestra confianza, jugábamos juntos y le decíamos papá. Nos daba golosinas o plata. En un momento empezó a decirme que éramos novios, me besaba, me manoseaba y me obligaba que yo haga lo mismo con él”, comentó.

En tanto, al igual que sus hermanas, indicó que el degenerado le hacía mirar pornografía y luego tenía que imitar lo que veía.

La joven señaló que la acosaba todo el tiempo y “hasta me decía ‘te amo’. Si bien tomaba mucho, las veces que me violó no estaba alcoholizado”.

Según el expediente, su caso es el más complejo de los cuatro porque los abusos se extendieron durante casi 15 años, ya que seguía residiendo bajo el mismo techo que el imputado.

Al respecto, comentó que es madre soltera de un niño de 5 años y en abril del año pasado tuvo su segundo hijo por cesárea, pero el bebé falleció.

“Una mañana estaba durmiendo con mi nene, que tenía 4 años, cuando sentí algo y lo vi (al acusado) sobre mí. Quise pero no pude defenderme, ya que hacía presión sobre mi cesárea, que era reciente, y me dolía. Al irme a bañar me dijo: ‘Por qué no me avisaste, así nos bañamos juntos’, entre risas y burlas”, rememoró con angustia.

En cifras

15

años duró el calvario de una de las denunciantes, ya que seguía viviendo bajo el mismo techo que el imputado.



Aseguró que el sujeto siempre la amenazó y si bien pensaba en irse, no quería dejar sola a su mamá con el abusador.

Una de sus hermanas agregó que “ella fue la que vivió las peores cosas. Es aberrante todo lo que padeció y a lo último ya no podía comer por estar cerca de ese tipo”.

Por ello, previo a la denuncia, la joven se instaló transitoriamente en la casa de una de sus hermanas para estar tranquila y no temer represalias.

“No paraba”
También aportó testimonio otra víctima que hoy tiene 25 años, la que padeció abusos desde los 8 a los 13.

“Me llevaba a la cama y empezaba como un juego, estando junto mis dos hermanas menores. Estábamos tapados y me decía que su panza era nuestra. También me tocaba, me besaba y me hacía mirar pornografía. Todo pasaba cuando mamá no estaba. Incluso me espiaba cuando me bañaba, por las rendijas de la pared de madera”, detalló.

Mencionó que el acusado siempre fue violento, condición que se acentuaba cuando tomaba alcohol, al punto que tenían que encerrarse en la habitación.

“Nos insultaba, nos decía que éramos prostitutas. Y si por ahí venía una amiga a casa nos daba vergüenza por la forma en que la miraba. Al ser mayores fuimos conscientes de que ya no podíamos seguir cargando con todo lo que nos hizo. Empezamos a hablar y nos dimos cuenta de que todas pasamos por lo mismo”, explicó con la voz entrecortada al recordar los horrores de la infancia.

Asimismo, indicó que el sujeto utilizaba a su única hija biológica “como escudo, porque decía que si contábamos algo le iba a hacer lo mismo a ella, que es la más chica de todas”.

Y agregó: “Un día todas estábamos en la casa de mi mamá y él no estaba. Todas estábamos tristes, cargando con algo que ya no nos dejaba vivir, aunque todavía seguíamos con miedo de denunciar. Pero ahí nos enteramos de que en abril del año pasado le violó a mi hermana que había tenido la cesárea y dijimos basta, porque vimos que no paraba. Eso nos motivó a denunciar”.

“Queremos que pague en la cárcel por todo lo que nos hizo sufrir a nosotras. Hoy mi mamá sigue en estado de shock por las cosas horribles que le contamos y necesitará asistencia psicológica para recuperarse”, concluyó.


Abuso y control

La única hija biológica del depravado comentó: “Si bien nunca me tocó, al menos que recuerde, crecí en ese ambiente tenso, con miedo a él. Es un alcohólico que un día está bien y al otro puede ser un total desconocido, y muchas veces noté la manera en que miraba a mis hermanas”.

Otra de las víctimas, actualmente de 27 años, contó que a los 7 años la manoseó por primera vez, a poco de instalarse con ellas.

“Aprovechaba que mi mamá estaba ocupada, recuerdo que un día estaba cocinando y él fue a nuestra pieza y empezó a manosearme y a besarme. Lo recuerdo como que era normal que me haga eso, como que estaba naturalizado. Un día que llovía y mi mamá se fue a trabajar, él me llevó a su pieza y me obligó a tocarle”, indicó.

Además eran continuos los maltratos físicos y psicológicos. “Un día amenacé con que le iba a contar a mi abuela y creo que por eso dejó de tocarme, pero nunca aceptó que tengamos amigos o novios”, agregó.

Con relación al expediente, preventivamente fue caratulado como abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo, pero entre el martes y el jueves venidero fueron citadas para ampliar declaración las cinco hermanas y la madre, tras lo cual podría ampliarse la carátula.