Andrés González: "Tengo todo para vivir"

jueves 08 de agosto de 2019 | 6:30hs.
Andrés González: "Tengo todo para vivir"
Andrés González: "Tengo todo para vivir"
María Elena Hipólito

Por María Elena Hipólito sociedad@elterritorio.com.ar

El 5 de marzo de 2019 es una fecha que marcó un antes y un después en la vida del joven músico misionero Andrés González (25). Ese día sufrió un accidente automovilístico sobre la ruta 12 en Gobernador Roca en el cual fallecieron su novia, Melina Sosa Labandera, y Melisa Caram, una amiga de ambos. Andrés tuvo lesiones graves y permaneció más de quince días inconsciente en el Hospital Madariaga; su despertar y recuperación fueron considerados por su familia como un milagro.
Él también se siente así, un milagro, porque aunque aquel día en el almanaque del 2019 sea fatídico también fue el comienzo de una demostración de cariño y apoyo por parte de la gente jamás imaginada ni por él ni por su familia. Es que Andrés se ganó el cariño de los misioneros con su carisma, su voz y su guitarra. 
Cinco meses después del accidente, y con algunas altas de por medio, el músico y cantante continúa internado en el hospital donde se recupera de las lesiones que sufrió en una de sus piernas y que aún le imposibilita caminar. Allí recibió a El Territorio para charlar sobre cómo se siente y las ganas que tiene de salir y reencontrarse con todas las personas que le brindaron amor en los momentos más difíciles. 

¿Cómo te sentís hoy?
Hoy me siento muy bien. Anímicamente por ahí cuesta un poco porque es mucho tiempo el que estoy acá; ya son cinco meses que estoy en el hospital, aunque tuve algunas salidas tuve que volver. Pero estoy muy bien, tengo el apoyo de mi familia, de mis amigos que vienen todo el tiempo. Tengo más fuerza, me muevo más así que estoy más inquieto y sirve mucho para estar mejor.

¿Por qué tenés que seguir internado?
Tuve un problema de infección. Se me colonizaron muchos gérmenes en una parte de la pierna que fue la que más sufrí por el accidente. Hay un germen que desde el día uno que estuve acá, que me pusieron en terapia, lo tengo. Me pusieron una prótesis que me permitía caminar pero me la tuvieron que sacar porque la infección estaba sobre la prótesis y como es un cuerpo inerte la sangre no fluye y el germen permanece siempre. Entonces me tuvieron que sacar la placa y me dejaron el hueso limpio y ahí el antibiótico está funcionando. 
El viernes si Dios quiere ya me ponen unos tutores que son como unos clavos que salen para afuera; eso fija la fractura y hace que el hueso se siga soldando. El kinesiólogo me dijo que con eso ya puedo empezar a movilizar de nuevo la pierna pero de a poco. 
Siempre estás con una sonrisa, ¿de dónde viene tanta fuerza?
No sé. Te pongo a prueba a vos: tenés un accidente, te pasa algo heavy, caés en coma y salís… ¿cómo te podés sentir?

Como un milagro…
Yo me siento un milagro. Tengo todo para vivir, salí de una parte muy grosa, muy fea del accidente. Me hicieron diálisis, me tuvieron que reanimar dos veces y ahora estoy bien; no necesito diálisis, no necesito ningún tipo de oxígeno y pareciera que no me pasó nada. Entonces estoy feliz y por eso tengo muchas ganas de salir, tengo energía y creo que las ganas de irme me hacen mejorar más rápido. 
El pensamiento lo tengo en positivo todo el tiempo aunque a veces me agarran los bajones anímicos muy feos pero lo vuelvo a pensar y me digo que hace cuatro meses atrás no me movía y ahora estoy completamente movilizado. No me puedo quejar porque estoy entero, estoy completo.

¿Cómo sentiste ese cariño que te rodeó en los momentos más difíciles?
Al principio no entendía nada. Cuando me desperté la primera vez era mi familia a la que sentía más cerca, de a poco empezaron a caer los amigos y me fueron contando que afuera había un montón de gente que quería que me recupere, le mandaban mensajes a mi mamá para saber cómo estaba. Me preguntaba por qué tanto, ¿quién soy yo? 
Una vez vino la chica que la que recibía a la gente en el banco de sangre y me contó que estaba rebosando por mí; la cantidad de gente que vino a donar sangre fue increíble. Llegó un momento en el que le pidieron a mi mamá que por favor dejen de venir. Fue un mensajito en Facebook que se viralizó y la gente hizo el resto. Estoy re agradecido porque la gente fue en gran parte la que hizo que yo esté mejor porque ese cariño, las oraciones, todo eso llega y se siente.

En Facebook compartiste que estás volviendo a escribir…
Sí, me re cuesta. Cuatro meses después recién ahora puedo mover todo para volver a escribir porque en un momento quise escribir mi nombre y no se entendía nada. Todo está progresando de a poco, tampoco tuve nunca una linda letra (risas) pero por lo menos puedo escribir.

¿Y qué papel está jugando la música en tu recuperación?
La música es una terapia muy sanadora; para cualquiera es sanadora y para un músico más. La primera vez que volví a cantar fue con mi amigo Lucho, que vino a traerme la guitarra y le dije para tocar algo. Traté de cantar lo máximo que pude -en ese momento sí me podía sentar, ahora no-, y todo el cuerpo me funcionó, fue una sensación que al principio no podía largar la voz porque me emocioné. Después la largué con miedo y todas las inseguridades; escucho música todo el tiempo, ejercito con la guitarra. Es gran parte de mi terapia todos los días, me hace muy bien.

¿Qué le dirías vos a una persona que también la está luchando para salir adelante?
No sé si tendré la solución o el mensaje exacto pero que te acompañe la familia es muy importante porque ahí ves la fuerza que se contagia. Primero la familia, después también los amigos que no te hacen sentir abandonado, hacen sentir que el día a día es menos pesado porque estar todos los días acá se vuelve insoportable y eso le pasa a cualquiera. Uno busca fuerzas de cualquier lado, uno ve una foto y saca de ahí, al ver la tele, al hacer algo. Cuando viene el kinesiólogo y pide que intentes caminar con las muletas, ahí ves la salida; entonces te colgás de las muletas todos los días una o dos horas. Esa es tu fuerza, tu salida.

¿Qué es lo primero que te gustaría hacer cuando salgas de acá?
La primera vez que salí quería sentir la brisa de afuera y que me pegue el sol, me hizo llorar mucho. Sentís el calorcito del sol y pensás en cómo lo habías extrañado y es una cosa simple. Ahora lo que quiero cuando salga, y ya lo estoy organizando, es un buen asado, una buena guitarreada y rodearme de toda la gente que me hizo bien y estuvo conmigo todos los días.

¿Cómo la recordás a Melina?
Ella es también mi fuerza. Es muy difícil por una cuestión de compartir tantos días juntos, yo vivía prácticamente con ella y todo lo que hacíamos era compartir juntos. Me cuesta muchísimo pero sé que ella está bien, que no sufrió y que al contrario de lo que uno pensaría de por qué no me fui yo, ella me hace sentir que la tengo que pelear por los dos.
Su familia me acompaña mucho, mis suegros me acompañan y juntos nos ayudamos a superar. Es muy difícil, cuesta mucho pero la recordamos como era, lo que hacía y lo bien que la pasábamos entonces no nos ponemos tan mal. Traerla a la memoria sí cuesta un montón porque uno la quiere tener cerca pero me acompaña todo el tiempo, todo el tiempo.