Santos Mártires, en la mira

El Programa Misiones Jesuíticas Guaraníes tiene como prioridad para este año la incorporación al fisco provincial de las ruinas de Santos Mártires de Japón, ubicadas a pocos kilómetros de las reducciones de Santa María La Mayor.
“Es nuestra prioridad, el año pasado la Cámara de Diputados promulgó una Ley que declaró de interés y utilidad pública a los terrenos que albergan las misiones, lo cual fue un avance importante”, expresó José Luis Pozzobon, director del Programa a El Territorio.
Observó que las reducciones están emplazadas en un predio aislado, “que solamente está atravesado por una ruta provincial bastante accidentada, por eso trabajamos con Vialidad y un grupo de investigadores para hacer el desvío de esa traza”.
 Indicó que lo que resta es la compra de la tierra. “En esa dirección trabajamos con la Dirección General de Catastro, el Tribunal de Tasación y la Subsecretaría de Tierras”, señaló.
La incorporación de Santos Mártires vendría a engrosar el circuito turístico de las reducciones y servirá para aumentar el flujo de turistas que visitan Santa María La Mayor. “Queremos crear un circuito en la ruta 14 como tenemos en la ruta 12 y servirá para que el turista se quede más en la zona”, adelantó el funcionario.
Explicó que desde el Programa buscan apuntalar las ruinas que en contraste con San Ignacio tienen pocas visitas. “Por eso tratamos de fomentar otros puntos de interés, con diversas actividades para dotarlos de contenidos originales”, manifestó.
Por otra parte, adelantó que en los próximos meses quedará inaugurada la iluminación de Santa Ana, que servirá para una contemplación nocturna.


Contexto
Por Alfredo Poenitz
Historiador-Antropólogo
Una “utopía” posible
La experiencia misional de la Compañía de Jesús con la población guaraní que habitaba desde un milenio después de Cristo este espacio de la alta cuenca rioplatense, constituyó, sin dudas, el más exitoso capítulo de la historia de la Iglesia en toda Hispanoamérica. Pero la Provincia Jesuítica del Paraguay (1609-1768) fue mucho más allá que una misión religiosa. Constituyó una sólida experiencia intercultural donde a los modos de vida de la cultura guaraní se le incorporaron elementos de la cultura europea en un ambiente de armonía, de trabajo, de convivencia social  único y sin precedentes en la historia de la conquista española de Iberoamérica. Cada  cultura aportó lo suyo para desarrollar una historia particular que llevó a que la región que habitaban los 30 pueblos de la Provincia Jesuítica del Paraguay fuese la más poblada, desarrollada y económicamente avanzada de todo el Litoral rioplatense durante el siglo XIX.
El principal secreto del éxito misional fue la comprensión por parte de los curas de la Compañía, de la cultura guaraní, del “tekó”, del modo de ser guaraní.
Por el contrario, la decadencia y disolución de los pueblos que se produce en apenas cinco décadas después de la expulsión de los Jesuitas (1768), fue una consecuencia de la incomprensión de los modos de vida del pueblo guaraní por parte de los nuevos administradores de los pueblos, e incluso de los propios sacerdotes que sucedieron a los expulsos. Y ello llevó a que los pueblos fueran abandonados y sus habitantes dispersos por todo el litoral rioplatense, dando origen a un nuevo fenómeno socio-cultural: el mestizaje guaraní-criollo, del que somos herederos genéticamente, en mayor o menor grado,  la gran mayoría de quienes habitamos la cuenca rioplatense. Por ello la historia de las Misiones Jesuíticas tiene una continuidad en el presente a partir del tipo humano que puebla los territorios que constituyen la región platina y que une, a través de una misma geografía, una misma historia y un mismo tipo social los países que componen la gran región fluvial rioplatense.

:: Notas relacionadas
»» Los Pueblos Jesuíticos  vuelven a despertarse
»» El oro, un mito imposible de extirpar
»» Alfredo Zubresky tenía razón
»» Mover la cárcel para revalorizar Candelaria