2019-02-19
Voluntarios dictan talleres a once aldeas guaraníes en Misiones
Se trata de Néstor Brítez y Nidia González, de Biblioteca Popular Palabras del Alma de Pilar, Buenos Aires, y el ingeniero Guillermo Quinteros y el Belga Pieter Robberechts, de la fundación School Van de Jungle, quienes dejan sus vidas para ofrecer su tiempo y conocimientos a los aborígenes.
La iniciativa nació hace más de diez años y perdura en el tiempo mediante la colaboración de diferentes personas que aportan para costear lo que implica brindar la estadía completa a los voluntarios.
Uno de los puntos fundamentales que motiva a los profesionales a realizar dicha labor de forma gratuita es el interés puesto en el aprendizaje y la puesta en práctica de los conocimientos adquiridos que se hace notorio en cada una de las comunidades, que llegan desde San Pedro, San Vicente y El Soberbio.
Los conocimientos
Los temas que se tratan en los distintos talleres son solicitados por los aborígenes, donde, además de lo que respecta a las materias más comunes como matemática, lengua, informática, inglés y huerta, pidieron que se incluyan clases relacionadas a la salud y a los derechos de la mujer, por lo que conseguir profesionales para disertar sobre estos temas de forma voluntaria es también un desafío.
En diálogo con El Territorio, Nidia y Pieter hablaron sobre la experiencia: “Una vez que tenemos los temas que ellos eligen, tratamos de conseguir los mejores profesores para formarlos de la mejor manera, considerando el poco tiempo que tenemos y contando con un traductor de forma simultánea, ya que muchos no manejan el español y esta parte demanda más tiempo. En esta oportunidad han solicitado temas referidos a la salud, como educación sexual que es tratado de acuerdo a su cultura”.
El avance que logran las comunidades es notable, sobre todo en el área de medioambiente, el cultivo autosustentable y la implantación de nuevas alternativas que permitan mejorar la calidad de vida de los pueblos originarios.
En este sentido, Pedro Olivera, integrante de la comunidad Yryapy, de El Soberbio señaló: “Esta posibilidad es esencial porque aprendemos muchas cosas, donde intercambiamos experiencias y lo transmitimos a nuestros hermanos que no pudieron venir, lo que más nos ayuda es la forma de trabajar la tierra, el control orgánico de plagas, recolección de agua, y así estamos implementando nuevas alternativas como yerba mate y estevia para demostrar a la sociedad que tenemos muchas capacidades”.
Te puede interesar