Ema Garlati desarrolla colecciones para las pasarelas de Londres

Ema Garlatti cuenta con pasión los detalles de su trabajo como modelista de indumentaria, cuya complejidad es desconocida para muchos, pero su formación constante y su dominio de la técnica de moldería la llevaron a trabajar con firmas nacionales e internacionales productoras de moda.
Actualmente divide su tiempo entre la docencia, la alta costura en su taller particular y su trabajo como modelista en el desarrollo de colecciones para la empresa inglesa Belle Sauvage, con sede en Londres.
“Mi formación en moldería industrial y mi paso por una escuela de Milán, Italia, donde también trabajé en un taller me abrieron las puertas para poder trabajar para esta firma de Londres con la que trabajo vía mail y mando los moldes por correo aéreo”, relató sobre su experiencia trabajando para el exterior, internet mediante.
“De chica me gustó la costura, estudié primero acá, después me fue gustando la parte de la moldería y me fui a perfeccionar a Buenos Aires, se me dio la posibilidad de viajar a Italia, mi padre era italiano. Allá estudié y trabajé, aprendí muchísimo en esos talleres. En Europa se trabaja con otra exigencia y con un respeto muy grande por los tiempos”, expresó entusiasmada en una charla en la que explicó que el mundo de la moda es “un campo muy extenso, que te abre miles de oportunidades”.  
El ejemplo de su familia y las experiencias laborales la fueron formando en una exigencia con su trabajo y con el resultado de su trabajo. “Tiene que ser perfecto no puede haber errores”.
Sobre cómo se relacionó con la firma de ropa europea, indicó: “Surgió casi sin buscarlo y después se hizo posible mediante internet, es una herramienta fantástica si bien yo no la exploto tanto”.
En una reunión de amigos, alguien le habló de la posibilidad de establecer contacto con una firma del exterior. “Me dicen ‘yo tengo una conocida que es misionera, está hace muchos años en Londres en el diseño de moda. Le voy a pasar tu número’”, recordó Ema sobre esa conversación que definió su inserción en el proceso de producción de las colecciones que se muestran en las pasarelas del mundo.
“Esta mujer me llamó a mi casa, primero se interesó en mi formación porque ella no sabía cómo trabajaba, así que me mandó unos muestrarios y yo los desarrollé y empezamos a trabajar y a comunicarnos vía mail y con fotos de los avances en los trabajos”. 
Desde 2009, Ema sabe que la necesitarán completamente dedicada al desarrollo de las dos colecciones anuales. “Trabajamos primavera-verano y otoño-invierno con unos 60 días de anticipación y el tiempo corre, por eso sé que ese mes y medio o dos meses tengo que dedicarme full time”. 
Apegada a la técnica, definió con precisión su labor, “Un modelista no es un diseñador, yo me dedico a la moldería no al diseño. Me mandan por correo electrónico un dibujo del diseño y mi función es pasarlo a un molde”. Luego fabrica un prototipo en lienzo.  “Cuando desarrollo el molde lo paso a un lienzo donde toma cuerpo el diseño, entonces se desarma y se pasa al molde de cartón y cada pieza va seriada con un número para que allá lo puedan rearmar parte por parte”. 
Consultada sobre sus expectativas a largo plazo en este tradicional oficio que se reinventa por la aparición de nuevas tecnologías, expresó que “yo por ahora estoy trabajando bien, no quiero abarcar más de lo que puedo cumplir. A las estudiantes de la escuela Epet 2 (da clases en la tecnicatura de diseño de indumentaria) intento transmitirles mis experiencias porque veo que todavía muchos no saben hasta donde se puede llegar en este oficio que tiene miles de posibilidades”. 
“Se pueden hacer un montón de contactos y trabajar para afuera, la clave para mí está en proyectarse, buscar información y perfeccionarse para tener claro a donde se quiere llegar”.

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