La visión femenina del futuro

martes 12 de mayo de 2020 | 6:00hs.
Eduardo Saldivia

Por Eduardo SaldiviaArquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura de la UCSF

En 2020, las Naciones Unidas celebran su trabajo ininterrumpido en defensa de los derechos de las mujeres, ya que se conmemora el 25° aniversario de lo que se llamó la Plataforma de Acción de Beijing, un documento donde se estableció el modo de eliminar las barreras que impiden la participación igualitaria de las mujeres en todas las esferas de la sociedad. En sintonía con esta fecha, a la que se la llama Beijing +25, se realizó ayer el quinto campus de pensadores urbanos, dedicado a los profesionales del urbanismo y los tomadores de decisión, y enfocado a tratar la inclusión de las minorías en el contexto del Covid-19.
El seminario estuvo organizado en conjunto por ONU-Habitat, representado -desde Kenia- por Christine Auclair y la Huairou Commission, con Sri Husnaini Sofjan desde Malasia. Ellas dieron un marco a las actividades, explicando que iban a tratarse temas como la inseguridad, y una aproximación amplia a problemas como el desalojo o la violencia doméstica, todas cuestiones que afectan especialmente a las mujeres. La mesa redonda estuvo moderada por Olenka Ochoa, experta en seguridad, desarrollo y hábitat del Perú.
La primer panelista fue Relinda Sosa, líder de Groots Perú, quien relató su experiencia en el trabajo con los comedores populares de Lima, donde se ven principalmente afectados por el desempleo generado por el parate en la industria textil local, producto de la cuarentena.
Comentó la falta de espacio que tienen las familias en sus casas para dedicarle un espacio a los niños para que hagan sus tareas a distancia, sumado a la falta de computadoras y la mala conexión a internet. Allí perciben estas carencias como una forma de violencia contra las mujeres, ya que son ellas quienes se ponen estos problemas al hombro en el hogar.
Frente a esto, los comedores coordinados por Sosa se volvieron ese espacio que hacía falta para que estudien los niños y debieron, además, crear una red por WhatsApp para estar comunicadas y apoyarse entre todas las mujeres de la comunidad.
También entienden que una forma de violencia ha sido que el gobierno emita bonos solidarios de compensación económica, a través del sistema de bancarización electrónica, dejándolo fuera del alcance de las amas de casa.
Continuó el debate Vanesa Villegas de Argentina, quien explicó los retos que tuvieron que enfrentar en Córdoba, especialmente referidos a injusticia territorial. Batallando por una tierra digna, familias encabezadas por madres fueron desalojadas de manera violenta por el gobierno provincial en cada intento de ocupación a espacios vacantes, hasta que consiguieron organizar un barrio popular en lotes formales pero sin servicios. Actualmente se están organizando para construir viviendas dignas, peleando contra la precariedad y el hacinamiento. Su principal preocupación es la falta de agua potable, frente al Covid-19. Ademas, Villegas relató que percibe cómo se profundiza la desigualdad social existente al querer terminar sus estudios, siendo madre.
Desde México, Sara Valadez, explicó la necesidad de crear protocolos para trabajar contra la violencia en el hogar, la falta de estadísticas por parte de las autoridades y el pedido que hicieron al gobierno para la financiación de los refugios de mujeres víctimas de esta problemática. Ademas, en la actualidad, se encuentran promoviendo el trueque comunitario, los huertos familiares y están pidiendo un plan que complete el monto que le falta a cada familia para alcanzar los ingresos que necesitan para salir de la línea de pobreza.
Haydee Rodríguez, desde Nicaragua, abordó directamente el serio problema de delincuencia en ese país, donde las mujeres son víctimas del robo en sus casas y muchas veces estos episodios desencadenan en violaciones a adultas y niñas. Siendo clave que el estado implemente una red de comisarías para la mujer en ese país.
La experiencia de las mujeres llevó a las agricultoras a organizar espacios de trueque de alimentos e intercambio de conocimientos sobre medicina natural.
Finalmente, por video pregrabado, Ingrid Ciego contó su experiencia desde Guatemala. Allí, el Covid-19 afectó la economía de una comunidad dedicada casi exclusivamente al turismo. Muchos perdieron acceso a la salud por estar arancelada en ese país. Y -para superar la crisis- dependen de entidades internacionales, que les están proveyendo kits sanitarios y bolsones de alimentos a las familias con mujeres como cabeza del hogar.
En conclusión, se pudo tener un panorama acabado de la realidad para las mujeres latinoamericanas desde el comienzo de la pandemia y se pudo organizar el reto por delante en dos frentes. Por un lado lo urgente, agua potable, alimentos y salud. Y por el otro, todo un monumental trabajo por delante en la realidad postcoronavirus, como puede ser una internet asequible y accesible.
Es de destacar que las mujeres no se han victimizado en esta crisis, sino que se han transformado en gestoras de desarrollo para el cambio en el futuro.
Como dijo Nadine Gasman, oradora del Inmujer mejicano, el desafío por delante es redistribuir el trabajo y aprovechar la oportunidad que ofrece este tiempo para resignificar nuestras comunidades. Principalmente repensando nuestros hábitos de consumo, desde una visión femenina.