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A 30 años de la caída del Muro de Berlín

domingo 10 de noviembre de 2019 | 5:00hs.
A 30 años de  la caída del Muro de Berlín
Una nube de cintas de buenos deseos se alzó sobre la multitud.
Una nube de cintas de buenos deseos se alzó sobre la multitud.
Hace 30 años, la noche del 9 de noviembre de 1989, fue derribado el Muro de Berlín, que dividió la capital alemana durante otras casi tres décadas.
Pero el Muro de Berlín no sólo dividía a esta ciudad: separaba a toda Europa y era el símbolo de un mundo bipolar en el que dos potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, eran los polos de influencia. Su caída posibilitó la reunificación alemana y fue precursora de la desaparición de la Unión Soviética y del final de la Guerra Fría. Pero antes de analizar el impacto que tuvieron en el mundo los hechos ocurridos el 9 de noviembre de 1989, ¿por qué existía este muro en el corazón de Europa?

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se rindió ante los Aliados, un grupo de países occidentales, incluidos Reino Unido, Estados Unidos, Francia y la Unión Soviética.
El país quedó dividido en cuatro zonas de ocupación, bajo influencia de cada una de esas potencias. Berlín estaba en la zona soviética, pero como era la capital de Alemania, se decidió que también se dividiría en cuatro áreas, una controlada por cada uno de los cuatro países.
Pronto se hizo evidente que la Unión Soviética tenía ideas muy diferentes a las demás acerca de cómo debería funcionar su sección.
Para 1949, Alemania se había convertido en dos países separados: la República Federal de Alemania (Alemania Occidental), siguiendo el modelo capitalista de Reino Unido, Estados Unidos y Francia, y la comunista República Democrática Alemana (Alemania Oriental), en la órbita de la Unión Soviética, con un sistema de partido único y economía planificada.
En Alemania Occidental había libertad de movimiento y la gente podría expresar libremente sus opiniones.
Alemania Oriental tenía reglas más estrictas sobre cómo deberían comportarse las personas y una policía secreta, la Stasi, que supervisaba lo que hacían. A medida que pasaban los años, miles de personas al día escapaban del Este hacia el Oeste.
En esa época, medio millón de personas pasaba cada día la frontera en ambas direcciones y de esta manera, podían comparar las condiciones de vida de ambos lados. Se estima que entre 1949 y 1961, alrededor de 2,7 millones de personas abandonaron la RDA y Berlín Oriental, según la página web oficial del Muro de Berlín. Aproximadamente la mitad de esa corriente migratoria estaba compuesta por gente joven de menos de 25 años. 
En 1961, las autoridades comunistas ordenaron que se construyera un muro que dividiera el este y el oeste de Berlín para evitar que la gente cruzara de un lado al otro. Se levantó muy rápida y sorpresivamente durante la noche del 13 de agosto, erigiendo grandes rollos de alambre de púas justo adentro del sector este de la ciudad. Muchas personas se despertaron y descubrieron que habían quedado atrapadas, en muchas ocasiones separadas de sus amigos y familiares en Occidente.

Una caída acelerada
Aunque parezca que el Muro de Berlín cayó de un día para otro, en realidad puede considerarse la culminación de un proceso. 
En todo el bloque soviético soplaban vientos de cambio y para Carmen Claudín, investigadora especializada en historia rusa y soviética del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob) -un think tank con sede en Barcelona y especializado en asuntos internacionales-, esos vientos tenían su origen en Moscú.
“La caída del muro no hubiera sido posible sin las políticas de (Mijaíl) Gorbachov en la URSS”, dice la experta. 
En marzo 1985, Gorbachov se convirtió en secretario general del Partido Comunista, lanzando un dramático programa de reformas. Su política conocida como Glasnost (apertura, transparencia) consistía en eliminar las prácticas de la represión estalinista y darles más libertades a los ciudadanos soviético, que vieron como presos políticos eran liberados y los periódicos publicaban artículos críticos hacia el gobierno. 
Estas políticas se dejaron sentir no solo en la URSS, sino también en algunos de los países satélites de la Unión Soviética en Europa.

El anuncio y la marea humana
El 9 de noviembre, el anuncio de un alto funcionario de Alemania Oriental precipitó la caída del Muro. Günter Schabowski, portavoz del gobierno de la RDA, anunció en una conferencia de prensa que las restricciones de viaje para los ciudadanos del Este se levantarían de inmediato.
Los funcionarios tenían la intención de introducir los cambios al día siguiente, pero cuando se le preguntó en la conferencia, Schabowski dijo: “Esto ocurre, que yo sepa... inmediatamente... sin demora”. Dichas palabras provocaron que miles de personas se fueran hacia el Muro, exigiendo a los guardias que abrieran las puertas. Los guardias del paso fronterizo de Bornholmer dejaron pasar a los primeros ciudadanos de la RDA hacia Berlín Occidental a partir de las 21.20.

Diferencias que aún persisten
Sin embargo, a pesar de la caída del muro, tres décadas después, una barrera invisible todavía se extiende a través de Alemania.
Mientras se desintegra lentamente, la división permanece. Según Steffen Mau, profesor de sociología en la Universidad Humboldt de Berlín, muchas brechas, particularmente las económicas, se han reducido, pero la gente todavía tiene “fuertes diferencias en actitudes y mentalidad”.
Incluso la forma en que las personas se ven a sí mismas y a su país varía. Mau explica que la mayoría de los alemanes occidentales dicen que “ya no hay diferencia … mientras que la mayoría de los alemanes orientales diría que todavía hay una diferencia sorprendente entre Oriente y Occidente”. Según algunas encuestas, agregó, hasta la mitad de los alemanes orientales todavía se sienten como “ciudadanos de segunda clase”. 

“Ningún muro puede restringir la libertad”

Alemania conmemoró el ayer el 30 aniversario de la caída del Muro de Berlín, un momento crucial en los acontecimientos que provocaron el final del comunismo en Europa del Este.Durante el servicio en una pequeña capilla cerca de donde alguna vez estuvo el muro, la canciller alemana, Angela Merkel, recordó a quienes fueron asesinados o encarcelados por intentar huir de Alemania Oriental a la Occidental e insistió que la lucha por la libertad a nivel mundial no ha llegado a su fin.”El Muro de Berlín, damas y caballeros, es historia y nos enseña que ningún muro que mantiene afuera a la gente y restringe la libertad es lo suficientemente alto o ancho para que no pueda derrumbarse”, dijo.Merkel también recordó que el 9 de noviembre sigue siendo una fecha tensa en la historia alemana, ya que también es el aniversario de la llamada Noche de los Cristales Rotos, una masacre antisemita en 1938 que presagió el Holocausto nazi. Instalaciones de luz, conciertos y debates públicos estaban planeados en toda la ciudad y otras partes de Alemania para celebrar la caída del Muro, incluido un concierto en la emblemática Puerta de Brandeburgo de Berlín.

Cerraron festejos con un concierto y nube de deseos

Con un gran concierto de la Orquesta Staatskapelle, que interpretó la quinta sinfonía de Beethoven, conocida como Sinfonía del Destino, concluyeron los homenajes por el 30 aniversario de la caída del Muro de Berlín.  
Los festejos finales se realizaron en la Puerta de Brandeburgo cerca de las 19. El lugar, se convirtió en escenario de una instalación suspendida en el aire, donde unas 30.000 cintas -con deseos, esperanzas y recuerdos- formaron una “nube de libertad” de 150 metros de largo. En la semana un programa configurado bajo el lema “7 días, 7 sitios” incluyó instalaciones de arte, lecturas, charlas con testigos, películas, exposiciones de películas y fotografías. 
En todo el país, los “restos del muro” siguen siendo una de las atracciones más recurrentes de turistas que se han dado cita para festejar la caída del muro de Berlín. Tan solo en Berlín se han celebrado unos 200 festejos para conmemorar esta fecha desde que inició la semana del trigésimo aniversario. Anualmente 12 millones de personas de todo el mundo emprenden viajes para conocer la histórica ciudad alemana. 
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