Se acabó la tradicional práctica culinaria de tirar las langostas vivas al agua hirviendo para cocinarlas en Suiza, cuyo gobierno estableció que antes deberán ser aturdidas o anestesiadas, en el marco de una revisión de su legislación en materia de protección animal. Los crustáceos vivos, incluida la langosta, ya no podrán ser transportados sobre hielo o agua helada. Las especies acuáticas deben mantenerse en su entorno natural. Desde ahora los crustáceos deben ser aturdidos antes de matarlos, señala la normativa aprobada por el Gobierno el miércoles y que entrará en vigor el próximo mes de marzo.