Toledo, fortaleza que trasciende

domingo 08 de abril de 2018 | 8:30hs.
Toledo, fortaleza que trasciende
Toledo, fortaleza que trasciende
Una verdadera fortaleza natural, eso es lo que se palpita al subir paso a paso al casco histórico de Toledo. Rodeada por el río Tajo y a una altura estratégica, no es de extrañar que la ciudad haya sido un baluarte militar para distintas civilizaciones que sucesivamente se instalaron allí.

Conocida como la ‘ciudad de las tres culturas’, el paso de cristianos, judíos y musulmanes se percibe en detalles arquitectónicos, artísticos y culturales.
Sobre la explanada principal del alcázar, punto más alto de este centro histórico, se destaca la oferta de mazapán, un delicatesen típicamente español, pero que en Toledo alcanzó su propia denominación de origen. En las vidrieras se pueden ver las formas más variadas de mazapán, inclusive una réplica de la Catedral de Santa María íntegramente hecha con esta masa dulce de almendras.

Por sus antiquísimas callecitas de piedra, los amantes de la literatura seguirán la Ruta del Quijote, delimitada en cada paso con carteles, mientras los más espirituales podrán elegir peregrinar por las huellas de Santa Teresa, que aquí tiene un punto clave. Otros agudizarán la vista en las pistas que dejaron los visigodos, observarán los símbolos judíos y la impronta islámica. Aquí el arte barroco, gótico, mudéjar y mozárabe confluyen en un solo espacio con importantes hitos.

Así, la hoy desacralizada Cristo de la Luz es iglesia y mezquita, fiel ejemplo de como un mismo templo funcionó para musulmanes y cristianos.

Otro de los puntos clave de visita, es el monasterio San Juan de los Reyes, signo del apogeo de la reina Isabel de Castilla, cuando la ciudad era la sede de la corte real.

También con una veta artística importante, Toledo fue cuna de importantes referentes como Garcilaso de la Vega o el Greco. Si bien hay un museo dedicado a este último, su obra más importante,  El entierro del Conde de Orgaz, se encuentra en la iglesia de Santo Tomé. Imponente en tamaño y puntillosas pinceladas, es esencial observarla acompañado de una guía o haber leído su historia, si no se la conoce, porque tiene detalles y especificaciones que incrementan su valor por sobre lo meramente plástico.

El casco histórico de Toledo se puede fácilmente recorrer a pie en un día así como también puede llenar de satisfacción a quien pretenda detenerse mucho más a estudiar cada rasgo de sus misteriosos recovecos.

Para hacerse de algún recuerdo, es importante destacar que esta zona es reconocida mundialmente por la fabricación de espadas y cuchillos, y para quienes quieran deleitar su gastronomía, hay antiguas guaridas que ofrecen las más variadas piezas de caza por unos pocos euros. Un menú de suculentas entradas, sopas y cazuela de ciervo o conejo y postre por ejemplo no supera los 15 euros para despedir al visitante con la panza llena y el corazón contento.

Agustina Rella
Licenciada en Comunicación Periodística