“Abusos sexuales de curas son un crimen de dolor e impotencia”

martes 21 de agosto de 2018 | 5:00hs.
“Abusos sexuales de curas son un crimen de dolor e impotencia”
“Abusos sexuales de curas son un crimen de dolor e impotencia”
 El papa Francisco condenó ayer  las agresiones sexuales cometidas por sacerdotes y su encubrimiento. Pidió rendir cuentas al decir en una carta dirigida a todos los católicos del mundo que se trata de “un crimen con heridas de dolor e impotencia”.
La misiva responde a las recientes revelaciones sobre los abusos cometidos en Estados Unidos durante décadas.
El Pontífice pidió perdón por el dolor que padecieron las víctimas y dijo que los católicos laicos deben implicarse en los esfuerzos para eliminar los abusos y su encubrimiento. Francisco criticó a la cultura clerical, por la que los líderes de la Iglesia estaban más preocupados por su reputación que por la seguridad de los menores, como causante de la crisis.
“Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas”, escribió el Papa en su carta. “Hemos descuidado y abandonado a los pequeños”, agregó.  “Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado”, adujo.  
El Vaticano difundió la carta días antes del viaje del Papa a Irlanda, que alguna vez fue un país férreamente católico donde la credibilidad en la Iglesia quedó devastada por años de revelaciones de que sacerdotes violaron y abusaron de niños con impunidad y sus superiores los encubrieron. Pero para los sobrevivientes irlandeses, la carta sólo fueron palabras duras y una retórica que no reconoce el papel del mismo Vaticano por cerrar los ojos a los sacerdotes pederastas y fomentar la cultura del  encubrimiento que dejó impunes los crímenes. “Esa cultura era supervisada por el Vaticano y codificada en leyes”, dijo Colm O’Gorman, conocido sobreviviente de abusos irlandés, que organizó una manifestación de víctimas en Dublín durante la visita de Francisco. El tema dominará el viaje del Papa a Irlanda, pero el asunto ganó peso desde que se supo en Estados Unidos que uno de los cardenales de confianza del pontífice, Theodore McCarrick, abusó y acosó a menores. 

Debaten sobre el futuro de sacerdotes homosexuales

 Las acusaciones de que el ex cardenal Theodore McCarrick mantuvo relaciones sexuales con seminaristas adultos avivaron el largo debate sobre la presencia de hombres homosexuales entre los sacerdotes católicos. Algunos conservadores piden que se purgue a los curas gays, una tarea complicada ya que se cree que son muchos y muy pocos reconocen abiertamente su orientación sexual. 
Sectores más moderados instan a la iglesia a eliminar la necesidad de mantener el secreto proclamando que los homosexuales son bienvenidos si pueden ser curas comprometidos con el celibato. Entre los moderados más directos está el reverendo James Martin, un sacerdote jesuita y escritor, cuyo libro Construyendo un Puente vislumbra un camino hacia relaciones más cálidas entre la iglesia católica y la comunidad LGBT. “La idea de una purga a los curas homosexuales es ridícula y peligrosa”, comentó Martin. “Cualquier purga vaciaría las parroquias y órdenes religiosas de miles de sacerdotes (y obispos) que llevan vidas sanas de servicio y vidas fieles de celibato”, agregó.
Esta postura enfurece a algunos católicos conservadores. Michael Hichborn, presidente de un instituto que promueve la enseñanza católica tradicional, refirió el caso de McCarrick y dijo que debe haber “una completa y absoluta remoción de todos los clérigos homosexuales de la iglesia. Va a ser difícil y probablemente resultará en una gran escasez de sacerdotes”, indicó Hichborn.
Aunque el escándalo de McCarrick ha intensificado el debate en Estados Unidos sobre los homosexuales en el sacerdocio, es un problema a nivel internacional. Escándalos de abuso por parte de clérigos han salido a la luz pública en Chile, Honduras, Francia e Italia. En Estados Unidos, donde las investigaciones podrían determinar si los dirigentes eclesiásticos hicieron caso omiso de la tendencia de McCarrick hacia los seminaristas jóvenes, ha habido acusaciones de conducta sexual inapropiada en seminarios. 
Desde la Iglesia dijo que los gays deben ser tratados con dignidad y respeto, aunque ha enseñado que los actos homosexuales son “intrínsecamente desordenados”.