“Es agradable que gente de afuera se fije en mi trabajo”

Domingo 18 de marzo de 2012
Cansado de golpear puertas en el país, un día Mauro Lirussi decidió enviar una muestra de su trabajo a una editorial francesa.
Obtuvo el visto bueno y hoy el dibujante exporta su talento desde la capital provincial a Europa.

¿Cómo y desde cuándo empezaste a trabajar para el exterior?
 Empecé a contactar editoriales francesas a finales del 2010, aunque en el 2007, había trabajado con una editorial chilena. No es un gran misterio; simplemente se envían muestras por correo electrónico -el curriculum vitae, las carreras cursadas y los premios no le interesan a nadie-, y se espera.
La comunicación ha sido en general por correo electrónico, aunque mi editor en Francia propuso Skype y el teléfono, medios que rechacé dado que mi francés entorpecería la comunicación.

¿Qué es lo bueno y lo malo de trabajar de esa forma?
Lo bueno es probablemente el mercado francés, amplio, redituable y con espacio para obras no excesivamente comerciales. En Francia se leen historietas y hay crítica del medio. En mi caso particular, puedo mencionar la cultura de mi editor, que puede recomendarme obras extrañas como “Le moyen de parvenir”, enviarme libros, confesar su gusto por el jeroglífico egipcio que representa a Isis o admirar a Fra Filippo Lippi. Un amigo guionista de Buenos Aires me recomendaba no esperar editores cultos o inteligentes. Supongo que su consejo sólo vale para Argentina.

¿Qué significa para vos que gente del exterior se fije en tu trabajo?
Es agradable. Y es inevitable que compare el trato que recibo afuera con el trato menos cortés, más incivil e indiferente que me han dispensado las editoriales argentinas, que usualmente ni siquiera responden los mensajes.

¿Cómo es el circuito de trabajo y que particularidades tiene?
En el caso de la historieta se trabaja casi siempre de la misma manera: existe un guión, un contrato; se dibuja ese guión, se firma el contrato; se discute la composición con el guionista y con el editor -esto puede incluir amenazas de muerte- y una vez que el trabajo está terminado, descansamos.

¿En qué te tuviste que capacitar o qué nuevas herramientas tuviste que incorporar para trabajar para el exterior?
En el caso de Francia -aunque allí el inglés está extendido como segunda lengua- es conveniente hablar el idioma (o saber leerlo y escribirlo). Esto puede llevar unos dos meses de estudio, con algún curso bajado de internet.

¿Cómo es la relación jefe-empleado a la distancia?
En este caso ha sido excelente. Hubo discusiones respecto a algunas páginas, pero se dieron en un ambiente más bien humorístico, en donde guionista y editor acusábamos de tirano al editor; el editor nos tildaba de anarquistas, y yo recriminaba al guionista con colaborar con el régimen. No obstante, alguna vez trabajé con editores españoles notablemente incompetentes y susceptibles, en donde sí se podría hablar de una relación ‘jefe/empleado’, en el peor sentido de la frase. En el caso de Francia fuimos algo parecido a un equipo, en donde los cambios propuestos debían seguirse de una correcta y cartesiana argumentación. No había mayor autoridad que la de un buen argumento.

¿Qué otras cosas te permite hacer trabajar desde tu casa, y no tener la obligación de ir todos los días a 'marcar tarjeta' a un lugar?
Supongo que eso me permite vivir. No concibo la idea de estar obligado a ir un lugar a cumplir un horario, aún cuando no tenga nada que hacer en ese lugar. De hecho, hay empresas que empiezan a ver esa servidumbre voluntaria como contraproducente.

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