“Sin el tenis creí que no sabía hacer nada”

Vanina García Sokol (24) habla del retiro y de su nueva vida: “Si seguía al ritmo que vivía iba a terminar asqueada del tenis”, afirmó.
miércoles 09 de julio de 2008 | 0:00hs.
Un día, sin que nadie se diera cuenta, la tenista Vanina García Sokol se fue. Nadie supo de ella y su familia sólo hizo silencio.
Hasta que un día, después de mucho insistir, ella volvió a tener ganas de hablar: “El año pasado me había cansado de viajar y cuando empecé este año me costó mucho arrancar la temporada. Seguí entrenando pero ya sentí que no era lo mismo y decís ¿para qué entreno?”, reconoció a El Territorio, desde Buenos Aires, donde hoy pasa sus días, estudiando para terminar el secundario y enseñando tenis a chicos con síndrome de down en la fundación que lidera la misionera Cecilia Bacigalupo.
Muy pocos saben que Vanina pasó meses llorando, buscando respuestas y una salida hacia una nueva vida.
“Viví una crisis muy dura y estuve muy mal, no quería seguir, tenía mucho miedo de dejar pero no sabía qué hacer. El psicólogo me ayudó mucho, estar parada me sirvió mucho y de a poco aparecieron cosas. Es un proceso que estoy pasando y me voy a tomar las cosas tranquila”, confesó.

Diez años de puro tenis
Vanina empezó a jugar al tenis de alto nivel a los 13 años y no paró por diez años. Ganó tres títulos de singles y tres en dobles en el circuito ITF (segundo nivel mundial) y llegó a estar 191 del mundo en 2005. Pero empezaron las lesiones (en 2006 estuvo inactiva seis meses), los resultados no se dieron y todo eso llevó a un desgaste. “Fueron muchos años en el circuito y eso me llevó un poco  al cansancio, muchos años de viajes, todo influyó”, destacó.
Y casi sin repregunta siguió relatando, como si estuviera en el diván del psicólogo: “Estuve muy triste porque no sabía qué hacer. Charlaba con mis amigas y ellas tenían una vida totalmente distinta. No quería jugar más al tenis y no sabía qué hacer, me tuvo muy mal porque creí que no sabía hacer absolutamente nada. Ahora eso cambió y realicé un cambio de vida de 180 grados”, sostuvo.
Y recordó que “en el peor momento, iba tres veces por semana al psicólogo, necesitaba explicaciones, respuestas. Él me ayudó mucho. Mi familia me quiere y me apoyó siempre, pero siempre me decían lo mismo ‘tomate tu tiempo y volvé a jugar’. Mucha gente me decía eso y hoy, hay gente que quiere que vuelva a jugar, sobre todo de parte de mi familia. Hoy se dieron cuenta que no estaba feliz con lo que hacía”.
Sobre cómo le cayó a su familia la decisión, dijo: “Ellos fueron los que más se sorprendieron. Era parte de la vida de la familia que yo jugara al tenis. Al principio les costó, pero ya pasó. Pero la que vivió y sufrió fui yo, por más que ellos no estuvieron de acuerdo, no me estaba haciendo feliz jugar al tenis y  por eso tomé la decisión de parar”.
Como una devolución de un saque sigue y no para: “La única que sabe lo que pasó soy yo. La única que puede tomar la decisión soy yo, por suerte y charlando mucho con mi gente pude salir del pozo. Me costó mucho entender que la vida sigue después del tenis”.
Vanina, con la voz más calma, afirma: “Estoy pasando un momento totalmente distinto, me tomé un receso del tenis y resolví quedarme en Buenos Aires. Empecé a terminar el colegio, trabajo en tenis, pero hago lo que me gusta”.

La presión de la gente
Sobre los factores de su decisión, la posadeña, de 24 años, comentó: “Hubo varias cosas que me generaron angustia: las lesiones, los viajes, un poco la falta de resultados el último tiempo y también estuvo la presión de la gente”.
Sobre ese último punto amplió: “En Misiones estábamos Chucho (José Acasuso), (Diego) Hartfield y de las chicas sólo yo. Cada vez que jugás, tenés sobre tu espalda toda una provincia que te sigue, que sabe lo que hacés y dónde estás, cuándo vas a volver. Tenés que estar dando explicaciones; cuando teniendo una vida normal, sólo se las das a tu familia. Todo eso me generó angustia, pero por suerte ya pasó. Llega un momento en que necesitás tomar una decisión y creo que fue la correcta”.

El retiro
Vanina no se anima a afirmar si se retiró del tenis profesional ya que todavía se encuentra en un proceso personal muy complicado y por eso deja una puerta abierta: “No te puedo decir si estoy retirada, si se terminó. Hoy por hoy mi vida pasa por otro lado, tengo cosas que hacer, cosas pendientes, todavía estoy en un proceso. Si te digo que se terminó el tenis profesional te miento, sigo ligada, pero haciendo las cosas que me gustan”, resaltó.
Sobre su nueva vida dijo: “Empecé a hacer todas las cosas que siempre tuve ganas y por falta de tiempo no pude hacer. Trabajo en una fundación para chicos con síndrome de down, enseñando tenis. Me encanta hacer eso, hoy tengo seis chicos a mi cargo. Estoy terminando la secundaria, que lo había postergado por el tenis. Cuando termine voy a empezar a ver qué quiero seguir en la facultad y creo que va a ser algo relacionado al deporte, porque mal o bien estoy marcada por el deporte”.
Sin pensarlo e inconscientemente vuelve al tema de su crisis: “Si seguía en el ritmo que vivía, iba a terminar asqueada del tenis, por suerte paré a tiempo”.
“Uno cuando decide hacer una vida tan sacrificada, como es el tenis, o como cualquier deporte profesional, deja muchas cosas de lado. Además lo hacés de muy chica, cuando uno no está muy madura emocionalmente y con 14 años te vas de tu casa, te alejás de tu familia, empezás a vivir sola y a viajar. Entrás en una vida, que por ahí no estás preparada, pero el tenis no te deja pensar porque termina un torneo y tenés que tomar el avión para ir a jugar el próximo”, explicó.
Pese a lo que pasó Vanina reconoce que “haría lo mismo. Fui feliz con el tenis, y lo que tengo se lo debo a ese hermoso deporte”. Pero aclara: “Hoy tengo la madurez y elijo tomar un descanso y pensar en otra cosa. Antes me pasaba nueve meses viajando, hoy resolví parar”.
No hacen falta preguntas. Vanina quiere hablar y hay que dejarla: “Hoy encontré en la Fundación el espacio para desarrollar mi vida. Hoy vuelvo a tener millones de proyectos. En un momento estuve muy triste porque se me caía mi proyecto de vida que era el tenis. Hoy encontré otras cosas que me hacen bien y es lo que yo elegí, por ahí tenía la posibilidad de llegar más lejos de donde llegué, pero creo que hice lo mejor para mi vida.
“Terminé muy cansada de la vida del tenis. Sigo jugando y por ahí extraño la adrenalina que sentía en cada partido, pero todo lo que implica eso, no lo extraño”, afirma con voz firme.


La soledad del tenis
Hay palabras que marcan la crisis de Vanina, una de ellas es la soledad: “Cuando hablo de la soledad del tenis me refiero a la soledad de tu familia, tus amigos, de tu cultura. Me ha pasado que perdés un partido, estás a mil kilómetros en hotel de cinco estrellas, con todo el lujo, y tenía ganas de ir a Posadas a estar con mi familia y llorar en los brazos de mi mamá. Fue una soledad de vida, esa es la soledad del tenis”.


“No le fallé a los sponsors”
Consultada si le falló a la gente que invirtió en su carrera, Vanina se toma un minuto y responde: “Al principio creí que sí, porque ellos invirtieron plata en mi carrera, pero hoy creo que no les fallé porque yo siempre di todo. Hoy los veo a todos en el club y ellos respaldan mi decisión”.
Sobre el futuro afirma: “No descarto algún día poner un lugar en Misiones para enseñar tenis”.