El veterano Luis Cabral defendió a la patria en 1982

A través de su relato busca dar a conocer su experiencia y la historia de Malvinas

Tiene un museo en su domicilio para que “todo lo sucedido sea mostrado, recordado y contado”. Desea que “los argentinos vivamos en paz y soberanía”. Brinda charlas en las instituciones educativas
sábado 20 de abril de 2024 | 6:05hs.
En el museo está la carta de Estévez y el equipamiento del soldado. Foto: Natalia Guerrero
En el museo está la carta de Estévez y el equipamiento del soldado. Foto: Natalia Guerrero

Luis Cabral es posadeño y veterano de Malvinas, fue a la guerra con tan sólo 19 años. Da charlas en instituciones educativas para dar a conocer lo sucedido en la guerra en las islas y en su domicilio tiene un museo con recuerdos del conflicto. En medio de una entrevista con El Territorio expresó: “Es importante que los más jóvenes conozcan sobre la lucha que se llevó a muchos héroes y se comprenda como un hecho histórico. Para que éste permita que vivamos y busquemos la paz y soberanía”.

La guerra se llevó a más de 620 argentinos, murieron nueve misioneros en combate, cinco con el hundimiento del buque Belgrano. Cabral tiene escrito los nombres de cada uno de ellos en su domicilio y con ellos pintada las islas.

El veterano busca que lo sucedido se conozca y se trasmita a través de lo que fue archivando y guardando para contar después su experiencia como soldado que defendió la patria.

En su museo encuentra su paz, “es mi lugar en el mundo”, dice. Relata que tiene recuerdos de aquellos días en el que pasó mucho frío, hambre y vio a sus compañeros morir.

Con municiones, equipamiento, casco, revistas, diarios, libros, cartas, medallas que recibió a lo largo de los años en reconocimiento, fotos que le fueron llegando y cartas que le brindaron familiares de soldados caídos, tiene mucho para contar y trasmitir a quienes lo visitan, que mayormente son jóvenes y estudiantes, que buscan saber más de aquella guerra que sucedió en aquel archipiélago de América del Sur, situado en el mar Argentino ocupado por los británicos.

¿En qué momento supo que iba a ir a la guerra?
Había hecho el servicio militar en el año 81 y en esa época te daban una especie de pasaje abierto. Es decir, por un año teníamos que estar de reserva. Cuando me entero del conflicto, yo estaba trabajando aquí en Posadas y tomo la decisión de presentarme a mi unidad, sabiendo que me iban a convocar de todas maneras.

Todo comenzó el 2 de abril, y me presenté el 4. Tenía 19 años. Para el 10 de abril ya estábamos viajando desde Monte Caseros hasta Paraná, Entre Ríos. Desde allí, hasta Comodoro Rivadavia donde estuvimos unos días donde nos dieron el equipamiento y el armamento para la zona. Una vez listos, nos trasladan a Río Gallegos, donde reforzamos los equipos de vestimenta por el frío. El 27 de abril a las 13.30 aterrizamos en las islas. Mi familia no sabía porque pensaban que iba, me presentaba y volvía. Se enteraron en mayo cuando envié una carta.

¿El grupo que salió de la región estaba compuesto por un número importante de misioneros?
En la unidad que estaba, en Corrientes, había misioneros, formoseños, correntinos, chaqueños, rosarinos. Éramos muchos, tanto que se armó otra compañía.

¿Cómo fue estar allí en medio de una guerra y luchando por su patria?
Fue un sentimiento raro. Yo tenía ganas de ir. Muchas personas se anotaron como voluntarios. La plaza en donde nos presentamos estaba colmada, como si fuera el festejo de un mundial. Estábamos orgullosos de defender nuestra patria. La situación cambió cuando comenzaron los primeros bombardeos. Se dejó de pensar solamente en defender lo nuestro sino que tomamos conciencia que realmente era una guerra y teníamos que salvarnos porque te podía explotar algo en la cabeza. Es un sentimiento inexplicable que solamente lo recuerda y lo tiene vivo quien estuvo allí. Era cuidarte, tratar de sobrevivir. Estábamos en una isla y no podíamos salir de allí. Los ingleses tenían más de 100 barcos, y al llegar hundimos cinco. Para ellos, que tuvieron experiencias en guerras, dicen hasta el día de hoy que fue un conflicto distinto. El clima no les favoreció en principio.

Está contando la historia de una guerra que pasó más de 40 años, donde hubo más de 600 caídos ¿qué lo ayudó a sobrevivir?
Vi compañeros caerse y morir. Cuando empezaron los bombardeos nos refugiábamos en los pozos. Primero dormimos en la carpa hasta aquel momento. Hacíamos pozos para cubrirnos, nos llenábamos de agua hasta la rodilla porque es un terreno fangoso. Fuimos a una zona inhóspita, estábamos en el sur de la Antártida y hacía mucho frío. Nos mantenían vivos la razón por la que fuimos a luchar, a defender nuestra patria. Yo me fui con una imagen y cada vez que sentía peligro me acordaba de eso. Era mi mamá llorando, sin saber si iba a volver. Me daba fuerza pensar en mi familia. Yo juré por mi bandera.

El hundimiento del ARA General Belgrano, el buque argentino que fue atacado por un submarino británico, fue el golpe que dejó más muertos, ¿cómo afectó esto a quienes quedaron defendiendo en tierra?
Más de 320 soldados argentinos fallecieron en ese ataque. Allí había misioneros como Meza, Sanabria, Ríos y otros dos más. Fueron cinco misioneros que se hundieron junto a los demás compañeros. Después de esto, se firmó la rendición y fue algo durísimo para todos los soldados. Nadie quería terminar, queríamos seguir luchando. Tal fue así, que volvimos al puerto a abastecernos con municiones y alimentos para volver. En el camino, nos avisaron que se terminó. Allí, nos dimos cuenta que los ingleses tenían todo rodeado desde las alturas de la isla. Dejar nuestro armamento y rendirnos, nos costó volver sin lo que fuimos a defender.

¿Cómo fue regresar después de la guerra?
Fue difícil para todos los soldados que luchamos en Malvinas. La rendición trajo consecuencias psicológicas en muchos. Algunos se suicidaron después de la guerra. Hay más fallecidos por suicidio, secuelas de la guerra y otras cuestiones, que caídos en combate. Es muy triste. No tuvimos un acompañamiento del Estado. Costó mucho que nos reconozcan. Néstor Kirchner lo hizo y después caímos en el olvido hasta hoy. No se conseguía trabajo fácilmente porque éramos los locos de la guerra. Yo tuve la bendición de tener la contención de mi familia. Otros no tuvieron la misma suerte. La guerra es una experiencia que vos te la llevás de por vida y está latente en vos.

¿Volvió a las islas? ¿Tiene el deseo de cerrar esta etapa?
No pude volver. Es un deseo que tengo. Es necesario porque siento que voy a ir a dejar una mochila que tengo desde aquel momento. Será saludable para mí, y seguramente para nuestros compañeros. El gobierno de Corrientes lleva todos los años a sus veteranos. Le planteamos al gobierno de Misiones en distintas oportunidades que nos ayuden a viajar, tal vez en algún momento suceda. El gobernador Hugo Passalacqua vino a visitar el museo en mi casa y a conocerlo, charlamos. Ojalá tengamos respuesta. No es necesario que sean todos juntos, pero puede ser por tanda. Actualmente somos 460 vivos, éramos 480 misioneros los que fuimos. Siento que yendo allá puedo cerrar esa etapa.

Usted va a dar charlas en las escuelas, ¿cuál es el objetivo de dar a conocer la historia y que los jóvenes sepan e investiguen sobre el conflicto?
Sí, todos los años recorro muchas escuelas. Es importante que los chicos escuchen, aprendan y sepan la historia desde nuestra boca. Aprovechando que estamos vivos. Compartir con ellos la historia y que se mantenga viva a través de los que fuimos a defender la patria, el compromiso con nuestra bandera. Las charlas son desde cuarto grado hasta quinto o sexto año, según la modalidad de la institución. Transmitir y contar lo vivido. Los alumnos, docentes o estudiantes de nivel superior que hacen sus tesis, me buscan para dar charlas o conocer el museo.

¿Cuál es la recepción de los más jóvenes sobre la historia de la Guerra de Malvinas? ¿También lo visitan en su museo?
Se nota que algunos desconocen. Los que no aprenden en la escuela, difícilmente se les cuenta en la casa. El objetivo es que sepan lo que pasó. Al principio de la charla no prestan atención, están dispersos. Después, cuando se le da la posibilidad de hacerte preguntas, es la parte más interesante. Algunos preparan sus cuestionarios y para mí es realmente hermoso porque tienen interés, que llegue a los chicos lo que queremos transmitir. Los más pequeños hacen preguntas dispares que van haciendo a la charla.

Acá en el museo tengo todo sobre la época, algunas cosas son simbólicas como las municiones y los trajes. Pero hay cosas que me fueron trayendo, que yo fui guardando de cuando fui y pude traer en mi mochila. Libros, los combates relatados el día a día, revistas de cuando estábamos allá y se contaba lo que había pasado, fotos de cuando se izó la bandera por primera vez, la carta de Roberto Estévez que le envía a su padre el 28 de marzo de 1982 (un oficial posadeño y misionero que entrega su vida defendiendo a un soldado). Todo esto no tiene que quedar en una habitación, tiene que ser mostrado y contado.

¿Qué significa para usted el museo que logró crear e instalar en su vivienda?
Es mi espacio, mi lugar en el mundo. Un cúmulo de recuerdos de aquellos meses en el que defendí mi patria, me hice amigos. Con algunos de ellos coincidimos en unidad de defensa y muchos años después nos reencontramos un 2 de abril. Son anécdotas que te alegran porque están vivos y podemos hablar de la experiencia y homenajear a los que ya no están. Con este espacio también busco eso, recordar a los caídos.

Si tiene que hacer un análisis sobre la situación actual del país en relación a lo sucedido en Malvinas, ¿cuál sería?
Se están regalando muchos de nuestros recursos. En muchas oportunidades no se está respetando a la patria y si se entrega algún recurso la soberanía debe ser compartida. Los más jóvenes además de conocer y estudiar la historia de nuestro país, también deben prepararse para la paz y no para vivir en guerras. El respeto por nuestra bandera es sumamente importante, es lo que hace que nos posicionamos en el mundo. Si bien hay errores, la bandera argentina es respetada y esto hace que los que fallecieron en combate por la patria no lo hayan hecho en vano.

El conflicto que derivó en guerra en 1982

Se trata de un conflicto entre Argentina y Gran Bretaña que comenzó más de un siglo atrás (1833) con un operativo militar británico que decretó la ocupación de las islas. En 1982, las tropas argentinas arribaron a Malvinas. Margaret Thatcher, la entonces primera ministra británica, decidió enviar una dotación de militares como manera de expresar su rechazo y solicitar el retiro inmediato del cuerpo argentino. Sin embargo, la disputa creció y se llevó a cabo una guerra, en la cual participaron 23.544 argentinos -alrededor de 480 misioneros fueron enviados a combate- y 25.948 soldados británicos. La Guerra de Malvinas duró 74 días, y el combate llegó a su fin el 14 de junio de 1982, tras la rendición de la comandancia argentina. Allí fallecieron alrededor de 649 soldados argentinos, nueve de ellos pertenecían a la tierra colorada. Este año se cumplen 42 años de aquel conflicto que dejó en vilo al país durante casi tres meses. En cada oportunidad que se habla de la Guerra de Malvinas se busca homenajear a quienes lucharon por su patria, como así también dar a conocer la historia y lo sucedido en aquella época.

 

Luis Cabral

Veterano de Malvinas

Luis Cabral tiene 62 años. Es jubilado, en su casa -Kolping casi Tambor de Tacuarí- tiene un museo malvinense abierto al público. Con 19 años fue a la guerra de Malvinas en 1892. Volvió a su tierra natal, Posadas en Misiones. Fue uno de los 480 misioneros que se embarcó para combatir en defensa de la soberanía de las islas. Actualmente tiene un museo sobre las Islas y la Guerra Malvinas en su domicilio y brinda charlas en instituciones educativas para dar a conocer el hecho trágico e histórico que marcó la vida de los argentinos en 1982 cuando Argentina y Gran Bretaña estuvieron en guerra.

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