Por un mundo mejor

sábado 10 de agosto de 2019 | 6:00hs.
José Miérez

Por José MiérezGerontólogo

Ciudadanos, electores: ha llegado el momento de votar para cambiar o renovar, o renovar para cambiar, esta es la oportunidad. Antes que las preocupaciones del día nos absorban con su trajín te pido Señor, nos ayudes con tu luz, tu fuerza y tu alegría para buscar la vida y que sea en abundancia.
Dialoguen en familia, su entorno y cuando sus hijos les pregunten: “Padres, ¿optaron por la vida?” Para mamá: Yo tengo vida porque no me interrumpieron o interceptaron!!!!! Cuando busque y necesite hogar, arraigo, alimentación, por ello les quiero agradecer me siento alegre y feliz.
Madres enseñaron a ser respetuosos, educado, estudioso, cruzar la calle de la mano, mirar y ver, oír y escuchar, al pedir algo “por favor” y luego “gracias”, virtudes y valores con la escuela.
Padres enseñaron a los hijos a ser deportistas, jugar al balero, las bolitas, carrera de caballito, ludo, ajedrez, leer libros de aventuras, salir a caminar con su mano apoyado en el hombro del hijo, conocer el barrio, etc. Compartir momentos con hijos de los amigos con alguna discapacidad y lo que significa ayudar.
Enseñaron la diferencia que hay entre el varón y la mujer inscripta en sus funciones respectivas y en sus psiquismo diferentes a pesar de ser difícil separar cuál es la parte de la cultura y cuál de la naturaleza.
Aceptado y darle vida a los hijos (varones, mujeres). Sus padres los ayudan a crecer aumentando peso, tamaño, envergadura. Se desarrollan con armonía sus tejidos, aparatos, órganos, sistemas y al madurar se culturalizan y son autocríticos.
Voten pero al discernir a quién y por qué, discriminen positivamente a los más dignos que dejen a las generaciones futuras un nombre y apellido sin manchas. Que defiendan siempre la vida y con fe y amor se haga Justicia.
Oportunamente por los trasplantes y avances científicos hay que actualizar conceptualmente la eutanasia, distanasia y adistanasia, directas e indirectas Una cosa es hacer morir y otra dejar morir, interrumpir o interceptar, no es de uno solo, es de Dios, familia y la comunidad.
Expliquen a su familia, amigos, entorno, que votaron para dejar un mundo mejor con nuevas energías espirituales y morales, donde vivirán vecinos con rostro y nombres, con quienes comunicarse, encontrarse, convivir. En esta vida doméstica se aprende a cuidar el hogar, enseñando a cultivar lo que hemos llamado los valores íntimos del cuerpo, del tiempo, de la persona y de la conciencia para vivirlos en la vida social.
Es preciso cuidarse de las falsificaciones y los falsos profetas que crean grietas. A todo niño que dejamos nacer es portador del derecho a ser amado y cuando sus padres no pueden cuidarlos debe actuar el estado (subsidiaridad).
Venimos de una biogénesis (los orígenes de la vida en el planeta), una filogenesis (evolución biológica) y una embriogénesis (desarrollo embrionario). En tertulias de bioética debemos aprender a manejar la vida, cuidar a las personas, respetar la vida y que tengan derecho a morir con dignidad.
Pio XII declaro que la muerte es un dato y una tarea que pertenecen a la ciencia y competencia del médico. Estamos pasando por una frecuencia creciente de atentados, multiplicación de las amenazas de muerte que han intensificado notablemente un ambiente de temor e inseguridad que ensombrece la vida cívica y apaga la voz de muchos políticos que deberían condenar esta situación que fogonean. La repetición de los hechos sangrientos va embotando nuestra sensibilidad; no nos dejemos tentar por la desesperación de creer “no hay nada que hacer”; la discordia es más fuerte que la concordia, la muerte es más poderosa que la vida.
No solo hay que deponer la espada, no basta desarmar nuestras manos, es preciso como cristianos (creyentes) desarmar nuestro propio corazón del rencor. Oportunamente trataré de actualizarme, leyendo, consultando sobre situaciones conflictivas entre el derecho a morir con dignidad y el valor de la vida humana. Situaciones eutanásicas, situaciones distanásicas, situaciones adistanásicas. Debemos entrar dentro del morir humanamente, sin dolor y no en soledad. Se debería hacer un debate retrospectivo y a la vez prospectivo. Es decir, revisión del pasado y planteamiento de cara al futuro de la bioética. Siempre debemos estar preparados para defender la vida desde el momento de su concepción.
Luego, de las elecciones, aceptemos sus resultados sin rencor.