“Vecina llegó el sodero con la alegría otra vez”

Con el paso de los años, muchas cosas cambian, pero para Luis Alberto Arrua, el trabajo como sodero ha sido un constante en su vida durante las últimas tres décadas. Con 31 años de servicio en la empresa Ivess, el vendedor fue testigo de la evolución de los hábitos de consumo, mientras él mismo ha permanecido firme en su labor, sirviendo a clientes que mantienen la tradición de la soda a lo largo del tiempo.
En un mundo donde las preferencias han virado hacia el agua, él ha visto a algunos fieles que nunca han renunciado a su querida soda. “Hay gente que sigue con la cultura de tomar soda. Tenemos clientes que jamás cambiaron de hábitos, siempre toman soda”, explicó.

Para Arrua, la soda ya no es sólo una bebida, es un recuerdo de tiempos pasados. “Ya no es como antes que estaba el jugo que se mezclaba con la soda, el vino con la soda, y así se criaron los chicos, con la soda”, reflexionó. Atrás quedaron esos días de preparar la soda con jugo, un ritual que demandaba tiempo. Pero a pesar de los cambios, el sodero y la empresa donde trabaja se han mantenido fieles a sus raíces, preservando una tradición que muchos otros han dejado atrás.
Pero, ¿cuál es su secreto para permanecer tanto tiempo en el mismo rubro? Para él la respuesta es simple: dedicación. “Yo me sentía cómodo en la empresa, pude criar mis hijos bien, ellos estudian”, reveló. Su lealtad y eficiencia en el trabajo le han granjeado el respeto de sus superiores y colegas. “Jamas la patronal me presionó para nada porque yo cumplía con mi trabajo”, aseguró con modestia.
La relación con los clientes es fundamental, dice. “Si vos la sabes llevar, es grato estar en la calle”. Él entiende la importancia de la atención al público y la construcción de relaciones duraderas. “Vos tenés que llegar con la mejor onda todos los días”, añadió. Para él, ver a clientes que han pasado de generación en generación es una fuente de gratitud y satisfacción.

La capacitación continua ha sido clave en su desarrollo profesional. “Ayuda mucho”, admitió. Él ha sabido aprovechar cada oportunidad de aprendizaje para mejorar su desempeño. “Uno va rescatando lo mejor de eso y uno se va puliendo así”, explicó. Pero no todo es sencillo en su trabajo. “Cualquiera que se propone puede ser un buen vendedor, pero lo que cuesta es ser un buen cobrador”. Sin embargo, Arrua encuentra formas de hacerlo más llevadero. “Uno trata de entrar por el lado de llevarse bien con los chicos, hacerte amigo de los animalitos de la casa, así no cae mal el cobro”, reveló.
A pesar de los desafíos, el vendedor sigue adelante, trabajando día a día para satisfacer las necesidades de sus clientes. “Hay que trabajar día a día”, insiste.

Gracias a clientes leales y a aquellos que han transmitido el gusto por la soda a las nuevas generaciones, Arrua continúa prosperando en un mundo que cambia constantemente. Su historia es un recordatorio de que, a veces, lo más importante es mantenerse fiel a uno mismo y a las tradiciones que nos han dado identidad a lo largo del tiempo.

Por qué es el Día del Sodero

La fecha de celebración corresponde al día en que se constituyó la Federación Argentina de Trabajadores de Aguas Gaseosas y Afines (F.A.T.A.G.A.), en el año 1957. FATAGA, se trata de una organización gremial creada para fomentar la actividad de los sindicatos de trabajadores de la industria adheridos a su seno y defender los derechos de los trabajadores del sector a través de una representación nacional centralizada.