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De árbol a árbol

sábado 31 de agosto de 2019 | 6:00hs.
De árbol a árbol
Por unos caminos de la colonia vi a un mono arriba de los árboles que huía despavorido ¿cómo no huir, si nunca dejamos de perseguirlos; y nuestra razón instrumental no deja de convertir todo en mercancía o trofeo? Hace unos años, en un barrio, unos niños festejaban haberle acertado a un picaflor con la honda; un picaflor que no molesta y poliniza las plantas. La frase gauchesca “todo bicho que camina va a parar al asador”, más que un consejo culinario es una lisonja a nuestro instinto cazador. De niño solía hacer chozas arriba de los árboles, les puedo asegurar que hacer una choza arriba de un árbol te cambia la perspectiva de la vida, ampliando el horizonte de nuestra mirada, el mundo se vuelve una linda aventura por descubrir; el árbol nos conecta con nuestras raíces y esencia, reconozco que los que proponen la árbolterapia -abrazar un árbol para sanar dolencias- no están errados. El árbol hace todo lo posible para florecer y dar frutos, siempre buscando el sol y emanando oxígeno, su vida es pura generosidad, debiéramos aprender de ellos, pero el árbol siente el silencio de los caídos, por falta de las raíces que utilizan para comunicarse como una internet subterránea, porque el ser humano, en vez de hacer una tala discriminada y racional, convierte paramos en desierto de soja o algún monocultivo, o para pasturas o minería, lo que no permite la biodiversidad, pasando el problema del calentamiento global, la extinción de especies para las futuras generaciones. Un gobernante no debiera comprometer a futuras generaciones, con futuros compromisos, sino que debiera asumir los compromisos que dure su mandato. ¿Hoy en día se actúa impunemente? ¿Caminaron alguna vez por la selva contemplativamente y en silencio? Tiene una mística que hay que sentir para descubrirla, pero si somos materialistas, si sólo vemos dinero en los troncos, jamás sentiremos nada, porque lo material se vuelve como una coraza para ver otros aspectos de la vida, un pez no puede vivir sin agua como el espíritu no puede respirar en un ambiente hostil; una flor no puede crecer si no se riega, el espíritu no puede florecer si no se lo cultiva. Concentrados en la mercancía se mofan de los que proponen otra cosmovisión existencial, en equilibrio con la naturaleza; después nos enfermamos, con ansiedad, depresión u otra patología, no sabemos por qué, y nos hemos pasado la vida persiguiendo ilusiones y vanidades. Se quema el Amazonas como leña para el asado, pero lo que no vemos es que los que nos estamos asando lentamente somos nosotros.

Pablo Martín Gallero
Posadas
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