Misiones, compartido y disputado por Corrientes y el Paraguay

domingo 13 de septiembre de 2020 | 5:00hs.
Alfredo Poenitz

Por Alfredo Poenitz Historiador

Entre las varias etapas de las disímiles historias de Misiones desde los tiempos jesuíticos hasta la actualidad, existe una en la que perdió su autonomía en manos del Paraguay. Esto ocurrió desde fines de la década de 1820 hasta la Guerra de la Triple Alianza que se inició en 1865.

En esas seis décadas, Corrientes y la República del Paraguay compartieron y disputaron el dominio de ese espacio donde quedaban las ruinas de los quince pueblos que con sus estancias y yerbales habían integrado los departamentos de Candelaria y Concepción en los tiempos jesuíticos.

Recién finalizada la Guerra de la Triple Alianza (1872), una vez recuperada la soberanía, Misiones iniciará un incipiente poblamiento, orientado hacia la explotación de las riquezas naturales a través de la colonización y la inmigración europea. Todo dentro de una nueva organización institucional dependiente del gobierno federal.

En esas cuatro décadas el territorio misionero fue compartido por el Paraguay y Corrientes, cuya frontera en el norte se estableció en la parte superior del Iberá y en el sudeste sobre el río Aguapey.

El Paraguay, quien aducía derechos soberanos sobre Misiones, refrendados por el propio Belgrano en 1810, había incendiado y destruido en 1817 los pueblos del departamento de Candelaria, sobre el río Paraná, con el fin de mantenerse aislado de las disputas de Artigas con el Imperio portugués. Los pobladores, en su mayoría, fueron evacuados hacia el Paraguay, aunque unos pocos lograron evitar esa forzada migración y se dirigieron hacia las costas del Iberá. En 1821 llegó a estos parajes el calificado botánico francés, Aimé Bonpland, con el propósito de hacer un aprovechamiento económico de los yerbales. Su descripción sobre el estado de los pueblos después de la destrucción es caótica. Esta visita le costó al francés su propia libertad, pues, habiendo instalado en Santa Ana sus cultivos experimentales, una fuerza paraguaya lo apresó y lo llevó detenido al Paraguay en 1822 donde quedó prisionero hasta 1829.

Paraguay usó el área sur del territorio misionero como zona comercial con el Brasil. Desde San Borja, un activo tráfico de carretas atravesaba Misiones hasta llegar a la Rinconada de San José (hoy Posadas) y desde allí cruzaban las mercancías a Itapúa (Encarnación).

Con Brasil hubo siempre una excelente relación en los tiempos de ocupación de Misiones. No así con Corrientes con quien hubo varios incidentes bélicos como el desarrollado entre 1832 y 1834 cuyo resultado fue la consolidación de la presencia paraguaya en la rinconada de San José con la fundación de la Trinchera y la Tranquera de Loreto, hoy Ituzaingó, donde se instaló una guardia permanente de los paraguayos para custodiar la frontera con Corrientes. Esas tensiones entre Paraguay y Corrientes se transformaron en acuerdos, en los tiempos en que el gobierno paraguayo estuvo en manos de Carlos Antonio López. En 1841 se firmaron tratados de paz, comercio y límites entre ambos estados. En esos acuerdos, Corrientes declaró “provisionalmente que la rinconada de San José y seis pueblos de Misiones pertenecían al Paraguay”. Pero esa paz duró poco tiempo, pues, como consecuencia del no reconocimiento de la independencia del Paraguay por parte de Rosas, el Paraguay, entre 1849 y 1851 reforzó sus fronteras con Corrientes, llegando a invadir, en junio de 1849, los pueblos de Santo Tomé y La Cruz con un ejército de más de dos mil hombres dirigidos por un general húngaro, Francisco Wisner Morgenstein. Este había venido al Brasil inicialmente, pasando hacia la Argentina donde dirigió algunas fuerzas del general  José María Paz en sus guerras contra el ejército entrerriano. Derrotado, se enroló en en las fuerzas del Ejército Nacional paraguayo donde se desempeñó, incluso, en la Guerra de la Triple Alianza.

Esta situación de tensión entre ambos estados volvió a la normalidad a partir del reconocimiento de la independencia del Paraguay por parte de la Confederación Argentina en 1852 y la situación de Misiones, una vez más quedaba aplazada hasta un acuerdo futuro, que nunca existió.

Hasta la guerra de la Triple Alianza Misiones permaneció en paz. Tanto, que, desde los pueblos correntinos, como Santo Tomé, se impulsaron proyectos de aprovechamiento de la yerba mate. En 1863, el Juez de Paz de ese pueblo envió un informe al gobierno de Corrientes proponiéndole poblar el antiguo pueblo de San Javier, con la intención de reunir a la gente dispersa que se dedicaba a la explotación de la yerba. Ese mismo año se autorizó la construcción de un camino que entrara a los yerbales de Ñú guazú (Campo Grande).

Pero la situación internacional frenó todos estos esfuerzos de poblamiento del territorio misionero. A fines de 1864 el Paraguay y Brasil se hallaban en guerra y al poco tiempo se involucraron Argentina y Uruguay, iniciándose el conflicto de la Guerra de la Triple Alianza.