Un rayo mató a dos misioneros que acampaban en balneario de Ituzaingó

Domingo 14 de enero de 2018
Lo que pintaba como una mañana tranquila entre los veraneantes que acampaban en el balneario municipal de esta ciudad se transformó en tragedia para dos familias misioneras cuyos hijos murieron en el acto al ser alcanzados por un rayo mientras dormían en sus carpas.
Fueron identificados como Juan Manuel Salinas (24) y Juan Leandro Hartmann (20), el primero posadeño y el segundo oriundo de Capioví, pero con domicilio actual en Posadas por cuestiones de estudio. Según conocidos, habían llegado el viernes a la tarde junto a un grupo de amigos para pasar el fin de semana.
La descarga impactó de lleno en la estructura de las carpas en las cuales descansaban por separado los dos fallecidos, junto a los otros jóvenes (también misioneros) que resultaron heridos y recibieron atención médica en el hospital local como consecuencia de haber sufrido quemaduras leves en sus cuerpos, mas allá de golpes y raspones que se hicieron corriendo en busca de un refugio.

Mañana trágica
Todo sucedió alrededor de las 7.30, cuando el movimiento de personas deambulando por el predio era casi nulo, de acuerdo a lo que explicaron algunos acampantes que, pese a la complicada situación climática, se resistían a abandonar el lugar. 
Coincidieron que el clima estaba lindo hasta por lo menos las 4 de la madrugada, por lo que intuyeron que iba a ser un sábado perfecto. Nada de eso pasó, porque en minutos una sucesión de tres rayos desató la tragedia.
“Fue una situación terrible. No había gente despierta pero la explosión fue tan fuerte que en ese instante se levantaron muchos, salieron de sus carpas y empezaron a gritar, a correr buscando dónde refugiarse porque recién ahí se dieron cuenta del temporal que se venía”, recordó Camila, quien junto a tres amigos llegó desde Corrientes capital. 
En ese contexto, agregó que “un rato antes había caído un rayo pero se escucho re lejos, generando un corte de luz en la zona, después hubo un segundo y el tercero directamente movió todo el suelo. Ese fue fatal”.
Sobre lo que pudo observar después de la descarga, dijo que “se escuchó un grito seco desde las carpas de los chicos estos, que estaban bastante cerca de nosotros. Entre todos corrimos hasta un quincho que está cerca de los baños para refugiarnos y, al mirar hacia atrás buscando con la vista a mis amigos, vi que había gente tirada en el suelo y otros tratando de levantarlas. Fue desesperante”.
“Nadie sabía qué pasaba afuera, todo era corridas, empujones y gritos. Ni queríamos salir de ese lugar hasta que vinieron los patrulleros de la Policía, bomberos, ambulancias. El cielo se abrió y nos acercamos hasta el perímetro que habían hecho, ahí vimos a los chicos fallecidos entre lo que quedó de las carpas”, recordó.

“La carpa se desintegró”
El luctuoso episodio generó un tan inmediato como masivo regreso de los acampantes hacia Misiones. Es que, según estimaciones de los encargados del camping, de los 300 acampantes, alrededor del 80 por ciento era oriundo de esta provincia, por lo que la mayoría desarmó su carpa, cargó todo en el auto y regresó a casa. 
En el complejo, los cuidadores se ocuparon durante varias horas de recibir y acompañar a los que buscaban sus pertenencias, que quedaron esparcidas por el sitio. 
“Fue muy rápido, cuando empezó la llovizna y a ponerse feo comenzamos a pedirle a todos que salgan de sus carpas, pero muchos dormían y, de un momento a otro, los rayos empezaron a explotar. El sistema eléctrico se desarmó, la carpa de los chicos que murieron se desintegró por completo y ahí fue un descontrol. Todos corrían para ponerse a salvo”, rememoró uno de los encargados, asegurando que “es la primera vez que pasa algo así desde que funciona este complejo”.
Mientras los heridos fueron llevados hasta el nosocomio, los demás fueron evacuados en el polideportivo municipal con vehículos dispuestos por el jefe comunal. 
Desde ese lugar se pudieron comunicar con sus familias y organizar el regreso, lo que se concretó en su totalidad a primera hora de la tarde.
Los cuerpos, en tanto, fueron llevados ayer a la morgue de la capital correntina para la autopsia que estará a cargo del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial.

“Sentía que se me explotaba el pecho, que me moría ahí mismo”
ITUZAINGÓ (ENVIADOS ESPECIALES). Con dolores musculares y casi sin poder moverse, Pablo Mereles (22) permaneció hasta la tarde de ayer bajo observación de los médicos en el hospital. Es uno de los sobrevivientes que más cerca estuvo de la muerte. Tanto, que un amigo murió a su lado, ya que compartían la misma carpa en la que impactó de lleno el rayo.
Forman un grupo de seis chicos del barrio Santa Rita de Posadas, que llegaron el viernes y pensaban regresar esta noche. Sólo lo harán cinco. “Me duele todo. No puedo creer estar vivo porque sobre que pasó, estaba consciente pero no me podía mover. Sentía que se me explotaba el pecho, que me moría ahí mismo. Fueron los segundos mas largos de mi vida”, le dijo escuetamente a El Territorio, desde su cama.
Pablo dormía junto a Salinas, cuando el fenómeno explotó en su carpa. “Pasamos una noche re linda entre todos, nos sacamos cientos de fotos, había estrellas por todos lados por eso imaginamos que iba a ser un sábado tremendo, pero nos equivocamos porque hoy estamos de duelo. Cuando se escuchó un rayo, empezó el griterío y un segundo después se desintegró nuestra carpa, se derritió y sentí que me quemaba, no me podía mover. No se como sobreviví. Me duele todo el cuerpo. Fue un momento desesperante querer correr y no poder”, sostuvo.

“Se termina todo”
En otra cama de la misma habitación, Julio Chamorro (18) también se reponía de sus dolencias, pero más del susto. El joven posadeño estaba en otra carpa, a metros de la que ocupaba el otro misionero fallecido. 
Su caso es similar al de Mereles. La potencia de la descarga lo dejó inmóvil en el suelo hasta que lo rescataron. “Quería correr pero no podía, sentía mucho dolor en los músculos y mientras tanto, del suelo veía a la gente buscando ayuda, sin poder moverme. Fueron segundos, los peores que recuerdo. Hasta en un momento pensé: ‘Listo, acá se termina todo me voy a morir’ y se me vinieron imágenes de mi familia”, dijo. 
Sus amigos corrieron a tiempo después de abrir el cierre de la carpa y se pusieron a salvo. Eran parte de los heridos que recibieron atención médica pero antes del mediodía estaban recuperados. Un grupo de padres llegó rápidamente hasta esta localidad y se fueron cuando confirmaron que todos estaban bien.

Taekwondo, música y estudios
Lenadro Hartmann tenía 20 años cuando la tragedia lo alcanzó mientras dormía en una carpa del camping municipal.
Era oriundo de Capioví, donde comenzó con la práctica de taekwondo ITF. Enseñó mucho tiempo en el Salón Parroquial de Capioví después de que el sacerdote Giberto Salares,que fue su maestro y sabon, fue trasladado a Posadas. Cantaba en la iglesia de Capioví y formó una banda. Cuando terminó el secundario resolvió irse a vivir a Posadas y comenzó su carrera terciaria en el Instituto Arnoldo Janssen. En diciembre aprobó todas las materias -su compañaeros lo recuerdan como un excelente alumno- y pasó a tercer año de electrónica automotriz.
El viernes por la tarde habían llegado junto a sus amigos a Ituzaingó para pasar unos días, pero ayer un rayo terminó con su vida y la de Juan Manuel Salinas (25).

Lluvias y asistencias 
Posadas, Oberá y Candelaria (Corresponsalía). Ayer se registraron sobre la ciudad capital cerca de 150 milímetros de agua caída, según los datos de la Opad. El promedio es más alto de lo que estaba estimado, ya que desde Alerta Temprana habían manifestado que se esperaban 120 milímetros en tres días. A la vez, expusieron que la inestabilidad se mantendrá hasta el lunes por lo menos, con mejorías temporarias. 
El fenómeno de las lluvias intensas se repitió en otras localidades de la zona Centro y Sur, generando anegamientos en las calles a raíz de las alcantarillas taponadas y en Oberá desbordó un arroyo en la zona baja.
Desde Defensa Civil de Misiones expusieron que en Posadas y Garupá unas siete familias precisaron de asistencia, pero no se registraron casos de gravedad. “En el barrio Ñu Porá hay obras de cordones de cunetas y esto generó que el agua se desvíe e ingrese a las casas, pero al poco tiempo bajó el nivel y se normalizó la situación”. 
Además, cerca del centro posadeño un árbol se desplomó y cayó en un muro, debido a que la tierra se lavó. Mientras, otra familia fue asistida porque tenía filtraciones en el techo. 
En Oberá se produjo el desborde del arroyo Tuichá y el anegamiento de varios terrenos en el sector bajo de Villa Cristen, aunque no fue necesario evacuar personas. 
También hubo inquietud por el avance de los cauces de los arroyos Mbotaby y Lata, sobre los cuales residen cientos de familias en barrio Sapucay, Cien Hectáreas y San Miguel. De todas formas, en dichos sectores no se registraron desbordes.“Diez patios se anegaron, pero por suerte el agua no llegó a ingresar a las viviendas; cada vez que llueve mucho el arroyo se desborda, hace años que reclamamos una mejor canalización”, explicó Ramón Barboza, presidente de la comisión vecinal.
En Candelaria la comuna concretó trabajos con máquinas en las calles terradas, ya que muchas se vieron afectadas por la gran cantidad de agua caída. Aunque no se registraron evacuados.