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Arthur Rubinstein y el himno polaco en las Naciones Unidas

domingo 11 de noviembre de 2018 | 5:00hs.
Arthur Rubinstein y el himno polaco en las Naciones Unidas
El pianista se encargó de abrir el concierto para inaugurar la ONU.
El pianista se encargó de abrir el concierto para inaugurar la ONU.
Dr. Marcos Resnizky

Dr. Marcos Resnizky Centro de Recordación de los Héroes Polacos www.polish-heroes.org

En el día de hoy Polonia celebra la recuperación de su independencia al término de la Primera Guerra Mundial.
Cuna de los más famosos pianistas como Chopin, Paderewski, Szymanowski y Rubinstein, el camino de Polonia hacia la libertad siempre estuvo acompañado por la música. 
Fue justamente el virtuoso pianista judeo-polaco Arthur Rubinstein (1897-1982) quien fuera el encargado de abrir el concierto de inauguración de la Organización de las Naciones Unidas al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el 24 de junio de 1945 en San Francisco, frente a los delegados de más de cincuenta países.
Al entrar al auditorio, durante la ceremonia de la firma de la Carta de las Naciones Unidas, Rubinstein notó que en la larga línea de banderas nacionales no se encontraba la bandera de Polonia.
Abrumado e indignado, el maestro cambió su repertorio y señaló airadamente al público la ausencia de la bandera polaca. “En esta sala donde las grandes naciones se reúnen para hacer un mundo mejor, extraño la bandera de Polonia, por la cual se libró esta cruel guerra, y ahora tocaré el himno nacional polaco”, dijo el pianista, quien pidió a la audiencia que se pusiera de pie, incluidos los soviéticos, y tocó la “Mazurka de Dabrowski”, lenta y majestuosamente, ante un público que lo ovacionaba y aplaudía.
Finalmente, se dejó un espacio en blanco para una firma polaca en la Carta de las Naciones Unidas, la que se plasmó unos meses más tarde, el 15 de octubre de 1945.
Esa fue la protesta de Arthur Rubinstein ante una de las mayores injusticias cometidas contra el pueblo polaco, que fuera avalada por el concierto de naciones del mundo.
Polonia, luego de haber luchado con los aliados, cuyo territorio fue totalmente arrasado por los alemanes y con más de seis millones de polacos asesinados por los alemanes (la mitad de ellos eran judíos, cuya población se vio reducida en más de un 90 por ciento) quedaba ahora bajo la tiranía de Joseph Stalin, líder de la Unión Soviética, situación que se extendió hasta 1989.  
Después de que se proclamaran las leyes antijudías de Benito Mussolini en 1938, Rubinstein canceló sus conciertos en Italia, devolvió las condecoraciones recibidas del gobierno italiano y en octubre de 1939 abandonó París con su familia para ir a Estados Unidos.
Tomó la ciudadanía estadounidense en 1946, negándose a volver a tocar en Alemania, responsable de la muerte de sus familiares durante la Shoá y en protesta por los crímenes nazis. 

Aportes
Poco después de la guerra, Rubinstein fundó el Fondo Frederic Chopin para músicos necesitados de la Europa de posguerra, proporcionando instrumentos y partituras.
Su primera visita de posguerra a Polonia tuvo lugar en 1958 e incluyó grandes conciertos en Cracovia y Varsovia. Fue condecorado por el gobierno polaco y una escultura en su nombre fue erigida en Lodz, su ciudad natal.
Rubinstein, considerado el más importante pianista del siglo XX, falleció en Ginebra en 1982 a los 95 años.
Sus cenizas descansan hoy en Jerusalén, en un bosque que lleva su nombre.
En 2007, su familia donó a la Escuela Juilliard una colección de manuscritos y partituras que los alemanes habían robado durante la Segunda Guerra Mundial de su casa en París.
Setenta y un artículos les fueron devueltos a sus hijos, lo que marcó la primera vez en la historia que bienes judíos en la Biblioteca Estatal de Berlín fueran devueltos a los herederos legales.
Hoy Polonia celebra el centenario de la recuperación de su independencia con actos, conciertos y eventos a nivel internacional.
Más de 4,6 millones de alumnos y 450.000 maestros cantarán hoy  el himno nacional polaco en una iniciativa organizada por el Ministerio de Educación de Polonia.
Sin dudas, Arthur Rubinstein estaría orgulloso de verlo.

Se mantienen las fuertes divisiones internas

Polonia conmemora hoy el centenario de la recuperación de su independencia con divisiones internas y con la amenaza de que los grupos de ultraderecha vuelvan a protagonizar la celebración, un año más, con su marcha xenófoba y enfrentamientos con la policía.
Para evitar eso, la alcaldesa de Varsovia, la liberal Hanna Grontkiewicz, decidió prohibir  la Marcha por la Independencia, organizada cada 11 de noviembre por grupos de extrema derecha.
Además aseguró que no tolerará que el extremismo se sirva de una jornada festiva para campar a sus anchas por la capital de Polonia.
La decisión de la regidora, que pertenece al principal partido de la oposición, Plataforma Ciudadana, fue rápidamente aprovechada por el Gobierno nacional polaco, en manos de la fuerza nacionalista Ley y Justicia, que convocaron a una marcha “inclusiva para que todos los polacos” puedan celebrar la recuperación de la Independencia.
En principio, será el presidente polaco, Andrzej Duda, vinculado a Ley y Justicia, quien encabece hoy esa marcha “patriótica” que quiere dejar bien claro que existe un patriotismo sano frente a ese “otro nacionalismo radical y excluyente”. 
Con ese objetivo, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, invitó a todos los polacos a sumarse a la marcha “sólo con banderas nacionales, para mostrar que somos un equipo blanco y rojo”, en referencia a los colores polacos, en un mensaje que también debe entenderse en clave electoralista ya que los próximos comicios generales tendrán lugar el año entrante.
A pesar de que pueda beneficiar políticamente, la decisión de la alcaldesa de Varsovia ha sido criticada por el Poder Ejecutivo polaco, y para el ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, se trata de una decisión que busca “provocar el enfrentamiento y generar disturbios”, al prohibir un acto multitudinario que se viene celebrando tradicionalmente.
Más allá de valoraciones, lo cierto es que cada año son los radicales de extrema derecha quienes se convierten con sus consignas en los protagonistas de esta celebración, para esta edición se había llegado a especular con la participación de grupos neonazis de varios países de Europa, lo que hizo saltar las alarmas en la capital polaca. 

Enfrentamientos
Pese a todo, los grupos de ultraderecha a los que se prohibió manifestarse y que habían apelado la decisión de la alcaldía de Varsovia, veían cómo el jueves por la noche un tribunal local les permitía finalmente organizar su marcha, por lo que podría darse el caso de que la marcha organizada por el Gobierno y la liderada por la ultra derecha compartan escenario.
Los antecedentes son preocupantes, ya que en 2017, cerca de 100.000 personas, entre ellos muchos ultras, recorrieron la capital polaca con banderas nacionales, bengalas y carteles en los que se pedía más peso del catolicismo en la política europea, se criticaba a la Unión Europea, el avance del islamismo o la acogida de refugiados.
En ocasiones anteriores, sobre todo en 2013 y 2014, la Marcha por la Independencia había desembocado en graves enfrentamientos entre colectivos de extrema derecha y radicales de izquierda, con decenas de detenidos y disturbios hasta la madrugada.
A esto se suma el hecho de que la policía polaca usará la jornada festiva para protestar por sus condiciones laborales. Muchos agentes han pedido una baja en los últimos días alegando motivos de salud, una situación que ha obligado al Ministerio de Defensa a ofrecer efectivos militares para garantizar el orden público en Varsovia si fuese necesario.
La falta de unidad a la hora de celebrar el Día de la Independencia se suma a la ausencia de líderes extranjeros en los actos conmemorativos, sólo el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, quien podría ser candidato a la presidencia polaca en 2020, ha confirmado su presencia para “evitar la sensación de que Polonia está sola”.
Más allá de la marcha que recorrerá las calles de Varsovia, todo el país ha organizado un fin de semana de actos para conmemorar el centenario de la recuperación de la independencia de Polonia.
El 11 de noviembre de 1918, con la firma del Armisticio de Compiegne que ponía fin a la Primera  Guerra Mundial, el mariscal Józef Pilsudski tomó el poder y dio paso a la primera Polonia independiente en más de 50 años. 
En el posterior Tratado de Versalles se reconoció internacionalmente la independencia polaca y se definieron sus fronteras.
Aunque lo último no consiguió acabar con la inestabilidad de sus límites occidentales, lo que le provocó continuas tensiones con la vecina Alemania que desembocarían en la invasión nazi y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
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