Aprobó el examen

jueves 20 de septiembre de 2018 | 5:00hs.
Aprobó el examen
Aprobó el examen
Queda claro que a partir de la esta instancia la Copa Libertadores ingresa en una etapa en la que los verdaderos candidatos mueven sus fichas con sobriedad. Cada paso que dan lo hacen conscientes de que en los detalles y la estrategia hay gran parte de los argumentos para avanzar de fase. Y Boca lo supo desde que le tocó Cruzeiro en cuartos de final.
Por eso el 2-0 dejó al Xeneize tranquilo porque consiguió lo que quería: ganar y que no le conviertan.
Para esta serie, Guillermo Barros Schelotto decidió tomar ciertos recaudos, con vistas a la definición, que será el jueves 4 de octubre en Belo Horizonte. Aunque mantuvo su esquema preferido (4-3-3), el Mellizo optó por colocar un mediocampo más combativo. Y así trabajó el partido, sin desesperación y ante un rival que también se animó y lo comprometió. En ese ida y vuelta, hubo una primera parte con roles repartidos. Y todo indicaba que la inspiración individual tenía que marcar la pauta.
Ocurrió a los 36 de la primera parte. Una excelente jugada colectiva derivó en córner: Mauro Zárate jugó a un toque con Pablo Pérez, quien habilitó de manera impecable para que el delantero definiera con gran clase tres dedos. Con el 1-0 el local se sacó la mochila y esperó la reacción del rival.
Con el cerebro Thiago Neves, la visita mostró aplomo y si bien inquietó y puso nervioso al Xeneize por tramos, le faltó un poco más de compañía para Barcos.
Boca no estaba conforme con la ventaja mínima. Desde el banco estudiaban cuál era la fórmula conveniente. Apostaron a las variantes, aunque igual faltó frescura por momentos. De su lado, los dirigidos por Mano Menezes tampoco demostraron decisión para ir por la igualdad. Así el duelo quedó para aquel que estuviera más convencido. Y fue Boca, más aún después de la expulsión de Dedé a 15’ del final. A veces con claridad, en otras porque el partido lo pedía. Y luego de un centro desde la derecha, Pérez la encontró cerca de la medialuna y liquidó el cotejo.
En los minutos que restaron, si pisaba el acelerador, pudo haber estirado la ventaja, pero bajó la intensidad. Su rival también pudo descontar, aunque evidentemente no era su noche. Ahora el Xeneize deberá pensar en el domingo -el superclásico con River- motivado porque cumplió con el primer examen, como lo exigían las circunstancias. Tendrá tiempo para la revancha.