2020-06-20

“Los crímenes de Penteado demostraron los extremos de la maldad humana”

Daniel Villamea

Por Daniel VillameaCorresponsalía Oberá

“Al haber sido degollada y perder toda la sangre, el cuerpo de la víctima no se descompuso. Estaba totalmente desnuda, tenía trece puñaladas y, desde un primer momento, me llamó la atención que tenía como sangre fregada por todo el cuerpo. Después se determinó que era porque la violaron cuando agonizaba o ya estaba muerta. Por eso, los crímenes de Penteado demostraron los extremos de la maldad humana. Yo tenía 20 años y eso me marcó. Ahí me interesé por la criminalística”, reflexionó el comisario inspector Marcelo Ramón Maslowski al recordar su participación en la investigación del horrendo homicidio de Norma Esther Sequeira (16). 
El hecho se registró en abril de 1995 en la zona rural de San Vicente y fue protagonizado por el infame Domingo Jesús Penteado, hoy de 65 años y conocido como “la bestia misionera”, el mismo que una década antes había asesinado a su propia madre de un hachazo. Además, existen fuertes indicios de que mató a otra adolescente. 
El homicida de Sequeira tuvo un cómplice: Juan Carlos Rolón, entonces de 19 años, quien fue condenado a 15 años de prisión. En cambio, Penteado fue sentenciado a prisión perpetua (por entonces 25 años de cumplimiento efectivo), por lo que el pasado 7 de mayo cumplió la pena y estaría en condiciones de obtener la libertad condicional.
De todas formas, los psicólogos que lo evalúan periódicamente consideran que sigue siendo un peligro para terceros y desaconsejan su liberación. 
En diálogo con El Territorio, Maslowski recordó detalles inéditos del caso y aseguró que Penteado “reúne todas las características de un asesino serial de mujeres”. 
Incluso, recordó que tres años más tarde hallaron restos de otra joven, vecina de Sequeira, quien había desaparecido dos meses antes y su familia creyó que se escapó con un novio.

“Los cuerpos hablan”
A lo largo de su carrera, el licenciado Maslowski trabajó en varios de los casos policiales más resonantes de las últimas décadas, como el asesinato de Angélica Ramírez de Puerto Rico, la masacre de Panambí y el doble homicidio de Olivia Márquez y su concubino Sandro Leiva, en Puerto Rosario, entre otros. 
Pero lo que vio el 25 de abril de 1995 lo impulsó a estudiar y capacitarse para ser un investigador, un mejor policía y servidor público. 
“Yo tenía 20 años y el caso de Norma Sequeira me impulsó a aprender más sobre la investigación criminal para ayudar en este tipo de casos. Dicen que los cuerpos hablan y es cierto; pero hay que observar bien y ponerse en el lugar de la víctima. El investigador es la última voz que tiene la víctima para decir algo, por eso hay que asumir el trabajo con respeto y compromiso. También se dice que no hay crímenes perfectos, sino una mala investigación, y coincido con eso. A veces la investigación se arruina por el apuro, la falta de experiencia o por hacer marketing muy rápido”, opinó. 
Años más tarde, Maslowski se instaló en Buenos Aires para estudiar en el Instituto Universitario de la Policía Federal, donde se graduó de licenciado en Criminalística y regresó a Misiones para volcar sus conocimientos. 
Pero la figura de la bestia misionera siguió sobrevolando sus recuerdos y decidió escribir un libro con aquellos recuerdos. 
“Ya escribí varios capítulos y lo voy a titular El Jack Misionero, en referencia al famoso Jack el Destripador que aterró Londres, allá por 1880”, anticipó. 
El resultado de la autopsia practicada al cuerpo de Sequeira define el horror del hecho: un profundo corte en la garganta que le seccionó la tráquea y grandes vasos; múltiples puñaladas en manos, piernas, tórax, estómago y nuca; y desgarro de vagina y anal, provocadas por arma blanca y aparente empalamiento. 

El último día de Pepa
La víctima y su familia residían en una chacra situada en el ex kilómetro 1265, Colonia Río Victoria, municipio de San Vicente. El 22 de abril de 1995 la joven se dirigió a la casa de su hermana Elva Rosa, ubicada a unos dos kilómetros. Fue la última vez que la vieron con vida. 
“Recuerdo todavía el patio grande de tierra, bien barrido, el horno de pan, las plantas de bananas. Todo muy prolijo. A Norma Sequeira le decían Pepa, había terminado la primaria y trabajaba en la chacra con sus padres. Ese día lavó la ropa con la madre, barrieron el patio y horneó pan salado y pan dulce para sus sobrinos, como hacía todos los fines de semana antes de ir a visitarlos. Era una linda tarde, se bañó, se cambió y se fue caminando a la casa de la hermana”, recordó Maslowski. 
En esa época no había celulares para avisar que llegó bien, por lo que sus padres dieron por hecho que Pepa pasó el fin de semana con su hermana mayor. 
Pero el lunes 24, Elva Rosa llegó a la casa paterna de camino al pueblo y preguntó por su hermana. Ahí se preocuparon, pero no pensaron lo peor. 
En primera instancia, Zacarías Sequeira y Ema Antúnez especularon que tal vez su hija estaba con algún novio, pero preguntaron a los vecinos y nadie la vio, por lo que acudieron a la Policía. 
“El martes 25 iniciamos los rastrillajes, se reconstruyó el camino que hacía para ir a la casa de la hermana y enseguida se encontró el cadáver. Estaba completamente desnuda, tenía los ojos abiertos y no había putrefacción; primero por el clima frío y segundo porque al estar degollada, de lado a lado, perdió toda la sangre y así el cuerpo se conserva mucho más tiempo”, explicó el especialista. 

Maestro del horror
Recordó que Pepa era una joven bonita, de pelo negro y ojos verdes. El cadáver estaba desnudo, sobre un pajonal, al final de un rosado. 
“Me designaron para custodiar la escena del hecho hasta que llegue el juez (Horacio) Alarcón de Oberá y el personal de Criminalística. Quedamos con otros policías y si pasaba alguien ya le preguntábamos. En esa época había muchos homicidios en San Vicente, la mayoría en enfrentamientos y con testigos, pero nunca uno como este”, recordó. 
En los rastrillajes halló la cadenita de Pepa y la bolsita con el pan dulce que horneó para sus sobrinitos. 
Reviviendo los indicios de la escena, Maslowski indicó que la víctima corrió de los agresores, pero la alcanzaron, la derribaron y le propinaron varias puñaladas en la espalda. En el forcejeo logró darse vuelta y ahí la apuñalaron en el torso. Y luchó por su vida, tal como indicaban las marcas defensivas en los brazos. 
Iniciada las pesquisas, un hermano de la víctima contó que su vecino Juan Carlos Rolón, entonces de 19 años, siempre le mandaba saludo y le daba cartitas para Pepa. “Se ubicó a ese muchacho y surgió que se juntaba con Penteado, y le pedía consejos. Ahí está el mal consejo. Resulta que este muchacho estaba enamorado de Pepa, pero consiguió al peor maestro”, lamentó. 
Fueron tras Penteado, que se hacía llamar Batista y residía en una chacra vecina, pero ya se había ido. En el lugar encontraron una manta y un cuchillo con sangre.
Luego, tal como indican crónicas de la época, Rolón confesó que violaron a la víctima durante toda la noche del sábado y al otro día Penteado visitó a los padres de la chica y hasta tomó unos mates con ellos, ya que quería saber si se habían enterado de que no llegó a la casa de su hermana. 
Después regresó a la escena, volvió a violar a la menor y la degolló. Una secuencia inimaginable. 

Ni tan loco
Al momento el hecho Penteado tenía 39 años y arrastraba una condena previa por el homicidio de su propia madre, Vergelina Medina (60), registrado en 1984.
Pero eso se sabría con el correr de los días. Hasta entonces lo incriminaba el relato de su cómplice y los elementos hallados en el allanamiento del lugar donde vivía.
Marcelo Maslowski. Comisario inspector

En 1995 se graduó en la Escuela de oficiales de la Policía de Misiones. 
Su primer destino fue San Vicente.
Entre 1999 a 2002 cursó la licenciatura en Criminalística en Buenos Aires. 
En 2003 fue designado para organizar la División Criminalística de Jardín América.
Entre 2008 y 2013 dirigió Criminalística de Puerto Rico. 
Entre 2014 y 2017 ocupó el mismo cargo en Oberá.
En 2018 fue segundo jefe de la Unidad Regional II de Oberá. 
En 2019 se desempeñó en la Policía Comunitaria de Posadas.
El 28 de noviembre pasado fue lesionado en cumplimiento del deber y se halla de licencia. Participó como perito en alrededor de 50 juicios orales. 
Posee tres diplomaturas relacionadas a Seguridad Operativa y Estratégica: 
Especialidad en narcocriminalidad; combate contra el terrorismo (FBI – Estados Unidos) y técnico avanzado en inteligencia y operaciones contra el terrorismo y el crimen organizado (España).Marcelo MaslowskiComisario inspector

“Los vecinos tenían mucha bronca porque conocían a la familia de la víctima y los detalles aberrantes del caso. Por eso organizaron partidas para encontrarlo. Incluso después, cuando estaba detenido, se tuvo que reforzar la seguridad en la comisaría de San Vicente porque lo querían linchar”, rememoró Maslowski. 
En tanto, si bien tras el homicidio de su madre lo declararon inimputable, el accionar de Penteado confirmó que, a pesar de ser analfabeto, usó todo su intelecto para el mal. 
Tras ser excarcelado por el homicidio de su progenitora fue albergado por otro ex convicto que conoció el Loreto, a quien le robó plata y se escapó. 
“Se escondió en Andresito, donde trabajaba y cuidaba un obraje. Hasta que un día desapareció y se llevó mercadería y dos motosierras. De ahí se lo ubicó en Fracrán, a 30 kilómetros de San Vicente, donde cambió las motosierras por una yunta de bueyes. Por eso en la zona lo conocían como el ‘boicero’. Empezó a hacer changas, pero no en Fracrán, sino en Puerto Argentino porque sabía que en Fracrán lo podían relacionar con las motosierras. Es decir que no es tan loco”, opinó Maslowski.
Fue así que lo albergó un hombre mayor, José Francisco Batista, a quien después le robó varias cosas y el DNI que le sirvió para obtener una identidad falsa. 
Al respecto, el licenciado explicó que “por eso se dificultaba hallarlo y hasta se recurrió a una mujer umbanda que dijo que andaba cerca de un agua grande, que resultó ser el río Uruguay, porque fue capturado en El Soberbio”. 

Origen de la bestia
Maslowski recordó que la investigación determinó que Penteado se crió solo con su mamá, no fue a la escuela, no tuvo amigos ni se relacionaba con mujeres. 
“Los vecinos contaban que cuando era chico iba a la cancha y sólo miraba. Nunca jugaba. Después creció y se lo veía en los bailes, pero no bailaba porque le costaba relacionarse con las mujeres. Tal vez ahí esté el origen de su conducta”, indicó. 
Según el archivo del diario El Territorio, Penteado mató a su madre en octubre de 1984. 
El hecho se registró en el paraje Machadiño, Arroyo del Medio, a unos diez kilómetros de Cerro Azul. 
En marzo de 1985 confesó y argumentó que su progenitora no quería vender la chacra y por eso la asesinó de un hachazo y desechó el cuerpo en un pozo.
En julio de 1985 lo declararon inimputable y peligroso para terceros, por lo que fue alojado en la cárcel de Loreto. 
En noviembre de 1992, el juez Correccional y de Menores N° 1 de Posadas, José Domingo Rotela, lo entregó en guarda de Pedro Galeano, quien a su vez había cumplido una condena de doce años por homicidio. Días después Galeano avisó que Penteado se escapó. 
En su defensa, el juez Rotela explicó que la excarcelación se basó en “su buena conducta en el penal y en un informe psiquiátrico favorable”, aunque reconoció que “fue una experiencia negativa”. 
Y la historia parece repetirse: Penteado es considerado un preso modelo en la cárcel de Oberá, donde nunca generó problemas. 
Además, al igual que en el pasado, ante el rechazo de su propia familia otra vez un preso ofreció su casa para albergarlo.


¿La tercera víctima?

Si bien oficialmente a Domingo Jesús Penteado se le imputaron dos homicidios, existen fundadas sospechas de que podría tener relación con un tercero, tal como Recordó Maslowski. 
“En 1998 trabajaba en Criminalística en Oberá y llegó de San Vicente una caja con restos óseos. Se realizó la reconstrucción y se determinó que se trataba de una mujer joven, de unos 14 años. Luego se supo que eran los restos de una chica que fue vecina de Pepa Sequeira y había desaparecido poco tiempo antes, ya que los padres reconocieron unas prendas. Hasta el día de hoy los pobladores de la zona sospechan que también fue una víctima de Penteado. Esta chica sí tenía un novio y entonces los padres pensaron que se fue con el muchacho”, comentó.
Y agregó: “La data de muerte aproximada fue dos meses antes que Norma Sequeira. Mucha coincidencia. Por eso, viendo las características de este criminal, se lo catalogaría como un homicida serial de mujeres. El homicida serial se define en prolijo y desprolijo, cuanto más nivel intelectual más prolijo, y Penteado es analfabeto. Las veces lo que lo vi parecía inofensivo, que es otra característica de los abusadores: nunca se enfrentan con otro hombre, sino que abusan de mujeres y niños. Parecen buenos y tranquilos: la fachada perfecta”.
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