El cabecilla de la banda y la sindicada entregadora son los más complicados

Lunes 12 de junio de 2017
Elio y Pedro, acusados de haber provocado las lesiones mortales de Achingo.
Entre los cinco detenidos por sus presuntas vinculaciones con el atroz asesinato del sindicalista posadeño Pablo Sabino Achingo (58) -el miércoles a la madrugada-, dos aparecen en la pesquisa con roles fundamentales en el sangriento ataque.
Una es trabajadora sexual, Camila L. (22) -conocida en el ambiente nocturno como Cami-, quien está sospechada de haber actuado como entregadora. El otro, Elio Romualdo O. (28), un peso pesado del mundillo delincuencial posadeño con numerosos antecedentes policiales.
Por su vinculación con otros hurtos, arrebatos y robos calificados cometidos en los últimos meses, se cree con mucha fuerza que el hombre es cabecilla de la banda que se encargaba de robar a los clientes de la mujer cada vez que recibía la señal de ésta.
El crimen del sindicalista dejaría al descubierto esa modalidad en la que casados, propietarios de autos costosos y con aparente buen pasar económico cotizaban alto, según las fuentes judiciales consultadas. Los elegían sabiendo que después de ser robados no denunciarían para evitar dejar al descubierto sus movimientos nocturnos, pero suponen que con Achingo se equivocaron porque se resistió y lo mataron.
En ese convenio implícito, la prostituta aparece en el foco de los investigadores como quien en la madrugada acompañó al gremialista hasta la casa de avenida Santa Cruz, donde ni bien se bajó de su Renault Fluence lo metieron a piñas y con un garrote de madera lo golpearon en la cabeza hasta dejarlo al bode de la muerte. 
Lo que se sospecha es que, utilizando distintos artilugios -en este caso fue la supuesta adquisición de droga-, la mujer dejaba vulnerables a las víctimas. Entonces, para concretar el golpe aparecía Elio, quien al menos en este caso habría actuado en complicidad con su hermano Marcelo O. (30), Pedro R. (28) -cómplice en otros robos- y Jonathan H. (25), detenidos por su vinculación con el asesinato y una serie de delitos que cometieron antes y después.
De robo en robo
Pero en cuanto al sindicado líder, es un hombre con prontuario. Estuvo preso varias veces por delitos en contra de la propiedad siendo uno de los más recordados el robo de un taxi con el cual -con otros sujetos- cometieron un raid delictivo.
Fue en abril del año pasado, cuando un taxista denunció que por la noche le sustrajeron un Fiat Uno estacionado en calle Japón y 55. Los autores manejaron hasta el barrio Mini City, donde cometieron los atracos y luego abandonaron el vehículo en el barrio Luis Piedrabuena.
Los investigadores siguieron los pasos de la gavilla durante un mes hasta detenerlo en la misma casa donde fue apresado ahora. Estuvo en prisión casi un mes hasta que fue excarcelado, pero -según las fuentes- siguió delinquiendo.
Prueba de ello es lo que pasó el miércoles. Su detención se concretó horas antes de descubrirse el cuerpo sin vida de Achingo a instancias del ataque fallido denunciado por un hombre de 22 años que contó que, en la intersección de avenidas Pueyrredón y Cocomarola, dos tipos que andaban en un C4 gris intentaron robarle.
Una segunda denuncia fue radicada minutos después por un ciudadano colombiano, porque a bordo de un vehículo similar al que describió el primero, dijo que a punta de pistola le robaron un teléfono celular y 2.000 pesos.
Con el C4 como referencia, los uniformados fueron en busca de los sospechosos y, al detenerlos, resultaron ser Elio y Pedro, horas después acusados de ser la pata ejecutora del atroz crimen. Un testimonio los unió y cinco días después solamente el resultado de pericias genéticas los separan del mortal ataque.
Pero no todo terminó ahí para Elio, porque en el allanamiento a su casa incautaron cartuchos de diferentes calibres (cinco de calibre 762, un arma de guerra), 196 ojivas calibre 6 milímetros, miras telescópicas de rifle, una corredora de escopeta y hasta binoculares con visión nocturna, robados el mes pasado en una casa de calle Avellaneda.
También tenía proyectiles de 9 milímetros (usados solamente por fuerzas de seguridad), teléfonos celulares, como además una docena de títulos, cédulas y llaves de diferentes automóviles.
El sindicado líder, junto a la presunta entregadora, comparecerá mañana ante el titular del Juzgado de Instrucción Uno, a cargo de Marcelo Cardozo. Serán imputados -al igual que los otros- por homicidio en ocasión de robo del gremialista posadeño, aunque estará en sus decisiones quedarse callados o hablar y defenderse.