Areguatí, un caudillo ilustrado y porteñista

viernes 07 de junio de 2019 | 5:00hs.
Por Alfredo Poenitz

Por Alfredo Poenitz Historiador

Una acción colonizadora emprendida desde Yapeyú en tiempos de la administración de don Juan de San Martín permitió el asentamiento de una importante masa de población guaraní-misionera en el Nordeste entrerriano. En el lustro 1777 y 1782 entre Yapeyú y Salto Chico (actual Concordia), el padre del Libertador fundó cuatro poblaciones, que aún subsisten: La Merced (actual Monte Caseros), San Gregorio (Mocoretá), Mandisoví (Federación) y San Antonio (Concordia). De todas ellas sobresalió Mandisoví, que se constituyó como sede de importantes jefes militares guaraníes que alcanzaron relevancia en la difícil época de la Organización Nacional de Argentina.
La población guaraní-misionera del nordeste entrerriano compartió el espacio con españoles y criollos que dedicaron su tiempo a la actividad ganadera, que comenzó a cobrar enorme importancia en el territorio rioplatense a partir del Tratado de Libre Comercio de 1778. En esta actividad los guaraní-misioneros constituyeron un estrato inferior en la organización socioeconómica, siendo sus principales oficios los de peones, labradores o modestos artesanos. Avanzada la época independiente, se fueron fundiendo con la población criolla y perdieron su lengua madre, así como sus principales características étnico-culturales. 
A pesar de esta situación, algunos guaraní-misioneros alcanzaron notoriedad como propietarios ganaderos, especialmente en los distritos de Mandisoví y Salto Chico, constituyéndose en importantes líderes regionales reconocidos por su inteligencia, bravura y la lealtad que lograban con sus soldados.
En el período de luchas civiles que continuó a la Revolución de Mayo, muchos pobladores blancos emigraron del Nordeste entrerriano por ser éste el principal punto de difusión de las ideas artiguistas.
En este foco guaraní, surgieron jefes que tuvieron gravitación regional como don Pablo Areguatí, quien es reconocido en la historia argentina por su efímero desempeño como Comandante Militar de las Islas Malvinas en las épocas de don Bernardino Rivadavia. Pero previo a esa función, tuvo un notorio desempeño como Comandante de Mandisoví donde se constituyó como un leal defensor de la postura porteña en las luchas contra José Artigas. 
Pablo Areguatí se hallaba instalado en Mandisoví como importante comerciante y ganadero. De los 21 hacendados existentes en 1811, el único de raza guaraní era don Pablo. Los demás eran españoles peninsulares o porteños atraídos por la prosperidad de la zona.  El Cabildo yapeyuano, de donde dependía entonces Mandisoví, beneficiaba notoriamente a quienes emprendían inversiones en ese lugar entregando gratuitamente terrenos para la explotación ganadera. 
Pablo Areguatí era hijo primogénito de don Miguel Areguatí, cacique y Corregidor del pueblo de San Miguel de las Misiones Orientales que en 1801 serían conquistadas por el imperio portugués. Siendo niño, Pablo fue enviado, en 1793, a realizar estudios en Buenos Aires, en el Real Convictorio de San Carlos, fundado por el virrey Vértiz diez años antes. Pablo inició sus estudios primero en Gramática y Lógica, luego Filosofía y Teología. Estando allí se produce la conquista de su pueblo de nacimiento, San Miguel, por parte de Portugal. Poco tiempo después, en 1803 falleció su padre lo que lo obligó a abandonar sus estudios, trasladándose a Mandisoví donde, como se ha dicho, se decidió al comercio y la explotación de una estancia. En esos años contrajo matrimonio con doña Eugenia Pasalagua, oriunda de Montevideo.
Hacia 1810, y, como consecuencia del reordenamiento jurisdiccional propuesto por Manuel Belgrano, Mandisoví se independizó de Yapeyú, nombrando el prócer de Mayo como Alcalde del pueblo a don Pablo Areguatí. Este fue leal al gobierno nacional, aún en los difíciles momentos de la época artiguista donde debió enfrentar a sus hermanos de raza, aliados a la causa de don José Artigas.
En 1811 debió defender su pueblo de las invasiones luso-brasileñas y a mediados de 1813 fue leal al gobierno porteño contra Artigas, constituyéndose en el único pueblo guaraní-misionero que no adhirió a la causa del jefe Oriental. Esto motivó un duro enfrentamiento con otro jefe de gran predicamento entre los guaraníes de la región, don Domingo Manduré, federal artiguista. 
En agosto de 1813 los artiguistas de Manduré sitiaron el pueblo: Areguatí y sus partidarios, comerciantes y hacendados, porteños en su mayoría, abandonaron Mandisoví. El resto de su vida Areguatí transcurrió cumpliendo funciones para diferentes gobiernos de la centralista Buenos Aires. Un libro de bautismos de una Iglesia porteña confirma su presencia allí en 1817 donde está registrado el bautismo de su hijo Primo Félix Areguatí Pasalagua. En ese mismo libro figura el nacimiento de otro hijo, en 1824, de nombre Rafael del Carmen Areguatí Pasalagua. El doble apellido con que registró a sus hijos probablemente revele su nivel social dentro de la elite porteña de entonces.