Comunidades de fe buscan contener a personas que atraviesan una adicción

Hace un mes se presentó el Espacio de Primera Escucha 33:3. Se trata de un proyecto que busca capacitar a referentes de las comunidades de fe sobre el flagelo de las adicciones y es un trabajo articulado entre el Consejo de Pastores, la Fundación Reto a la Vida y la Secretaría de Estado de Prevención de Adicciones.

Precisamente, uno de los lugares en donde más personas se acercan a pedir ayuda con distintas problemáticas, entre ellas la del consumo, es la iglesia. A partir de eso, surgió la necesidad de formar a voluntarios de los templos con el fin de brindar herramientas para que puedan contener y orientar a la persona. El nombre del Espacio 33:3 hace referencia al pasaje bíblico que se encuentra en Jeremías 33:3 y que dice: “Clama a mí y yo te responderé”, como forma de promover el mensaje que al que busca una salida en Dios, obtiene una respuesta.

En diálogo con El Territorio el subsecretario de Prevención de Adicciones, Roberto Padilla, comentó que esta primera escucha intenta contener la demanda en los municipios y a través de eso, se evalúa el abordaje para cada caso. Durante este primer mes predominaron los pedidos de ayuda por parte de personas que consumen alcohol, cocaína y también los que están envueltos en juegos de azar.

“Ya capacitamos a voluntarios en Alem, Iguazú, Dos de Mayo, Apóstoles, Capioví, Posadas, Gobernador Roca, Campo Grande, Puerto Rico y Montecarlo. También llevamos la formación a San Javier, Eldorado, Colonia Aurora, Campo Viera, Garupá, San José y Santo Pipó. En este corto lapso entre las personas capacitadas se recibieron unos 40 pedidos de ayuda”, detalló.

A su vez, mencionó que uno de los aspectos fundamentales que tiene el programa es el voluntariado y también la contención espiritual que las familias solicitan a demanda espontánea. “La Fundación Reto forma parte de esta tríada de instituciones con la experiencia de 30 años trabajando en el tema. Tienen un acompañamiento de modalidad terapéutica donde hacen un trabajo excelente, formidable y donde se reconoce en ellos una gran experiencia en la contención espiritual”.

En tanto, la encargada del área de Comunidades de Fe de la Secretaría de Adicciones, Patricia Acuña, detalló que la idea es poder brindar ese servicio en el espacio físico de cada congregación, en el horario que los voluntarios disponen. “Esa primera escucha y esos encuentros la denominamos escucha activa, afectiva y efectiva. Este programa surge en reuniones que hacíamos analizando las múltiples demandas que llegaban sobre todo a las iglesias”, contó.

Asimismo, Acuña explicó que el programa tiene tres instancias, la primera es de sensibilización a los referentes, a los pastores y a los líderes de las iglesias y en esa etapa se le informa de qué se trata el programa. Además, resaltó la importancia de sensibilizar e informar a los voluntarios porque esa demanda se efectúa en el día a día dentro del espacio físico de la congregación.

“La segunda instancia es la de formación y de capacitación a quienes van a llevar adelante el programa. Esa formación se realiza vía zoom cada quince días porque estamos trabajando con voluntarios de toda la provincia. Lo que hemos tenido como experiencia es haber iniciado en el mes de octubre y ya hemos tenido un encuentro presencial antes de finalizar el año. Ahora estamos programando otro encuentro presencial con todo el equipo para fortalecer vínculos, compartir información y demás”, agregó la referente.

Luego, la tercera etapa consiste en seguir escuchando a los que escuchan y cuidar a los que cuidan. Actualmente estos espacios están distribuidos en más de 20 localidades y constantemente se suman otros municipios.

En esta línea, sostuvo que también otras provincias buscan replicar esta forma de trabajo. Referentes que trabajan en lo comunitario en general o en comunidades de fe de Santa Fe, Córdoba y Tucumán consultaron por el modelo de trabajo.

“Nosotros ya le facilitamos no solamente el material de base, sino también la posibilidad de que se sumen a nuestros encuentros por zoom”.

Reto a la vida
Con 30 años de trayectoria brindando contención, rehabilitación e inserción social, la Fundación Reto a la Vida se destaca por su labor en toda la provincia. “Nosotros tuvimos muchos ingresos en los últimos tiempos dentro de la fundación. Antes había más gente de Posadas que nos conocían o nos buscaban, pero hoy por hoy nos llaman de todos lados. Eso ocurrió a través de las escuchas, la difusión y el llevar esperanza a tantas personas que recién nos conocen”, indicó el director de la fundación y pastor de la iglesia El Faro, Miguel Benítez.

En este marco, comentó que tienen casi 250 internos en toda la provincia, es decir, entre los centros que se ubican en Posadas, Eldorado y Aristóbulo del Valle. “Más que un centro de rehabilitación, es una casa de restauración donde la gente viene con diferentes problemas. Nosotros le hacemos una entrevista, algunos análisis médicos que son requisitos para entrar y trabajamos en tres etapas. Trabajamos en la etapa de desintoxicación, rehabilitación y reinserción”.

Además, aseguró que la clave de los resultados más allá de los espiritual, es el acompañamiento que se da a las personas día a día. “De repente hay alguien que no puede dormir y uno debe acompañarlo y hay muchos que tienen hasta imposibilidad de bañarse. Creo que una de las cosas que impacta mucho en los corazones siempre es el amor que podemos brindar”, reflexionó.

De igual forma, el pastor añadió que la Fundación Reto a la Vida es sin fines de lucro y a eso también se debe la demanda que tienen. En sintonía destacó que cada vez más personas concluyen su proceso de rehabilitación que dura alrededor de un año y medio o dos años. “Antes muchos venían y se iban, había muchos reincidentes y hoy por hoy más personas deciden terminar su rehabilitación que no es poco, entre el 60 y 70% de la gente termina su rehabilitación”.

De esta manera, dentro del lapso en que transcurren las tres etapas, las personas que permanecen en la fundación tienen una variada grilla de actividades desde muy temprano hasta la noche. Eso varía entre los momentos devocionales, las tareas del día a día, la incorporación de hábitos como el levantarse temprano, la asistencia a talleres de oficio y cada noche buscan hacer alguna actividad recreativa como por ejemplo, noche de cine.

Así, trascurre el día con distintas propuestas que sirven para reinsertar a las personas que están en rehabilitación. Una vez trascurrido un tiempo, los encargados evalúan esa reinserción y se coordina de forma paulatina. “No es de forma abrupta, la persona se queda unos días en su casa y otros en la fundación y vamos evaluando si dentro de uno o dos meses tiene el alta, aunque siempre quedamos en contacto”, concluyó Benítez.