Las generaciones del Misionero de Pista

Jueves 18 de mayo de 2017 | 10:13hs.
Deivid y su padre Roby Skowron, de 17 y 48 años respectivamente, las generaciones y la pasión que dan vida al automovilismo misionero. | Foto: Miguel Mendieta

Por Pablo Lizarraga
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La Federación Misionera de Automovilismo Deportivo (Femad) cumplió 40 años el 29 de abril y lo celebró con la realización de la segunda fecha del Misionero de Pista, que se disputó en el Autódromo Rosamonte de Posadas.

Hipólito Argentino Cortés, el creador y padre de la Femad, siempre trabajó para que su obra sea grande y que llegue el ansiado recambio de pilotos. Seguramente los diez hijos de campeones, subcampeones o terceros del Pista, que estuvieron en el trazado capitalino lo habrán llenado de orgullo y desde algún lugar del cielo habrá dicho "misión cumplida".

Cristian Grygorszyn, (hijo de Héctor), Tomás y Nicolás Sniechowski (Marcelo), Arnoldo Brandt (h) (Arnoldo), Juan Pablo Urrutia (Enrique), Iñaki Beitia (Crispín), Javier Soczyuk (Mariano), Mauricio De Lima (Rubén), Deivid Skowron (Roberto) y Yuliano De Ley (Carlos) charlaron con El Territorio. Los padres e hijos dejaron sus sensaciones de vivir la transición.

En la sangre
"A mí siempre me gustó. Tengo pocos recuerdos de mi papá corriendo, la mayoría los vi por videos y el acuerdo era que nos teníamos que recibir y ahí podíamos correr, así que ni bien me recibí le traje el título y fuimos a probar", contó Juan Pablo Urrutia (23), quien es licenciado en dirección de negocios y actual piloto de la Clase 2.

"A Juan Pablo le gusta, es un apasionado y debutó a la misma edad que yo, a los 23. Como la mamá no quería, el acuerdo fue, me traen el título, les compro el auto y vamos 50 por ciento con el presupuesto", comentó Enrique "Quique" Urrutia, quien fue campeón en Misiones de las categorías Más 200cc Promocional (1979), TN-Clase C (1981), 2300cc (1982), Fuerza Libre (1983), TN Clase B (1984), TP-Clase 2 (1987).

"Él siempre hizo deporte, vio un montón de deportes acá y en Europa, recorrió el mundo y el día que su hermano estaba probando el auto acá en Posadas, terminó la prueba, se subió y después me dijo ‘papá es lo mejor que me pasó en la vida’ y ahí fue imposible decirle que no", agregó Quique, quien además fue subcampeón de la Clase 2 del TN en 1986.

Sobre su hijo dijo que "es responsable, cuida su estado físico, mira las cámaras, trabaja en el simulador y tiene respeto por sus rivales y por su equipo. Para mí verlo correr es cumplir un sueño y soy un agradecido de la vida de poder compartirlo con él".

"Quiero correr con él"
Iñaki Beitia vivió su primera carrera en la Clase 2, usando el buzo con el que su padre Crispín se despidió del automovilismo. Además lo hizo con un auto del Bohn Competición, el último equipo que usó su progenitor en el provincial.

"Yo vengo del karting y mi familia siempre me apoyó, mi papá me da consejos y mi mamá no se mete, ella sólo quiere que nos vaya bien en la escuela. A mi papá siempre lo vi y siempre me da consejos de cómo encarar tal curva y siempre me ayuda, porque trata de transmitirme su experiencia. A mí me gustaría correr algunas carreras con él", explicó el adolescente de 18 años.

"Para mí es difícil hablar de él, es una emoción muy grande, pero lo importante es que gane experiencia, que termine las carreras y que pueda disfrutar. Yo disfruto mucho cuando lo veo arriba del auto", afirmó Crispín, quien fue campeón del TC Misionero en el 2006.

De lo virtual a lo real
Javier Soczyuk fue un destacado jugador de básquet de Mitre y hasta había llegado a integrar las selecciones nacionales juveniles. Hasta los 25 años no había seguido los pasos de su papá Mariano, quien lleva más de 20 años corriendo en el automovilismo provincial.

"Me anoté en un concurso de TC virtual y el primer semestre fui un desastre. Pero en el segundo empecé a ganar carreras y gané el título a nivel nacional. Fue así que organice una cena en casa y llegué con el trofeo y le dije a mi papá que quería probar el Ford", contó entre risas Javier (28).

"Empecé a probar el año pasado y la idea era ir a Clase 1 pero no había autos, así que salió la idea de correr en el Ford y se dieron un par de cosas y hoy correr con mi viejo al lado no tiene precio", explicó entre lágrimas.

"De mi papá me acuerdo cuando ganó en Eldorado, estábamos todos, hasta mi abuelo, que fue el que nos metió en el automovilismo. A él le hubiese gustado mucho ver este momento, no lo pudo ver en vida pero seguro que nos guía desde el cielo", contó y se quebró el joven, que en cada carrera del Pista viaja desde Buenos Aires a Misiones.

Mariano y Javier compartieron en Oberá y Posadas la pista. "La primera carrera que compartimos en pista, yo estaba en mi auto pero mi cabeza no, estaba más preocupado porque él llegue que por llegar yo. Así me fue, me fui afuera, choque, pero después me bajé y disfruté de verlo manejar, son sensaciones muy fuertes que son difícil de explicar", dijo Mariano Soczyuk (58), quien fue tercero en el TC del Nordeste en 1994 y desde 1991 al 98 no bajó del cuarto puesto en el campeonato de las desaparecidas cafeteras.

El sueño del pibe
Deivid Ayrton Skowron tiene 17 años recién cumplidos y en Posadas anotó su nombre entre los ganadores de Pista. Con el buzo que usó su padre Roberto "Roby" Skowron en los 90, el adolescente ganó las dos finales en la Clase 1.

Su padre fue el que más sufrió en los boxes y descargó su alegría al ver la tarea cumplida por parte de su descendiente. "Mi tío Jonny Klimiuk fue el que más insistió en que corra, mi mamá no quería y mi papá trataba de no meterse, pero a mí siempre me gustó. Siempre soñé correr con el buzo de él así que ni bien salió la fecha fui y le saque el polvo y acá estoy", contó entre risas.

"Charlamos mucho pero lo dejo ser libre y que él defina su estilo de manejo. A él le gusta el fútbol y hace varios deportes, pero cuando le hablas de los autos de carrera queda loco. Se pone una meta y va y la cumple", explicó Roby (48), quien fue subcampeón de la Clase 2 en 1992.

"Par mí es un orgullo verlo correr, no te voy a negar que no sufro, porque se sufre muchísimo, me pone muy contento su presente y viene haciendo bien las cosas, así que creo que va a andar bien", agregó.

Seguir la historia
Mauricio es la cuarta generación de De Lima que llega al Pista. Su padre Rubén fue el último campeón del TC del Nordeste en el 2006. Sus hermanos Damián y José Luis, fueron campeones en la Promocional 850cc en el 2006 y de la Promocional 1,4 en el 2015, respectivamente.

"La verdad es que tengo mucho apoyo de toda mi familia, a veces yo me presiono sólo por querer andar bien, pero nadie me exige nada y todos me ayudan para andar mejor", explicó el popular Mauri.

"Más allá de que los otros ya corrieron, los nervios son distintos porque él es el mimado de la casa y se sufre más que con los otros. Yo me doy cuenta que le gusta, quiere aprender y esta en el taller todo el día", confesó Rubén, quien volvió a abrir su propio taller después de diez año para preparar el auto del menor de sus hijos.

"El recambio generación es muy bueno y es algo por lo que siempre luchó Hipólito Cortés, creo que él, estaría muy contento de saber que diez hijos de campeones o subcampeones están en pista", reflexionó De Lima.

Orgullo del padre
Marcelo Sniechowski fue campeón de la Clase 1 del Misionero de Rally en 1986, 87 y 88 y es el padre de Tomás y Nicolás, los actuales pilotos de la Clase 2 que son protagonistas en cada carrera.

"La verdad que a pesar de la tensión que se sufre cuando están en las pistas, cosa que no me pasaba cuando yo corría, lo disfruto mucho. Cada vez que voy disfruto más, al verlos como día a día van tomando experiencia y al verlos más seguros sobre los autos", indicó el apostoleño que se destacó con un Fiat 128.

"Si bien siempre buscamos como primera medida la seguridad de ellos, sin dudas que hay una gran mezcla de pasión y tensión por el deporte que practican", destacó.

El que se viene
Yuliano De Ley, es hijo de Carlos De Ley, y estuvo girando en Posadas y Oberá en las pruebas extraoficiales, pero todavía no largó en la Copa Fiat 1,4.

El adolescente de 16 años en cualquier momento será de la partida.
"Cuando lo vi correr tuve sensaciones que nunca en mi vida tuve. Fue algo tan lindo y a la vez un orgullo interno que es difícil de explicar. Por momentos querés que haga todo bien, por momentos querés que haga el tiempo o que le emboque a tal curva de tal forma y como padre no es fácil, porque vos no podés estar con él arriba del auto para ayudarlo", indicó Carlos quien fue campeón en la 850cc en el 2007.

"Yuliano tiene la escuela del karting, que yo no tuve y en algunas cosas es más rápido que yo, va a ir probando en las distintas pistas y si puede estará cuando volvamos al asfalto, pero la idea es que él haga su experiencia", afirmó.

El pequeño Yuliano, de pocas palabras, sólo asintió con la cabeza los dichos de su padre y espera su oportunidad para salir a pista y sumarse al olimpo de hijos de campeones que viene sumando el campeonato Misionero de Pista.