Itatí, el pueblo que convive en silencio ante el avance del narcotráfico

Domingo 26 de febrero de 2017 | 12:45hs.
Según expresaron fuentes judiciales, el único funcionario municipal investigado hasta ahora como presunto líder narco es Luis Saucedo. | Foto: Natalia Guerrero

La correntina localidad de la Virgen es un pueblo que tiene un poco más de 10.000 habitantes, está a 260 kilómetros de Posadas y a escasos 70 de Corrientes capital, las tres unidas por el corredor de la ruta nacional 12. Destino de religiosos todo el año, no es una gran urbe, sino un pacífico lugar donde son pocas las calles asfaltadas y, por ejemplo, no hay semáforos.


Sin embargo, no son los peregrinos los que llevaron a convertirlo en acampe de medios de todo el país en estos momentos. Lejos de eso, la Justicia federal correntina tiene un sus manos una megacausa por narcotráfico que investiga a tres bandas locales que operan en la zona y son las encargadas de abastecer a al menos a siete provincias de todo el país. Es decir, es una de las puertas de entrada a la droga en Argentina.


Las fuerzas federales y provinciales detuvieron entre sus filas -además de otros- a varios itateños familiares de funcionarios públicos en el marco de la misma investigación. El martes 15 de febrero, María Alejandra Terán (27), hija del intendente ‘Roger’ Terán, fue apresada por la Gendarmería junto a su pareja, Ricardo Piris (38), quien registra varios antecedentes y detenciones por causas similares.


Esta semana fue el turno de Hernán Adolfo Aquino (23), hermano del viceintendente Fabio Aquino, y Vanessa Sosa, hermana de una concejal. Ambos iban como acompañantes en un Honda Fit y un Volskwagen Gol -los conductores también fueron detenidos- sobre la ruta nacional 118, a la altura de la localidad correntina de Loreto.  Además, los efectivos incautaron un Peugeot 206 abandonado con más de 500 kilos de marihuana.



Posibles vinculaciones
Los acontecimientos pusieron en el tapete posibles vinculaciones y connivencia con el poder político en la localidad, algo que todavía no pudo ser comprobado. Es decir, ningún funcionario político aparece -todavía- en el expediente de una investigación que lleva más de tres años y que tienen sus réplicas en otras provincias. Sin embargo, es una hipótesis que no se puede descartar.


Más allá de esto, un empleado municipal sí está señalado como uno de los presuntos líderes de las tres mencionadas asociaciones y tiene orden de captura nacional e internacional. Luis ‘el Gordo’ Saucedo trabaja -se tramita su destitución- en la División Tránsito desde hace doce años y cobraba un plan social, pero le fueron confiscadas varias propiedades y una flota de 23 autos y camionetas, algunos de alta gama, producto de su actividad ilícita. 


“Es complicado para el municipio como institución, pero hay que hacer la separación de las instituciones y la vida privada de cada uno de algunas personas que puedan estar vinculadas. Dentro del municipio, es una presunción en base a las informaciones periodísticas, una persona de planta permanente sí estuvo vinculada”, reconoció a este medio Luis Pérez (51), secretario general de la Municipalidad de Itatí.


Agregó que el sospechoso “es un empleado que la actual gestión lo encontró. Él tenía funciones de inspector pero últimamente, por cuestiones de salud, presentaba certificados médicos y se le daba la licencia correspondiente. Retornaba a trabajar y después volvía a presentar certificado médico”.


Con respecto al accionar de la Justicia y a la colaboración del municipio, Pérez relató que “la semana pasada vino una comisión especial de Gendarmería Nacional a solicitar el legajo personal de este empleado. Se le entregó el legajo, se hicieron las actas correspondientes y nos pusimos a disposición de la Justicia para lo que requieran”.


Las órdenes judiciales, según lo expresado por el funcionario, no requirieron ningún otro informe en particular de los pares de Saucedo, como tampoco el ejecutivo. No obstante, el concejo pidió informes sobre el procedimiento y durante esta semana se reunirán para exponer todos los detalles.  El clima, se percibe, es tenso e incomoda a todos.


El Territorio recorrió la localidad, habló con los vecinos del pueblo, las fuerzas federales y los funcionarios para retratar cómo viven este momento de máxima exposición y, sobre todo, para tratar de entender cómo funciona la logística narco que abastece a todo el país, principalmente a Buenos Aires y Santa Fe, donde también establecieron vínculos con la tristemente célebre banda rosarina Los Monos.


Aparte de Saucedo, Carlos ‘Cachito’ Bareiro y Federico ‘Morenita’ Marín son los otros buscados por la Justicia, señalados como los caponarcos que ingresan y distribuyen, sobre todo, marihuana. Su influencia llegó también a Tucumán, Córdoba y Mendoza e incluso Chile. Todos tienen pedido de captura internacional y podrían estar en Itá Corá, la localidad del vecino país.


La visibilización de la problemática a escalas nacionales, sumadas al duro relato de la Iglesia, hizo que el turismo, el gran ingreso de esta localidad, mermara notablemente. El que haya estado en Itatí sabe que la plaza central es un constante campamento de visitantes, algo que se vio muy reducido en las últimas semanas.


Las personas que sí reconocen los lugareños son los efectivos de inteligencia que merodean y se  mimetizan como turistas.

 

“Mancharon a la Virgen que no tiene nada que ver por algunos que quisieron ganar más”

La población sufre, convive y ‘vive’ de los narcos en igual medida. El contrabando está tan naturalizado que el salto de los cigarrillos a los estupefacientes se hizo casi de forma natural durante la última década. “Hace mucho tiempo era algodón, después harina, aceites, juguetes, cigarrillos y cuando termine la droga van a buscar otra cosa”, confió con naturalidad un vecino.


Lejos de ser un lugar invadido por la inseguridad o sitiado por las fuerzas y grupos de choque como las villas de Rosario u otros puntos calientes en los que se vive una guerra narco, Itatí sigue tranquila como si todos estuvieran dentro de la basílica. Según se desprende de declaraciones de investigadores judiciales, incluso hay indicios de que las bandas actuaban o actúan muchas veces en forma conjunta.


En un pueblo donde todos o la mayoría se conoce, los moradores relatan que se juntaban a jugar al fútbol con los caponarcos muchas veces. Como uno más y sabiendo a que se dedican, nadie se animó a preguntarle a Morenita o a el Gordo cómo habían comprado los grandes vehículos en lo que llegaron a la cancha del barrio de un día para otro.


“Nadie se quiere meter, que se arreglen ellos con sus cosas. Nosotros tenemos hijos adolescentes, no podemos involucrarnos; yo tengo mi trabajo, hago lo que tengo que hacer y me voy a mi casa”, expresó una vecina que no quiso identificarse, como la mayoría.


Una vendedora fue más dura, al expresar la sospechada relación de funcionarios con detenidos. “Por algo ellos están ahí. La hija -del intendente- vivía a la vuelta de mi casa. Ahora tiene un caserón, autos y ni te saludan. En la escuela parroquial están todos los hijos de los narcos, por eso a mi me da más bronca por la Virgen, porque le mancharon a la Virgen que no tiene nada que ver por algunos que quisieron ganar un poco más”, lamentó.


“Mientras que a mí no me moleste no pasa nada. Este es un pueblito chico que nos conocemos todos. ¿Qué hacés para pasarla mejor? Mirás para otro lado y te hacen mirar para otro lado”, expresó una comerciante al agregar que los narcos son de Itatí, pero no llevan su negocio a otros lados.


Su pareja, a su vez, alegó que los negocios ilegales de la frontera están reservados para unos pocos con el capital suficiente y que los demás son simples trabajadores, en concordancia con muchos otros. “¿Cómo hace una persona como vos o como yo para comprar 500 kilos o 1.000 kilos y después distribuirlos? Sólo si tenés alguien de arriba, ahí te parás rápido”.


Sin embargo, al hombre no le interesan ni molestan los negocios turbios de la zona, ya que dice que no interfieren en su vida. “Esto es una tranquilidad, una paz, ciento por ciento seguro. En Itatí no vas a encontrar droga, nadie fumando, todos vienen, se refrescan en el agua lo más tranquilo. La droga agarran en otro lado, los capos viven en Itatí y desde acá manejan todo”.